Caballeros 1

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martes, 26 de febrero de 2019

Lengua .La segunda.


MALTRATADAS
 Dejémonos de catecismos, torás y coranes. El infierno está en la tierra y el otro barrio es este. Tras la puerta de ese adosado tan coqueto con su felpudo de Bienvenidos y sus arbolitos podados por la dueña, como Ikea manda. A bordo de ese todoterreno con esos trillizos tan monísimos rumbo al cole con papá y mamá turnándose al volante. En los ojos de esa compañera de oficina que corre al baño como si la llamara Dios cuando le suena el móvil y vuelve como si hubiera visto al diablo. Porque puede que, en efecto, lo haya oído al otro lado. Quizá esas tres señoras de su casa vivan un martirio y no lo digan. O no lo sepan. O no quieran saberlo hasta que acaba sabiéndolo todo el mundo por un breve de un periódico, y eso si ese día no hay partido del siglo.
 Demasiadas mujeres ven al maligno tras la puerta de su chalé, de su cochazo, de las llamadas de su marido al trabajo. Claro que las hay sin recursos, marginadas, pobres desgraciadas. Pero también psicólogas expertas en abusos, juezas que dictan órdenes de alejamiento a maltratadores, periodistas hartas de escribir sobre violencia de género, maestras que enseñan a las niñas a no dejarse controlar por ese noviete que les mira el móvil. Son tan tontas que no denuncian. Tan ciegas que no ven lo evidente. Tan sumisas que no huyen del verdugo, creemos las enteradas. Lo que no sabemos es que cuando él le da el primer golpe es porque sabe que puede dárselo. Porque antes les ha llamado patéticas, putas, inútiles de mierda hasta que sabe que le van a perdonar su mal pronto. Que no van a contárselo a nadie por sus padres, por sus hijos, porque esta es la última vez y no habrá otra.
 Cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas en 36 horas. Tenían nombre, amigos, familia, vidas. Pero vivían en el infierno puerta con puerta con nuestra soberbia ignorancia. Nos hemos enterado tarde, mal y nunca. O no hemos querido enterarnos. Luz Sánchez Mellado, El País

I. ANÁLISIS Y COMENTARIO DE TEXTO (máximo 4 puntos)
 1. Resuma el texto (máximo 1 punto).
 2. Señale el tema, la tesis y los argumentos (máximo 1.5 puntos).
3. Redacte su opinión sobre el tema del texto, de forma breve y razonada (máximo 1.5 puntos).
II. LENGUA CASTELLANA (máximo 7 puntos)
5. Analice sintácticamente el siguiente fragmento (máximo 2  puntos):
 Antes les ha llamado patéticas, putas, inútiles porque sabe que le van a perdonar su mal pronto.
 6. Analice morfológicamente las dos palabras siguientes que aparecen en el texto (identificación, clasificación y división en elementos constituyentes cuando sea posible) (máximo 1´5  puntos):
 todoterreno (línea 3), vivan (línea 7).
7. Escriba un breve texto (de unas cinco líneas), que tenga sentido, en el que aparezcan una subordinada adverbial y dos subordinadas sustantivas (una con función de sujeto y la otra con función de complemento directo). Identifícalas (2  puntos).
8. Escribe un breve texto (de unas cinco líneas) en el que aparezcan cinco palabras diferentes con un sinónimo y un antónimo cada una. Identifícalas (1.5puntos)

lunes, 15 de enero de 2018

Examen: La verdad sobre el caso Savolta.


Preguntas tipo sobre La verdad sobre el caso Savolta: 1. Xénero literario: entre a novela histórica, a novela policíaca e o folletín. 2. Análise de personaxes. 3. Tempo e espazo. 4. Estrutura e punto de vista narrativo.



1.- La novela de Mendoza va precedida de un fragmento del Quijote. Explica por qué crees que el autor ha seleccionado este texto.

…o  tienes  por  qué  tener  miedo,  porque  estos  pies y  piernas  que  tientas  y  no  ves,  sin  duda  son  de

algunos  forajidos  y  bandoleros  que  en  estos  árboles están  ahorcados;  que  por  aquí  los  suele  ahorcar  la  justicia  cuando  los  coge,  de  veinte  en  veinte  y  de treinta  en  treinta;  por  donde  me  doy  a  entender  que debo de estar cerca de Barcelona.

CERVANTES :Don Quijote de la Mancha.

2.- Localiza en la obra el texto que va a continuación. Explica el desarrollo de la relación entre Javier y María ( ¿Javier Miranda había sido más bien espectador o testigo? ¿ Crece su papel de protagonista? Explica en qué medida responde a patrones de folletín senti­mental . Explica los rasgos de María Coral con los que se va per­filando su personalidad.)


   Sucedió que nos peleamos y le arrojé a la cara cuantos reproches me vinieron a las mientes. Estaba muy excitado y la batalla dialéctica se inclinaba a mi favor: María Coral resollaba, tenía los ojos húmedos y los hombros alicaídos. Parecía un boxeador en decadencia. Por último con la voz rota, me suplicó que me callara, que no le hiciese más daño. Yo debía de tener nublado el cerebro, porque arremetí con nuevos bríos. María Coral se levantó de su silla y abandonó el saloncito. La seguí por los pasillos, entro en su habitación, cerró la puerta y corrió el cerrojo. El diablo me dominaba: tomé carrerilla y cargué mi hombro contra la puerta. Cedió la hoja, saltaron las astillas y se desprendieron los goznes. María Coral estaba en pie, frente a la cama, dando evidentes muestras de temor. La tome en mis brazos, la abracé y la besé. ¿Con ánimo de humillarla? ¡Quién sabe!. Ella no se resistió, no hizo el menor movimiento, como ausente o como muerta. Me arrodillé a sus pies y enlacé su cintura. Entonces me rechazó de un rodillazo que dio conmigo en tierra. De un brinco me incorporé de nuevo. María Coral se había tendido en la cama, con los brazos y las piernas separados, los párpados sellados, la respiración agitada. Si yo hubiera tenido un ápice de lucidez habría recogido velas y habría salido quietamente de la alcoba, porque todas las bazas estaban en mi mano pero yo no discurría con cordura.

3.- Localiza y explica el siguiente texto :

Javier: Lepprince es el culpable de mi muerte. Él y un espia llamado Pratz venden armas a los alemanes a espaldas de Savolta. Cuide de Teresa y desconfía de Cortabanyes.

4.- A partir del texto anterior habla de los espacios de la novela, especialmente los bajos fondos y el círculo anarquista en el que encontramos a Nemesio Cabra y a Pajarito del Soto.

5.- El tiempo es un elemento estructurador de la novela. Explica cómo se utiliza en la novela.

6.- Pregunta teórica: Punto de vista narrativo en La verdad sobre el caso Savolta.






jueves, 4 de enero de 2018

Comparativa.


