Caballeros 1

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sábado, 15 de septiembre de 2018

Leucipo y Galatea/ Galatea y Leucipo.




La Galatea de este mito era una cretense casada con Lampro, hombre humilde y de carácter “bondadoso”.

Galatea se quedó embarazada, sabía que  su esposo ansiaba un hijo varón y expresaba su intención de abandonar al bebe en caso de que fuera una niña ( razón por la que entrecomillo el adjetivo bondadoso con el que se le retrata en los mitos). Galatea da a luz una hija y desesperada busca ayuda en  los sabios adivinos quienes le aconsejaron que  vista a su hija como varón, y le dé por nombre Leucipo, para que así  Lampro no la obligue a abandonarla. Con los años, Leucipo se volvió muy hermosa y llegó el momento en que ya no se podía ocultar su verdadero sexo, pues su cuerpo desbordaba delicadeza y femineidad.

Temiendo por la vida de su querida hija, Galatea acudió esta vez a poderes más altos y se dirigió al templo de Leto (madre de Apolo y Artemisa) y allí pide a la diosa que cambie el sexo de su niña. Leto se apiadó de sus súplicas y la hermosa doncella fue convertida en un guapo varón.

 

domingo, 17 de septiembre de 2017

Leyenda celta: Melusina.

 El rey Elinas de Albión perdió a su mujer muy joven, y nada podía consolarlo. Para intentar olvidar su soledad salía cada mañana a cazar sin ninguna compañía. Un día, a mitad de la jornada, llevado por el cansancio se acercó a una fuente a beber.
Una bella mujer de cabellos rubios y piel blanca estaba sentada en el borde de la fuente. La joven se llamaba Pressina y era un hada de buen corazón. Cuentan que el rey, nada más verla, quedó impresionado de la belleza de la joven y le pidió que se casara con ella. - Me casaré contigo, noble caballero, pero tienes que prometerme una cosa. Nunca podrás verme en el momento de dar a luz, porque entonces me veré obligada a dejar tu presencia. - Así lo haré, amada mía. Y cuentan que se casaron y fueron muy felices. Llevaban muy poco tiempo de casados cuando ella quedó en estado, y el día del parto avisaron las doncellas al rey de que su mujer estaba dando a luz a tres hermosas niñasEl padre, llevado por la emoción, entró en la alcoba ante la sorpresa de su amada. En ese momento desaparecieron las cuatro, el hada Pressina y sus tres hijas: Melior, Palestina y Melusina, que se refugiaron en la Isla de Avalon.
Crecieron las niñas sabiendo que vivían pobremente allí cuando podían ser princesas, si no hubiera sido por el descuido de su padre, y desde muy pequeñas reprocharon a su padre el error que cometió. Con los años este sentimiento se fue convirtiendo en odio y querían venganza. Incitadas por Melusina, las tres hermanas aprovecharon un descuido para encerrar a su padre en el Monte Braudelois, de donde no pudo salir. Cuando la madre supo lo que sus hijas habían hecho con el hombre que ella tanto había amado les echó una maldición. Melior fue encerrada en un castillo,condenada hasta el fin de sus días a proteger a un gavilán prodigioso,pero a pesar del encierro conservaba su belleza. Palestina no podía salir de una cueva en el condado de Barcelona.A Melusina le tocó la peor parte, la convirtió en serpiente de cintura para abajo y le dijo:- Y tú, Melusina, por ser la instigadora del crimen cometido contra tu padre, tendrás que cuidar toda tu vida de la fuente sagrada. Puedes vivir si quieres como mortal, pero eso sí, todos los sábados la mitad de tu cuerpo se convertirá en serpiente, para que nunca olvides el mal que has hecho contra tu progenitor. Y podrás casarte si quieres, pero nunca podrá tu marido verte mientras estés en ese estado. Si alguna vez rompe esta condición deberás abandonarlo al instante y pasarás el resto de tus días convertida en serpiente.... "
Cierto día, habiendo salido a cazar, Raymondin mata accidentalmente a Aymeric de Poitou cuando lo que intentaba era salvarle la vida del ataque de un jabalí. Desolado e invadido por la desesperación, Raymondin vaga por los bosques sin saber como comunicará tan infausta nueva a los hijos del muerto, mas hete aquí que, junto a una fuente, La fuente de la sed, se encuentra a una bella muchacha vestida de blanco: es el hada Melusina. Melusina le consuela y le da la solución para explicar a los hijos del conde de Poitou, como sucedió la muerte accidental de su padre.
Raymondin, prendado tanto de su belleza como de su sabiduría, la pide en matrimonio, imponiéndole ella sólo la condición de que los sábados le permita retirarse a sus aposentos sin ser vista en todo un día y una noche, a lo que su enamorado se aviene sin discutir. El caballero regresa a la corte del hermano de su padre y relata a sus primos como sucedieron los hechos conducentes a la muerte del conde; sus primos aprecian la nobleza de su conducta y no tienen nada que reprocharle, al contrario, pues le ofrecen como regalo de bodas unas tierras que él debe elegir, entonces el hada Melusina le aconseja que pida toda la extensión que pueda caber en una piel de ciervo, y, cogiendo esa piel, hace largas tiras de ella, las cuales, al ser enlazadas, dan un inmenso territorio que desde entonces será su feudo. Ambos contrajeron nupcias y Melusina le hizo el presente de construir, con ayuda de otras hadas y entidades mágicas, el castillo de Lusignan para él, aparte de la capilla en la que se casaron.
 