Sucedió que nos peleamos y le arrojé a la cara cuantos reproches me vinieron a las mientes. Estaba muy excitado y la batalla dialéctica se inclinaba a mi favor: María Coral resollaba, tenía los ojos húmedos y los hombros alicaídos. Parecía un boxeador en decadencia. Por último con la voz rota, me suplicó que me callara, que no le hiciese más daño. Yo debía de tener nublado el cerebro, porque arremetí con nuevos bríos. María Coral se levantó de su silla y abandonó el saloncito. La seguí por los pasillos, entro en su habitación, cerró la puerta y corrió el cerrojo. El diablo me dominaba: tomé carrerilla y cargué mi hombro contra la puerta. Cedió la hoja, saltaron las astillas y se desprendieron los goznes. María Coral estaba en pie, frente a la cama, dando evidentes muestras de temor. La tome en mis brazos, la abracé y la besé. ¿Con ánimo de humillarla? ¡Quién sabe!. Ella no se resistió, no hizo el menor movimiento, como ausente o como muerta. Me arrodillé a sus pies y enlacé su cintura. Entonces me rechazó de un rodillazo que dio conmigo en tierra. De un brinco me incorporé de nuevo. María Coral se había tendido en la cama, con los brazos y las piernas separados, los párpados sellados, la respiración agitada. Si yo hubiera tenido un ápice de lucidez habría recogido velas y habría salido quietamente de la alcoba, porque todas las bazas estaban en mi mano pero yo no discurría con cordura.
    La verdad sobre el caso Savolata.

domingo, 6 de marzo de 2016

La poesia en los años 40 del siglo XX

España vive un periodo de fuerte aislamiento internacional tras la Guerra Civil española, punto de partida de la dictadura del general Francisco Franco. La situación cultural penosa, agravada por la censura, la muerte o el exilio de muchas personalidades culturales dispares al régimen franquista.
Muchas obras que en Europa se publican en Europa, que influirán decisivamente en el pensamiento, aquí no se conocerán hasta mucho tiempo después, en definitiva, sufrimos un retraso cultural, económico, político sin parangón.







La poesía de los años 50 se divide en arraigada, desarraigada y s-Poesía arraigada: La poesía arraigada fue un movimiento clasicista surgido a partir de 1940 en el marco de la poesía española del siglo XX. La Guerra Civil había causado que España se dividiera en dos (los vencidos y los vencedores). De la parte de los vencedores (triunfo del General Francisco Franco) nació este tipo de poesía, de formas tradicionales y búsqueda del equilibrio.




Sus autores tienen una visión luminosa y supuestamente coherente y ordenada del mundo. Se autodenominan como la "juventud creadora", contraria a cualquier enfoque negativo existenciales del resto de la poesía existente en la época. Son también llamados garcilasistas por la revista Garcilaso, y porque vuelven sus ojos a Garcilaso de la Vega y otros poetas clásicos. Sus formas son muy clásicas, al menos técnicamente: sonetos, tercetos,... Sus temas se apoyan en sentimientos religiosos, en el amor, las belleza de la vida...

Destacan varios autores que sufrirán un desengaño de dicho mundo, tales como Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero o Luis Rosales. Éste último especialmente, con su giro completo hacia una poesía más existencialista, con La casa encendida.

El movimiento contrario a este tipo de poesía fue la poesía desarraigada.

 Un pequeño descanso en  Luis Rosales:
















video

SONETO A JOSÉ ANTONIO QUE DESCUBRIÓ, EXPRESÓ
Y DEFENDIÓ LA VERDAD DE ESPAÑA. MURIÓ POR ELLA.


Tú amaste el ser de España misionera
frente al peligro y por la luz unida,
el ser de la evidencia enaltecida
del mar latino en la ribera entera:


tú la verdad de España duradera
de la esperanza y del dolor nacida,
verdad de salvación al tiempo asida,
verdad que hace el destino verdadera;


tú la unidad que salva del pecado,
la unidad que nos libra y nos descubre
en los ojos de Dios como alabanza;


¡ya no tienes la vida que has salvado!,
la tierra te defiende y no te cubre
como el vivir defiende la esperanza.




OFRECIMIENTO


(Guardia en el parapeto)




Esta noche, cierta y clara,
se puede morir, vendría
la muerte calladamente
hasta la sangre sumisa,
calladamente durmiendo
su pujante valentía.


Sobre el campo estremecido,
la creciente maravilla
del alba, y el nacimiento
que Dios a la carne envía
están contemplando al hombre
para olvidarlo. Vendría
la muerte calladamente
hacia mis ojos, vendría
para asombrar la mirada
con su presencia tranquila,
como la noche que eleva
a Dios la creación unida.


Sin distinción ni hermosura,
la tierra que nos afirma,
casi militante, acoge
el ensueño y la sonrisa
de los que duermen y esperan
su nacimiento en el día,
de los que duermen y tienen
sangre que los acaricia.


Si la esperanza les mueve,
el cuidado les vigila,
que hay nacimiento en el sueño,
y hay en los labios ceniza,
y en los ojos que despiertan
es costumbre la agonía.


El cuerpo siente su carne
descansada y fugitiva
¡y se perdió, para siempre,
un dolor que yo tenía!
¡Qua ya no vendrá, si viene,
vencedora, ni vencida,
Señor, y sólo es costumbre,
lo que fue esperanza un día!


Todos los que perderemos
un poco más que la vida
estamos juntos: mañana
tendrán carta y alegría
los que son queridos, ¡campos
de Alcalá, tierra infinita,
tierra de vivos y muertos
con olivares y espigas!
¡Señor!, si todos vivimos
porque tus ojos nos miran,
¿cómo estarán en Tus ojos
los que tienen tierra encima?


El alba tras de los montes
de Alta Coloma vencida,
y el aire resplandeciente,
vendrán, después, con la brisa
juvenil, de la mañana
que nuestra culpa redima.
Señor que sabes mi nombre...
Cuando la oración termina
la luz revela el milagro
de su aparición; vendría,
sin levantarnos el sueño,
la muerte, la Peregrina,
y la carne que la niega
será carne sucedida....


y esta esperanza que tengo
Señor, te la ofrecería.



LA VOZ DE LOS MUERTOS

En la voz de los muertos por la unidad del hombre
tierra firme y promesa donde descansa España,
abre a la luz los ojos que nunca amanecieron,
y las islas recuerdan que las unió la espuma,
y los mortales oyen: Ya la tierra no existe,
la tierra que reposa, como un niño, en las aguas,
la tierra que ha inventado la presencia y mantiene
la luz perseverante de su gloria en la tarde,
el perfume indeleble del laurel silencioso,
la duración de ser frente a la muerte clara.


Todo está desolado como un lecho vacío,
la soledad precisa la sucesión del agua
y el resbalar creyente de la arena en el viento.
Cuanto tuvo sonrisa pertenece a la muerte,
ya los altos pinares no ejercitan la sombra,
y nace el resplandor en brazos del olvido,
y se pierde en la espuma la memoria del tiempo.
¿Dónde está, tierra firme, tu sencilla entereza,
si los ojos del hombre, los ojos que llevaron
en su mirada amante toda la luz como un túnel oscuro,
como una tierra estéril donde la mies se agota?
Y tú, ¿qué harás ahora? Tú, la España de siempre,
la vencida del mar, la pobre y la infinita,
la que buscaba tierra para dar sepultura,
la que vuelve los ojos polvorientos al valle,
la España de la ceniza, de espacio y de misterio
que nos brinda la sed y nos muestra el camino.
¡El amor de la muerte te quitó la hermosura,
y el mandamiento alegre de la espiga dorada,
y la belleza efímera del ruiseñor, y el sueño
que despierta la alegre duración de las cosas,
y el contorno doliente de la mujer que amamos
por su presencia triste de carne sucesiva!
¡Y aún descansa en tu frente la esperanza del mundo,
aún sostienen tu luz el sabor del milagro,
la unidad de las flores en el Cuerpo de Cristo,
la vigilia del agua bendiciente y unida
que derramas en los aires claridades y aromas!