Vivieron felices muchos años, hasta que un malhadado día, el conde de Forez, hermano de Raymondin, en el transcurso de una alegre cena que se celebraba precisamente la noche de un sábado, vertió insidioso en su oído comprometedoras dudas acerca de la desaparición de su esposa Melusina, ya que no compartía con ellos la mesa. Entonces, Raymondin, acicateada su curiosidad, subió a las estancias del hada y espiándola por el agujero de la cerradura pudo descubrir el secreto tan celosamente guardado; ella estaba en el baño y de cintura para abajo era una serpiente.
Con todo, y porque la amaba, Raymondin prefirió callar y no comentarle a nadie lo que había visto. Sin embargo, tiempo después, uno de sus hijos, Geoffroy, enzarzado en lucha fraticida con su hermano Fromont, acabó con la vida de éste, arrasando el convento en donde era monje, con cuya existencia pagaron también los demás religiosos al haberle acogido.

 Raymomdin entonces acusó a Melusina de haberle traído la desgracia a su linaje, y rechazando las muestras de consuelo que su esposa le ofrecía la trató de odiosa serpiente, lo cual hizo comprender al hada que el secreto había sido descubierto, o sea, que Raymondin no cumplió su palabra dada como caballero.
Melusina, herida en lo más profundo por la traición, se encolerizó y huyó volando del castillo, para no volver más que de noche a visitar a sus hijos, pero nunca a Raymondin, quien la perdió para siempre, acabando sus días como ermitaño en la montaña de Montserrat.
La leyenda del hada Melusina es una de las más curiosas y extravagantes que nos ha regalado la Edad Media. Popularizada por Jean D’Arras en el siglo XIV y magistralmente recreada por Manuel Mujica Láinez en su novela El Unicornio, podemos encontrar un buen artículo sobre ella en la Wikipedia.
Otros artículos sobre novelas de caballería en el siguiente enlace:
 

lunes, 16 de enero de 2017

Lilith. Melusina.

Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador es, según el mito, una criatura espontánea y libre, de fascinante belleza, que posteriormente se convirtió en un ente maléfico.
Se ha comparado a Lilith con las terribles lamias de la tradición grecorromana (recordemos a la reina Lamia que por su crueldad fue transformada en fiera y que devoró luego a sus hijos) y con las lamias de las creencias medievales, tanto seres de rostro de mujer y cuerpo de dragón como maléficas féminas que se alimentan de niños, que conviven con dragones acumuladores de tesoros en cuevas, y que tienen como distintivo un peine de oro, estando muchas veces provistas de unas patas (en lugar de pies) que terminan en pezuña hendida; guardan cierto parecido con algunas representaciones de las regentes y protectoras de fuentes y manantiales gallegas y cántabras, herederas de la tradición celta, y con algunos personajes femeninos de cuentos y leyendas que, a veces, aparecen con uno de sus pies correspondiendo al de un macho cabrío o al de una oca, siempre aludiendo a la presencia de un componente animal todavía activo, algo arcaico aún no del todo eliminado de ellas. Se le ha encontrado cierta semejanza a Lilith con las Xanas (Janas: Dianas) astures y las lamias del folklore vasco, aquellos seres similares a las hadas, a las ninfas y a criaturas de la Naturaleza semejantes, servidoras y a veces representantes de la propia Diosa Mari (la Gran Madre y también la Madre Tierra), que castigan y premian a los humanos (uno de sus regalos favoritos es la posibilidad de transmutar el carbón o paja de sus favorecidos en oro); que habitan en montañas, cavernas, cuevas y oquedades diversas, así como en manantiales y fuentes; y que a menudo aparecen hilando o alisando su largo cabello con unos peines de oro que semejan la media luna, o recorren los cielos, aureolada su cabeza con el blanco resplandor de la luna llena, o bien cruzan el firmamento portando una hoz de oro mientras arrastran consigo las tempestades y se envuelven en unas lenguas de fuego que desdibujan y afilan sus miembros inferiores.
 Además, se ha equiparado a Lilith con seres semejantes a las ondinas o a las nereidas, imaginándosela entonces con la parte inferior de su cuerpo correspondiendo a un animal acuático, tanto un pez como una serpiente marina.
Miguel Ángel, Capilla Sixtina.
 


domingo, 15 de enero de 2017

De sirenas.