Y tú, ¿qué harás ahora? Ya la tierra no existe
y habrá que unir de nuevo la arena entre las manos
para soñar, de nuevo, con su contorno huidizo,
¡la carne de tus muertos no conoce la tumba!
Y tú, la España unida por el polvo, la España
virginal que ha nacido del tiempo y la promesa;
Y tú, ¿qué harás ahora? Murieron los varones
cuya sola presencia cantaba en el silencio
llena de luz entera como el cuerpo del día.
Quieta está para siempre la hermosura del mundo,
quieto, sin movimiento que muestre su esperanza,
quieta divinamente, mientras la luna deja
su doliente esplendor sobre la carne joven.
Y tú, ¿qué harás cuando los muertos vuelvan?
Sobre la arena sola, desnuda y sin rumores,
que consagró a los cuerpos su fervor silencioso,
sobre las aguas tristes que enlutaron la espuma
de sus olas en flor, por los muertos que tienen
toda la mar de España por sepultura y gloria,
y de pie, sobre el viento melodioso y antiguo,
de pie, como murieron, ya sin peso en el aire,
vendrán todos los muertos al corazón del hombre,
vendrán a recordarnos la vida que tenemos,
la muerte que ganaron en penitencia súbita.
Cansados de su cuerpo vendrán, y con la sangre
quieta, y enamorada y en soledad precisa.
Y así en la tierra dura que el trigo amarillece
vuestro silencio ha sido la primera Verdad.


¡Silencio enajenado que la muerte hermosea!
¡Silencio que ha de ser tierra para el arado!
¡Gloria espaciosa y triste donde descansa España
su viril hermosura tan antigua y tan nueva!
¡Tierra entera de sangre que es la voz de tus muertos
y nos da nacimiento, costumbre y agonía!
¡Tierra que sólo brinda paciencia y superficie!
¡Tierra para morir, deshabitada y loca
por cumplir tu hermosura,
Oh España, Madre España!


-Poesía desarraigada:El crítico y poeta Dámaso Alonso denominó poesía desarraigada, en contraposición a la poesía arraigada, a una de las principales corrientes de la lírica inmediatamente después de la Guerra Civil española.

Esta corriente conectó desde el principio y claramente con la poesía impura de preguerra (Pablo Neruda, Rafael Alberti, Miguel Hernández, los surrealistas) y surgió en la década de 1940 en torno a la revista Espadaña de León (1944-1951), capitaneada por los poetas Victoriano Crémer (1906), Eugenio G. de Nora (1923) y Antonio González de Lama, y se caracterizó por el desarraigo existencialista, la angustia vital, el nihilismo y el vacío, sentimientos que vienen dados por distintas causas, pero la mayor sin duda la traumática experiencia de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, de forma paralela en la narrativa al llamado Tremendismo y en la filosofía al auge del Existencialismo. Es una poesía rebelde, que supuso un gran revulsivo para toda la generación de poetas que comenzó a publicar a partir de los últimos cuarenta y se oponía a la supuesta armonía y quietud que mostraban revistas como Garcilaso. Los libros centrales de la estética que pretende ejemplarizar esta angustia e inconformismo, son Sombra del Paraíso, de Vicente Aleixandre, e Hijos de la ira ambos publicados en 1994.

Un libro de Dámaso Alonso es Oscura noticia, que pertenece también a esta estética, en la que la preocupación por el hombre, de corte existencial, desembocará en la década de los 50 en la poesía social con autores como Gabriel Celaya y Blas de Otero; la etapa desarraigada de este último está compuesta por los libros Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), que se refundieron y ampliaron en 1958 en un libro que une la primera sílaba del primero con la segunda del último: Ancia (1958), con 36 poemas inéditos, transida de rebeldía contra la poesía religiosa de su momento y la imagen tradicional de Dios. A esta corriente se sumó además la revista Proel de Santander como poetas como el inclasificable José Hierro o el santanderino José Luis Hidalgo (1919-1947), con los libros Raíz (1943) y Los muertos (1947), que es su mejor libro. El valenciano Vicente Gaos (1919-1980) también pertenece a esta corriente por su libro Arcángel de mi noche (1944), de presupuestos metafísicos, o el asturiano Carlos Bousoño (1923), autor de Subida al amor, Primavera de la muerte e Invasión de la realidad. Es lo cierto que este desarraigo fue ya anticipado por el poeta hispanonorteamericano George Santayana en sus Sonnets (1883-1893), como ha señalado el profesor Cayetano Estébañez. Por otra parte, los poetas representativos de la estética escriben también obras señeras: Victoriano Crémer, La espada y la pared y Con la paz al hombro, libros trágicos y violentos; Eugenio G. de Nora, Amor prometido, Contemplación del tiempo y Siempre.
El mundo se contempla como algo caótico tras la posguerra a causa de los rastros de destrucción culpa del conflicto. Ésto hace evidente la fragilidad del hombre, quien ha de buscar un refugio que le libere de tanto sufrimiento. Otro punto destacable es la conciencia de la naturaleza mortal que toma el hombre, viendo al ser humano como algo frágil y efímero. No se trata el ateísmo propiamente dicho, pero se produce el denominado "silencio de Dios" ante el sufrimiento humano.

El término "desarraigada" se debe al desagrado que sienten ante la España oficial, en la que no se sienten integrados ni, por tanto, arraigados, los poetas en desacuerdo con la dictadura franquista.

Temática


Los temas de esta poesía giran en torno a esos sentimientos de angustia, de carácter existencial, cuyo protagonista es el hombre. El denominado "bando de los perdedores" no tenía mucho de que alegrarse tras haber perdido la guerra.
La religiosidad también está muy presente en los poetas “desarraigados”, pero prefiere el tono de la desesperanza, de la duda, o se manifiesta en imprecaciones sobre el porqué del dolor humano.

Estética

A esta poesía rehumanizada le corresponde un estilo duro, quebrado y violento, pero también directo y sencillo, menos evasivo en los temas y menos preocupado por los arreglos estéticos. Desdeña el estrofismo y el clasicismo propios de la poesía arraigada y del Garcilasismo y prefiere como vehículo el verso libre o el versículo. Cuando adopta el estrofismo, como por ejemplo en la etapa desarraigada de Blas de Otero, escritor de numerosos sonetos, está quebrado por el frecuente uso del encabalgamiento abrupto y la braquilogía. El lenguaje convencional y estereotipado, de resonancias clásicas, de los garcilasistas se ve sustituido por uno cotidiano, abierto a todos, en el que caben lo vil y lo bajo, como corresponde a esa poesía impura; la estrofa clásica se ve también reemplazada por el verso largo y polimétrico y el paralelismo semántico y los sintagmas progresivos de inspiración bíblica, que acercan a menudo la poesía a la prosa.

El movimiento contrario a esta corriente poética es la poesía arraigada.

Autor importante de este corriente es Victoriano Crémer:















video


Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.

—Madre, tengo miedo
del aire.

Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.

—Madre, quiero una
que hable.

Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.

—Madre, quiero un oso
que baile.

Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.

—Madre, se me hielan
las carnes.

Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.

—Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!

¡Uuuuuuuh...! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.

Lee todo en: CANCIÓN PARA DORMIR A UN NIÑO POBRE - Poemas de Victoriano Crémer http://www.poemas-del-alma.com/victoriano-cremer-cancion-para-dormir-a-un-nino-pobre.htm#ixzz429HZTbRA

lunes, 14 de diciembre de 2015

Cernuda. La generación del 27.

         
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México, 1963)

'Entreví entonces la existencia de una realidad diferente de la percibida a diario, y ya oscuramente sentía cómo no bastaba a esa otra realidad el ser diferente, sino que algo alado y divino debía acompañarla y aureorarla, tal el nimbo trémulo que rodea un punto luminoso'. (del libro 'generación del 27. poemas'. Autor: José Antonio García)

Luis Cernuda
De personalidad triste y atormentada, 'su primer contacto con la poesía se realiza a los nueve años, cuando sus hermanas le dejan leer las obras de Bécquer' (Miguel S. Flys en L.C., 1984: 23). Ya de mayor es el mismo poeta quien en Ocnos (1939-1942) nos confirma el alcance de aquellas lecturas infantiles:

'Entreví entonces la existencia de una realidad diferente de la percibida a diario, y ya oscuramente sentía cómo no bastaba a esa otra realidad el ser diferente, sino que algo alado y divino debía acompañarla y aureorarla, tal el nimbo trémulo que rodea un punto luminoso'.

Podemos comprobar, pues, que desde niño ya diera muestras Luis Cernuda de una extraordinaria sensibilidad; también de una acusada timidez y tendencia a la soledad. Le encantaban los ambientes naturales; por el contrario, sentía rechazo hacia todos los aspectos de la vida (incluidos los literarios), que no le gustaban y frente a los cuales antepuso una palabra intimista y desafiante al mismo tiempo. Ello encuentra explicación, entre otras razones, en su homosexualidad, una condición que no ocultó nunca y por la cual, en la época en la que le tocó vivir, se vio incomprendido y marginado. Toda su vida fue así una permanente tensión entre La realidad y el deseo, términos ambos sobre los que sustentó su escritura y en los que se pueden apreciar los temas principales de su obra: la soledad, el olvido, el anhelo de unas relaciones sociales más humanas, la belleza, el tiempo y su discurrir, pero, por encima de todos, el amor, aunque fuera éste una experiencia insatisfecha, no disfrutada plenamente, salvo en contadas excepciones.

El mismo apartamiento y desdén de su palabra hacia lo exterior del mundo caracterizó igualmente a su estilo, siempre la soledad- reiteramos- como denominador común de sus textos.
 
En la obra de Cernuda se distingue una etapa primera

En la obra de Cernuda se distingue una etapa primera en la que figuran los libros Perfil del aire (1924-1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928). Los dos presentan influencias de las corrientes literarias de la época, por más que su poesía estuviera ya entonces a punto de emprender un camino distinto, cuya repercusión va a ser muy clara y duradera en los poetas contemporáneos.

Como escritor, sus pasos iniciales hay que relacionarlos con la Universidad de Sevilla, en la que fue estudiante de la Facultad de Derecho. Es fácil entender, sin embargo, que el motivo verdadero de su interés por aquella universidad fuera la llegada a la misma de Pedro Salinas, como catedrático de Historia de la Lengua. Años más tarde, esta presunción la vino a confirmar el mismo poeta sevillano:

'No sabría decir cuánto debo a Salinas, a su estímulo primero; apenas hubiera podido yo, en cuanto poeta, sin su ayuda, haber encontrado mi camino' (L.C. 1994: 627).
 
Toda la producción poética de Cernuda

Toda la producción poética de Cernuda fue reunida por el autor bajo el título general antes expresado de La realidad y el deseo, que contó con cuatro ediciones (la primera, en 1936), según el poeta consideró enriquecerla con nuevas creaciones. En dicha obra se incluyen los libros Primeras poesías (1924-1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928), más los que nacieron después, esto es, Un río, un amor (1929); Lo placeres prohibidos (1930-1931); Donde habite el olvido (1932-1933); Invocaciones a las gracias del mundo (1934-1935); Las nubes (1939-1942); Como quien espera el alba (1943-1944) y Desolación de la quimera (1961-1963).

En prosa, además de Ocnos, sobresalen los títulos Variaciones sobre un tema mexicano (1952) y los ensayos Poesía y literatura (1964) y Estudios de la poesía española contemporánea (1957).
 
De tan amplio conjunto de obras

Luis Cernuda
De tan amplio conjunto de obras, vayamos siquiera al comentario breve de algunas de ellas.

Primeras poesías es, todavía, un libro de adolescencia. Es versión renovada de Perfil del aire. El espacio aquí escogido por Cernuda (una habitación desde la que mirar a través de una ventana) tiene ya mucho que ver con aquel sentimiento de marginalidad al que antes hemos hecho referencia:

En su paz la ventana
restituye a diario
las estrellas, el aire
y el que estaba soñando.

Son versos, en general, heptasílabos, que riman en asonancia. En el fondo, inician una línea de escritura de carácter reflexivo que se va a continuar también en Égloga, Elegía, Oda, un libro de corte clásico, en la estética de Garcilaso de la Vega, en el que la belleza e idealización de aquel mundo buscado se hace posible.
 
Un río, un amor

Un río, un amor es una obra ya de claras influencias surrealistas. Está escrito en versículos. Los lugares ahora son urbanos y fríos. En ellos, de nuevo la realidad chocando contra el deseo:

Lentamente el ahogado recorre sus dominios
donde el silencio quita apariencia a la vida.
Transparentes llanuras inmóviles le ofrecen
árboles sin colores y pájaros callados.

El ahogado del fragmento anterior (en otros poemas, el mendigo) es el poeta que se siente solo, perdido, arrastrado por una corriente que no sabe adónde le lleva... Con este libro aparece en la poesía española la figura del 'poeta maldito', es decir, de aquél que adopta una actitud muy contundente contra la injusticia existencial. Esta posición de Cernuda será imitada, en adelante, por otros poetas.
 
Los placeres prohibidos

Los placeres prohibidos es, seguramente, una de las obras más hermosas de la poesía cernudiana. Supone el centro entre Un río, un amor y Donde habite el olvido. Cernuda, en este libro, profundiza en el anhelo de una pasión 'contra natura' y, por lo tanto, prohibida. Ante tal imposición reacciona fuertemente el poeta, habida cuenta que no se le consiente construir ese ideal buscado. El poema 'Diré como nacisteis', seleccionado en esta antología, resume muy bien este tema.
 
Donde habite el olvido

Luis Cernuda
Donde habite el olvido marca un giro en el lenguaje cernudiano. En él desaparece el surrealismo y se recupera la línea de las rimas de Bécquer, a quien Cernuda había releído después de muchos años. El libro ha sido considerado como una 'biografía espiritual del poeta':

¿Qué queda - nos dice Cernuda - de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido.

Obra, según vemos, de hondo pesimismo, por más que el autor haya dejado entrar en él incluso a la figura del ángel - una de sus favoritas -, y como ser supraterrestre, objeto de su amor:

Tú fluyes en mis venas; respiras en mis labios,
te siento en mi dolor;
bien vivo estás en mí;
vives en mi amor mismo, aunque a veces
pesa la luz, la soledad.
 
Invocaciones a las gracias del mundo

Invocaciones a las gracias del mundo es un libro escrito por Cernuda en el tiempo inmediatamente anterior a la guerra civil. Está compuesto por diez poemas y es una obra en 'donde el poeta hace una recapitulación de su vida y pensamiento, con el intento de salir del callejón oscuro donde se encuentra tras la experiencia desoladora descrita en el libro anterior [...]. Las gracias que invoca son las mismas que le han acompañado siempre: el amor, la soledad y la tristeza' (Flys en L.C. 1984: 59). El poema 'Soliloquio del farero' sirve, en este caso, de buen ejemplo para comprender su sentido general.
 