La sirena del Orzán.


El cardenal Jerónimo del Hoyo se hacía eco en el siglo XVII de la presencia en los alrededores de A Coruña de «certos peixes semellantes a homes, agás no feito de teren mans e pés lixeiramente tortos por culpa da natación que practican arreo. Estes exemplares, a quen chaman homes mariños, posúen nas súas costas finas e pretas espiñas que semellan pelos, e deles din os mareantes que a súa presenza nas augas é sinal de boa pesca, alén de seren amigos dos humanos, que acostuman darlle pan». Entre el mito y la ficción se sitúan testimonios de marineros que aseguran haberlos visto en el mar, tratando de subir a sus barcos o huyendo ante la presencia de los humanos.
   Otra de las leyendas que relaciona el apellido Mariño con las sirenas tiene su origen en Ares. El epicentro mitológico de la zona son las dos islas Miranda, asociadas a una sirena. Un hidalgo la descubre, se enamoran y se casan en secreto. Con el tiempo, las escamas dan paso a dos piernas y la sirena abandona su vida junto a las Mirandas. Añade la leyenda que fruto de la unión se inauguró el linaje de los Mariño. El escritor Antonio Reigosa ofrece una variante. «Un mariñeiro casa cunha serea muda e teñen un fillo -relata-; un día, farto do seu silencio, ameaza con matar ao cativo e a serea berra e expulsa algo que lle obstruía a gorxa».
   La más famosa de las sirenas gallegas es la de Finisterre, también se la relaciona con el apellido Mariño.  Allá por el año mil, el caballero Mariño cayó al mar y fue rescatado por la sirena de Finisterre. Ésta se enamoró de él y lo retuvo como amante. Después, le permitió volver a tierra; a cambio, ella se llevaría al mar a cada descendiente varón que naciera con los ojos azules. Gonzalo Torrente Ballester escribió un cuento ambientado en el siglo XX partiendo de esta leyenda.
 
 
  


 
http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/11150/CC-66%20art%2013.pdf;sequence=1

La sirena de San Amaro

   También es muy conocida la estatua del sireno de Vigo, lo que no es tan conocida es su historia, El 10 de mayo de 1739, los pescadores del puerto de Vigo tuvieron un encuentro con un misteriosos ser marino. El diario irlandés Belfast Newsletter recoge la noticia en su edición del día siguiente.
El monstruo, llamado Merman por el autor de la noticia, fue capturado por algunos pescadores de la ciudad. Su descripción es bien extraña: medía aproximadamente 1, 70 metros desde sus pies a la cabeza, provista de una larga barba y bigotes. Su piel era negra y algo peluda.

El Merman tenía un cuello muy largo, brazos cortos y manos muy largas y exageradamente grandes en proporción a su cuerpo, con largos dedos, como los de un hombre y con las uñas en forma de garra.
Los dedos de los pies también eran muy largos y parecidos a los pies de un pato, con aletas en la zona del talón que parecían “las alas con las que los pintores representan al dios Mercurio en sus cuadros”. Para rematar la extraña morfología de este monstruo marino, en el extremo inferior de su espalda tenía una aleta de unos 30 cm de largo por 40 de ancho.

Desconocemos qué fue del ser, si fue devuelto nuevamente al mar o se conservó durante algún tiempo en el puerto. La noticia no arroja más luz pero, curiosamente, Vigo cuenta –entre sus muchos atractivos para el visitante- con la presencia de una estatua dedicada al Merman…o al Sireno, como es conocido en el lugar.

El Sireno, de Francisco Leiro
Este Sireno es un punto de referencia básico de la ciudad. Obra del escultor gallego Francisco Leiro, fue
instalado en la Porta do Sol en 1991 y representa un híbrido entre un humano y un pez. Elevado a 13 metros de altura sobre un pedestal hecho con dos columnas de granito negro pulido, este ser imaginario (o no) mira fijamente hacia el mar, tal vez recordando un tiempo en el que su morada se encontraba allí…
  
 También encontramos historias de sirenas en El Miño.

o en Lugo, esta es la de Foz.