Entre 1939 y 1942

Entre 1939 y 1942, Luis Cernuda escribe Las nubes, con textos impregnados del dolor que le provoca la guerra civil española. Condenado tras ésta última al exilio, como otros tantos intelectuales, Luis Cernuda emprende un largo camino que le lleva primero a Londres; después a Glasgow, Cambridge, Estados Unidos y, finalmente, a México. A este largo periodo corresponden los libros Como quien espera el alba; Vivir sin estar viviendo (1944-1949); Con las horas contadas ((1950-1956); Poemas para un cuerpo (1951) y Desolación de la quimera. Igualmente, Ocnos, al que antes hemos hecho referencia, un libro que entre 1942 y 1962 tuvo tres ediciones y que recoge los poemas en prosa escritos en Escocia y Méjico, años duros de aquel obligado destierro, lejos de España, país al que, si no volvió más físicamente, sí lo hizo en la proyección de su poesía. Es de esta manera que Luis Cernuda permanezca aquí, ya para siempre, en la alta consideración que se le tiene como poeta de presente y de futuro.
 

martes, 17 de noviembre de 2015

Interferencias del gallego en el castellano de Galicia.


     

     



TRANSCRIPCIÓN DE ENTREVISTA TELEVISIVA A ÁLVARO CUNQUEIRO (RTVE) (II)

-Hay después otro libro de versos que se llama “Cantiga nova que se chama riveira”

-Claro, ese fue un libro muy importante. Es curioso, pero la gran tradición literaria gallega de la edad media era ignorada por los poetas del rexurdimento, como si no hubiera existido. Luego lo que llegó a decirse “Galicia, nunca fértil en poetas”, lo cual no era verdad porque no sólo los cancioneros están llenos de poetas gallegos y portugueses, pero muchos gallegos, sino que además una gran cantidad de poetas de Castilla como Alfonso Alvarez de Villasandino, que era de Villasandino, al lado de Burgos, que escribió cientos de poemas en gallego; de modo que había una gran tradición literaria. Era ignorada. De modo que mi generación y, bueno, los mayores de ella, por llamarle de mi generación a Filgueira Valverde y a Brouza Brey, que me llevan diez años, por ejemplo, pero fueron fuimos los primeros que la conocimos. A mí, para mí fue un enorme descubrimiento y entonces escribí ese libro “Cantiga nova que se llama Ribeira”, en el cual con los metros y las formas de la poesía medieval yo hice poesía contemporánea, poesía actual. Tuvo una gran resonancia en Galicia y una gran influencia para mal, porque todos los poetas gallegos de ese momento se lanzaron a escribir como los trovadores, los trovadores medievales. No sé quien dijo que de nuestros imitadores serán nuestros defectos y la verdad es así.

-Ese libro se publicó en 1934 y además obtuvo el premio Gil Vicente. A partir de ese momento está ya metido en una especie de entusiasmo por la vocación literaria en todos sus frentes. Empieza también sus primeros ejercicios periodísticos, colabora desde muy joven en el “Pueblo Gallego” y luego hay otro tomo de versos que se llama ”Dona do Corpo Delgado”, ¿a qué año corresponde?

-Sí, debe corresponder al 46, me parece, y es un libro un libro pequeño. Yo desde entonces no he publicado ningún libro de poemas y ahora tengo uno, son los poemas, una selección de los poemas escritos a lo largo de todos estos años que me dan mucho que seleccionar porque yo he continuado escribiendo poesía cotidianamente.

-Hubo un libro de versos en castellano

-Sí, “Elegías y Canciones”.

-Ese fue anterior a “Dona do Corpo Delgado”.

-Sí, debe ser del año 41 o así. Era una colección que dirigía en Barcelona Felix Ros, con Luis Santamarina y fueron, fue Luis, vamos, por influencia de Luis por lo que yo reuní esos poemas y los publiqué.

-Nos encontramos con los años de la guerra en los cuales Alvaro estuvo escribiendo en la “Voz de España” de San Sebastián .

-Es que estuve como redactor en la “Voz de España” en San Sebastián al mismo tiempo que estaba allí en San Sebastián como subdirector de “Vértice”con Manuel Halcón, que era el director; son unos días muy felices para mí aquellos de...

-Terminada la guerra sigue en el periodismo activo, continúa en “Vértice”. Creo que era secretario de redacción.

-No, no, era subdirector.

-Ah, subdirector. Y luego en las demás revistas que aparecen por aquel entonces es él ya famoso...

-Sí, colaboré en todas ellas, en “Fantasía”, sí.

-La primera prosa de creación de que se tiene noticia, y así nos lo parece al menos, es la que aparece precisamente en “Vértice”, “Historia del Caballero Rafael”.

-Ah sí, “Historia del Caballero Rafael”, sí, una novela nunca terminada y siempre, y siempre imaginada. Luego hay trozos del Caballero Rafael, en todos estos libros míos hay algún trozo que está robado al pobre caballero Rafael que se queda desnudo, tan desnudo como su caballo a la puerta de una ciudad que no existe.

-Siempre expoliado. En el año 47, después de estos años de Madrid -bueno había escrito también una obra de teatro, me parece, o dos, en el 40, “Rogelia en Finisterre”.

-“Rogelia en Finisterre”. No. Era un boceto de una obra de teatro.

-Una acción dramática

-Sí, sí.

-Regresa en el 47 a su pueblo natal y durante diez años está Cunqueiro como encerrado en sí mismo; dicen que sólo leyendo y escribiendo

-Sí, sí.

-Y ese retiro ¿por qué fue?

-Bueno, yo estaba cansado moralmente, fatigado moralmente, y necesitaba pues una larga cura de soledad y de silencio que me vino muy bien. Hay esas curas de las que sale otro que tiene nostalgia del otro pero, en fin, ha salido, ha salido nuevo. Es la época en que escribí el Merlín...

-El Merlín que apareció primero en gallego

-Sí, apareció primero en gallego, sí

-Merlín e familia

-Merlín e familia. Yo tenía la, como la han tenido los de mi generación, la preocupación de la prosa en lengua gallega.

-Y esta es la versión en castellano.

-La versión en castellano, sí. He tenido la preocupación de la prosa gallega como hemos tenido todos porque en Galicia había una abundancia lírica que nos sumergía, en cambio todo el mundo escribía poemas en gallego pero pocos escribían prosa. Ha sido la generación “Nos” -Risco, Otero Pedrayo, Castelao- y luego ha sido la mía -Fole, Carballo Calero, etc.- los que podemos decir que hemos creado la prosa gallega y le hemos dado a la prosa gallega todas las posibilidades que tiene hoy.

-La prosa de Cunqueiro en el “Caballero” era sin embargo mucho más barroca de lo que ha sido después, despojándose un poco......

-Sí, sí, este barroquismo, este barroquismo parece que sea inevitable a cierto tipo de escritores, como yo por ejemplo o como el cubano Carpentie. Parece que un cierto barroquismo le sea necesario a las figuraciones, a las imaginaciones, a las evocaciones, a las invenciones. Luego pasa uno a escribir más llano.

-Hay una cosa curiosa en el caso de Cunqueiro, que es que ha sido un escritor que ha merecido un trato alternativo y oscilante por parte de lo que llamamos la crítica Porque al principio hubo una especie de reconocimiento masivo de las calidades de la prosa y de la capacidad de fabulación de de Cunqueiro; después hubo un momento en que prácticamente se le se le dio como por terminado, como como un novelista anacrónico, en una época en que se llevaba la novela social.

-La novela social

-Y sin embargo, después, con el con el, con la explosión del “boom” de la narrativa latino-americana, en que la imaginación vuelve a ser tenida en cuenta, la crítica vuelve otra vez a rendirse ante Alvaro Cunqueiro.

-Bueno es natural; me lo decía el otro día Luis Rosales, me decía esto, “tú estabas haciendo por los años cuarenta y tantos lo que ahora ha hecho esta gente que es la que han puesto en la delantera del carro”. Sí, es así; pero yo he sido siempre muy consciente de lo que hacía y, aunque parezca en mis libros que a veces me apasiono, yo he calculado con mucha frialdad la dosis de fantasía, imaginación, de libertad creadora con el realismo, con el contrapunto realístico absolutamente necesario para que la fantasía se sostenga sobre esto. Que esto lleva a la monotonía en muchos casos, ya lo sé. Yo no me aplico a mi porque no soy un gran escritor, aquella frase de Dino Luciatti que decía que todo gran escritor es espléndidamente monótono; yo no me aplico ni el “grande” ni el “espléndidamente” pero sí que todo escritor es siempre monótono.

-Es curioso que algunos de esos mismos críticos han llegado a aplicarle a Cunqueiro la misma etiqueta del “realismo mágico” y maravilloso.

-Sí, sí, sí, cubre muchas cosas, cubre muchas parcelas el realismo mágico, desde el famoso libro cubren muchas parcelas. Muchas veces sirve para meter de contrabando mucha mercancía o para justificarla y muchas otras veces sirve para que el crítico, tantas veces, especialmente, bueno tantas veces picado por la mosca tse-tsé, -especialmente cuando se refiere a las literaturas provinciales de de España- pues, se salga se salga del problema, sí.

-Continuamos con los datos biográficos. En 1957 me parece que hay otra obra de teatro, “O incerto Señor don Hamlet”.

-Ah sí, fue una obra de teatro escrita en gallego, un tema que a mi me ha preocupado mucho siempre es el tema de Hamlet porque yo, gran lector de Shakespeare, anualmente parece que me veo obligado a darle un repaso a a Shakespeare. El problema de Hamlet me preocupaba siempre. Es evidente que la tragedia shakespeariana es el máximo drama de la inmadurez humana. Pero a mí me parecía que las cosas no casaban en el Hamlet de Shakespeare; es decir, yo pensé que si el asesino, el usurpador, era el verdadero padre -es decir, si había sido el bueno y gran rey padre de Hamlet había sido un cocky, un cocky consentido, y si el usurpador era el verdadero padre, y Hamlet llegaba a saberlo y quería vengarse, tenía que matar al usurpador que era su verdadero padre y si su madre quería salvarse se salvaría buscando la salvación en ese tema tan caro a la literatura de los hombres del norte que es el incesto. Si quería salvarse seduciendo al hijo para que no la matase, entonces todo casaba.

Estábamos entonces en el complejo de Edipo, el hombre que para ser hombre tiene que matar a su padre y acostarse con su madre. Mas tarde he visto que mucha alguna gente en sus libros y en estudios sobre Hamlet ha venido a dar a caer en esto mismo. Y éste fue el motivo de que yo escribiera mi Hamlet en lengua gallega, que fue representado por otra parte con mucho éxito porque era un crimen sagrado que es lo que más impresiona al gallego de todas las cosas que puedan acontecer en este mundo.

-Éste es el primer libro que apareció en castellano “Las crónicas del sochantre”...

-“Las Crónicas del Sochantre”, sí.

-Llamado “La Crónica” entonces, en la primera edición, ¿no?.

-Sí. No, no, no; siempre “Las Crónicas del Sochantre”.

-Año 59

-Año 59, sí. El Premio Nacional de la Crítica, sí. Es un libro que sucede en Bretaña de Francia. Yo no había viajado todavía a Bretaña de modo que inventé un paisaje bretón y cuando fui por primera vez y por segunda a Bretaña, vi que había acertado, que había acertado plenamente. Es decir, yo había contado una una Bretaña que existía; hasta el vado del río Aulne, por ejemplo, tenía las mismas piedras que yo había dicho, y yo no lo sabía por nada ni por nadie.

- ¿Qué era, presentimiento?

-Fue una adivinación, de una de una de una tierra como creo que se ha debido dar pocas veces en la literatura universal.

-Anticipación del paisaje. El año 1974 es un año importante desde el punto de vista de la carrera periodística de Cunqueiro que aceptaría y asume la dirección del diario“El Faro de Vigo”.

-El Faro de Vigo, sí

-Y además se compromete a escribir, y lo hace, una sección fija denominada “El Envés”.

-“El Envés”, sí, durante muchos años, todos los días; ahora están recogidos en varios tomos los artículos aquellos, sí.

-Y otro año importante es el 68, cuando en el famoso premio Nadal -el premio a la sazón más importante de las Letras Españolas- obtiene el galardón con su novela “Un Hombre que se parecía a Orestes”. Y sin embargo, Cunqueiro sigue mostrando una mayor una mayor afición o un mayor culto por el “Merlín” o por el “Fanto Fantini” que por el “Orestes”

-Quizá porque en el “Fanto Fantini”, en el “Año del Cometa” y en “Merlín” hay mucho más material autobiográfico que en el que en el Orestes.

-¿Esta es la razón?

-Sí, una razón.

-¿Cuál es el juicio que tiene ahora sobre el Orestes y sobre lo que significó en este justo momento de las letras españolas?

-Bueno, fue un libro escrito precipitadamente; quizá necesitaría unos meses más de trabajo y de corrección pero en el fondo yo estoy muy contento de él. Hay mucha materia cunqueiriana, si se me permite decirlo, en el libro, muchas sorpresas, mucha mixtificación, y esto, pues, yo lo valoro, lo valoro bastante, y lo valoro también desde, valoro el tipo humano llamado Orestes que no tiene prisa ninguna en vengarse y que al final comprende que de todas las estupideces que él podía cometer la mayor sería el vengar la muerte de su padre y el adulterio de su madre.

-Vamos a recordar ahora otros títulos, la “Balada de las damas del tiempo pasado”, año 44.

-Sí, eso es que yo tenía una, he sido siempre gran lector de Villon, y aquella balada en que salen las doce damas del tiempo pasado comenzando por Flora, la bella romana, y terminando por Juana, la buena lorenesa que los ingleses quemaron en Rouan. Y claro que me gustaba mucho escribir una vida de cada una de ellas, de muchas de las cuales no se sabe nada y no es posible identificarlas.

-“Los Siete Cuentos de Otoño” y “El Caballero de la Muerte y el Diablo”

-Sí, eso había sido publicado en “Fantasía”.

-Había habido un barquero prodigioso ¿no?

-Sí, sí, Felipe de Amandi (?), sí, sí. Esto está relacionado con la primera barca que yo vi en mi vida, una barca del paso del río Miño.Ya no quedaban más que restos de ella y donde decía Florinda, que era el nombre de la barca, no se leía ya más que Flor.

-Estas obras fueron republicadas en el año 68 con el título “Flores del año mil y pico de ave”. La quinta obra de esta de esta recolección, de este mismo tomo, es San Gonzalo, que había sido publicada en el 45, que los críticos incluían entre las obras de carácter ensayístico, como “El Camino de Santiago” o como “Lugo”, aparecidas en el 65 y en el 68; cosa que a Vd. le irritaba profundamente...

-Ya, porque San Gonzalo es aparte. San Gonzalo fue un obispo que hubo en Mondoñedo que, con motivo de una invasión normanda por el año ochocientos y pico, avisado de que venían las naves normandas, salió a lo alto de un monte, se puso a rezar Avemarías y fue la artillería más hermosa del mundo porque Avemaría que rezaba nave normanda que se hundía. No quedó más que una para llevar la noticia a Islandia o a Noruega. Y claro, no tiene nada que ver con todo lo otro.

-Las “Mocedades de Ulises”. De este libro ha escrito su autor en el Prólogo que no es una novela si no que es la posible parte de ensueños y asombros de un largo aprendizaje, el aprendizaje del oficio de hombre, sin duda difícil buscando el secreto profundo de la vida.

-Sí, es una, son los años de infancia y mocedad de Ulises. El es griego –la Odisea-, pero claro, bueno, una, con un padre carbonero, con una madre pálida y delicada que cuando, tenía un cuello tan blanco que cuando bebía vino rojo, parecía que le pasaba una sombra por la por la garganta. Y luego sus primeros viajes a las Islas de, en fin a todas las islas de Grecia, aprendiendo eso, el oficio de hombre y el oficio de marinero.

-Este libro “Cuando el viejo Simbad vuelva a las Islas”es un libro típicamente cunqueiriano también donde vuelve a su otra vertiente, la oriental. Ya no son las verdes costas gallegas, ni las luminosas mediterráneas de Ulises. Aquí la fantasía inagotable de Cunqueiro los traslada a las Islas Doradas como el Sol de los Siete mares.

-Si, sí es un sueño de sí el viejo Simbad, retirado en un Puerto, tuviera posibilidad de viajar de nuevo a las Islas, las que quería, más allá de la Trapolana.Se cree que están construyendo una nave para él en Basora, se cree que puede contratar una tripulación y al final no hay nave, ni tripulación, ni nada.

-Hemos hablado ante de “Vida y Fuga de Fanto Fantini” que es un libro muy bello, es uno de los libros quizá por el que sentimos mayor predilección los lectores de Cunqueiro y por lo que hemos oido de sus labios también...Es una novela del quatrocento.

-Sí. Rafael Sánchez Mazas me había dicho un día que se hablaba de Fanto Fantini en un documento florentino, se hablaba de otro y se decía:”Fue tan hábil en fugarse de las prisiones de su tiempo como el capitán Fanto Fantini de la Geraldesca”. Pero no se sabe más; no hay ninguna noticia. Entonces claro, era la ocasión pintiparada para escribir una vida de Fanto Fantini, para hacerse fugar de las prisiones, de prisiones construidas conforme a geometría -“cosa mentale”-, de otra prisión disfrazado de rio etc. Y también, claro, para hacer que su perro hablase y su caballo también. Su caballo pues hablaba inglés y yo intento demostrar en el Fanto Fantini que el discurso de Otelo delante del Senado de Venecia es una reproducción del discurso que delante del mismo Senado pronunció el caballo de Fanto Fantini. Si se intercalan palabras inglesas entre los relinchos con una cierta técnica y una cierta pausa, se ve que es lo lo mismo.

-La curiosa historia de este condotiero arranca cuando un rayo lo...

-Sí, sí, lo arranca del vientre de su madre.

-Exactamente

-Y ya lo corona de laurel, entonces

-Fanto Fantini de la Geraldesca, “El Año del Cometa” con la “Batalla de los Cuatro Reyes”.

-Sí, ése es un libro anterior en cierto modo a “Fanto Fantini” y a otros, pero yo lo iba dejando, lo escribía y lo dejaba, lo escribía y lo dejaba y, por fin, me pareció que había que terminarlo.

-“De la otra gente”

-Sí, éste libro salió primeramente en gallego con el título de “Xente daquí e dacolá”. Son unos cuarenta retratos de gente gallega, la más de ella alunada y mágica, creedora en prodigios, depositaria ella misma de poderes mágicos y creo que, sin duda ninguna, el conjunto da un retrato muy veraz de un cierto tipo de gallego, de ese gallego creedor y mágico del que he hablado tantas veces.

-La imaginación riquísima y la no menos rica prosa de Cunqueiro ha merecido el estudio de numerosos estudiantes de todo el mundo y hay infinidad de tesis, algunas de las cuales hemos traido aquí para mostrarles acerca de diversos aspectos de su obra. Aquí, por ejemplo, en esta tesis “Celtismo y Magia en la Obra de Alvaro Cunqueiro”, Universidad de Perugia.

-Sí, un italiano llamado Carlo Ricci (?), discípulo de Giovanni Allegra, que ha sido lector de...

-Tremenda Tesis

-Sí, tremenda Tesis, sabe de mi más que yo y claro, bueno, la Tesis tiene un error importante de punto de partida que es, eso, lo que antes hablábamos del celtismo gallego.

-Y esta es otra

-Ah, sobre “Las Mocedades de Ulises” de una chica de inglesa de la Universidad de Lich (?), Linda Shepherd (?), muy muy bien hecha, en fin, realmente...

-¿Cómo se ve Alvaro Cunqueiro a través de estas disecciones, de estos estudios exhaustivos?

-Sí, pues, con cier, con cierto, por ejemplo, en la tesis de Carlo Ricci esta de “Magia, imaginación y celtismo en la obra de Alvaro Cunqueiro” pues me cuesta mucho trabajo encontrarme porque evidentemente yo no encuentro para nada mi celtismo. En cambio, por ejemplo, en el de Linda veo que ella ha hecho un enorme esfuerzo para entender lo que para mí habría sido a los doce, o a los trece, o a los catorce años ir de grumete en una nave al descubrimiento de las islas de las islas griegas y como todos esos mitos de los helenos en mi han ocupado tanto, en mi alma han ocupado tanto espacio y condicionado tanto mi poder de evocación, sí.

-Un hombre como Cunqueiro, que se autotraduce, que escribe por ejemplo en gallego y se traduce al castellano, ¿encuentra problemas especiales para ese tipo de trabajo?

-Sí, sí, sí, encuentro porque, quizá, he usado de una excesiva libertad sintáctica e incluso léxica en mi obra en gallego y al llegar a la producción castellana yo debo sujetarme a la sintaxis que me han enseñado, que he estudiado o a la que he aprendido en Guevara, en Cervantes, en Azorín, en Valle Inclán, etc. Y naturalmente no puedo, no me muevo –lo que dije antes- con libertad. De modo que encuentro sí, sí, dificultades y, sobre todo, hay muchos capítulos míos que terminan con una frase determinada que parece ser la solución al problema planteado en el capítulo, la explicación de la situación. Esto me viene quizá de la lectura de los libros de los hombres del norte de... en que la gente al morir le quedaba siempre tiempo para decir una cosa importante. Por ejemplo, asaltan una casa de un tal Mala de Malavendi (?), uno va a entrar por la ventana y en ese momento sale una lanza que lo atraviesa. Cae al suelo y le preguntan “¿Está Mala en su casa?”, le preguntan sus compañeros. “Si está Mala o no, no lo sé, pero están sus lanzas”. Les quedaba siempre tiempo para que dijeran algo. Entonces al final de muchos capítulos míos hay siempre una frase que es esto y claro, la traducción de esta frase al castellano muchas veces habiendo utilizado un diminutivo gallego y tal pues no es lo mismo; es decir, el oído se resiste a aceptar la versión castellana y muchas veces he tenido que modificar el final del capítulo y modificar la frase etc.

-¿Le es más fácil traducir a otro? Por ejemplo Vd. ha traducido a Hölderlin o es...

-Sí, sí, me es mucho más fácil traducir a otro. Por ejemplo, en una página de letras en gallego que sale todas las semanas, todos los domingos, en “Faro de Vigo”, en casi todas ellas yo traduzco un poeta inglés o francés o italiano y tal y esto me es mes realmente muy fácil.

-Para completar este retrato, o este boceto de retrato, de Alvaro Cunqueiro, vamos a decir que tiene ¿cuántos hijos?

-Tengo dos hijos

-Dos hijos ya en edad de...

-Sí, uno nació el año 41, Septiembre del 41, es notario, está de notario al lado de Vigo, vive en Vigo, lo tengo allí de compañero y es un gran compañero, y a él y a mi nuera claro que los quiero mucho. Y luego tengo otro, el más pequeño, nacido el año 44, y ese está en Nueva York, enseña física allí y matemáticas. Está escribiendo un libro sobre la enseñanza de la física en las areas subdesarrolladas. Se ha casado con una chica de color, médico, que ha conocido aquí en Madrid, y me ha dado el único nieto que tengo, que es un chocolatito muy sabroso.

-Otro aspecto curioso de la vida de Alvaro Cunqueiro es su ya proverbial y casi permanente actuación como jurado del concurso del Alvariño, del vino Alvariño.

-Sí, lo he dejado pero me gustaba mucho ir; en primer lugar porque en Cambados nació mi padre y porque me gusta el vino Alvariño que es el vino blanco más importante de nuestro país y también un poco por eso que decía antes de los conocimintos inútiles. Las cepas del vino Alvariño las trajeron del Mosela los monjes del Cister...este largo viaje que vino desde los viñedos de Mosela de los cistercienses a los viñedos de la Tierra de Salnés, tan amada por don Ramón del Valle Inclán etc., que el vino le gustó también a don Ramón etc.y que uno se pone a juzgar esto, pues uno se pone a juzgar casi una materia sacra, claro. Y por eso iba iba siempre, éramos además un grupo muy cordial de amigos, con Castroviejo, con Manolo Fraga Iribarne que fue jurado varias veces y mucho antes de ser ministro -bueno y personaje político- y lo pasábamos lo pasábamos muy bien, era un día muy hermoso y yo tenía siempre que pronunciar una especie de arenga militar al terminar la -casi militar- al terminar el almuerzo. En fin, muy bien, una gran fiesta, una de las fiestas más hermosas que había en el país gallego.

-En los vinos de Galicia, ¿qué peculiaridades tienen?

-Bueno, los vinos de Galicia, de los vinos tradicionales hoy no podemos juzgar porque ha habido un cambio enorme de cepas, ha habido la filoxera, se han cambiado las cepas, han desaparecido vinos antiguos. Por ejemplo, los más de, las mejores cepas y más graduadas, y claro el vino del Ribeiro que se bebe hoy no tiene nada que ver con el vino Ribeiro anterior ni con el vino que bebía el Rey Alfonso el Sabio, ni los vinos del sur de Galicia tienen nada que ver con los que bebía Tiberio, el Emperador romano que estuvo de joven en Galicia, hace ahora dos mil años, en el final de las guerras cántabras y bebía tanto vino gallego que los soldados, el se llamaba Claudio Tiberio Nero -Nerón- y los soldados le llamaban Calidus Biberius Mero; es decir, “bebedor de caldos puros”, por decirlo de alguna manera. Todas estas cepas viejas han desaparecido, los vinos son vinos desgraduados, un poco ácidos. Parece que le van bien al gallego porque son unos vinos que obligan al gallego a ser locuaz lo cual es importante. Con buenos compañeros se puede beber mucho y a veces tropiezas con un vino blanco o tinto en Galicia que es como si un buen amigo te echase, te diese unas palmadas en el hombro.

-Y la última noticia ¿qué hace ahora Alvaro Cunqueiro?

-He terminado una novela larga -la más larga de todos los libros que he escrito- que se titula “Ceniza a la manga de un viejo”. Saldrá para la primavera, supongo. Bueno ceniza en la manga de un viejo es todo lo que queda de la vida cuando la vida va a terminar. Es la autobiografía de quien escribe el libro, no la mía, de quien escribe el libro que no sabe distinguir casi entre lo vivido y lo imaginado. Luego estoy haciendo dos cosas en gallego, aparte del libro de poemas, vamos, de hacer la selección para el libro de poemas. Una de ellas que me gustaría hacer, vamos, terminar pronto, que son pequeñas historias tomadas de textos gallegos medievales en que aparece un judío o una judía; textos publicados por ejemplo por Ferro Couselo. Hay un banquero judío que se llama don Abraham de León que le presta dinero a una abadesa que tiene por nombre doña Cebollino. Hay un, una especie de, bueno, una nómina de pagadores de impuestos, de un impuesto determinado en Orense, y aparece un judío del cual se dice -y ahí son señas que no hay manera de equivocarse- el judío rubio y capado. De modo que, en fin, me gustaría pues hacer historias de todos estos, de todos estos. Las juderías gallegas tuvieron una gran importancia en la edad media y el gallego, el judío, se quedó en el país. Poco judío salió cuando la expulsión en la época de los reyes, de los reyes Católicos y tal. Y uno sueña a veces si en estos judíos gallegos de Salónica, tan pobres y tan humildes, gentes de pena -que decía el Profesor Moyo (?)- dedicados a acarrear leña y agua y tal, si quedarán alguna nostalgia de Galicia, de estas villas en las que él vivió, Monforte, Rivadavia, a lo largo de los ríos, tierra del vino, que debió de vivir muy bien y muy tranquilo durante muchos años. Entonces yo pìenso que a estos judíos se les podía decir un poco que tembién en Galicia nos queda una cierta nostalgia de aquellas gentes de aquellas mujeres de nombres insospechados, doña Niebla, doña Sol, doña Sorprendida -que debía de ser muy hermosa, claro-.

-Y de esta conversación apasionante con Alvaro Cunqueiro salimos como con la impresión de haber estado realmente inmersos en el paisaje y en el alma de Galicia durante una hora tan grata a través de la vida, de la obra, de la capacidad, del estilo, de la fantasía creadora de Alvaro Cunqueiro, del que esperamos todos esos libros prometidos y otros muchos más. Muchas gracias.

-Muchas gracias, muchas gracias a vosotros

domingo, 11 de enero de 2015

Representación del Don Juan 2015.

En El País

Cual científica rigurosa, Blanca Portillo se ha tomado la molestia de diseccionar el verdadero sentido de las palabras con la ayuda del diccionario de la Real Academia Española. Dos de las acepciones del término burlarson: “Engañar, inducir a tener por cierto lo que no es” y “seducir con engaño a una mujer”. Dos términos que son aplicables, también científicamente, al personaje de Don Juan Tenorio, ese héroe romántico, seductor e icono de la transgresión al que Blanca Portillo ha reventado con decisión y valentía con una puesta en escena que hoy estrena en el Teatro Pavón, de Madrid, como directora, con el 80% de las entradas vendidas.
Don Juan Tenorio, en versión de Juan Mayorga, e interpretada por José Luis García Pérez y Ariana Martínez, entre otros, es una coproducción del Teatro Calderón de Valladolid, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la productora de la propia Portillo, que desmonta de manera rotunda y sin fisuras los tópicos que siempre han rodeado a este personaje en las múltiples versiones que de él se han representado a lo largo del tiempo.
“Don Juan es un hombre peligroso, modelo de destrucción social y afectivamente, un psicópata, maltratador, violador y asesino, un hombre delenazble, con una falta absoluta de empatía”, explicó ayer la actriz y directora, que acomete esta obra con el convencimiento de que la imagen y el mito que ha acompañado siempre al Tenorio había que destruirla, arrasarla, acabar con ella. “Es alguien que se lleva por delante todo lo que se cruza en su camino, es el vivo retrato del desprecio por los demás", añadió Portillo que para presentar esta versión del Tenorio de José Zorrilla no ha tenido que rebuscar ni inventarse nada, sino seguir con una exquisita fidelidad el texto original escrito en el siglo XIX.
Defensora convencida de que el teatro es ese lugar ideal en el que todo puede y debe ser objeto de debate y análisis, pero también como ciudadana y como mujer, Portillo lleva años soportando esa imagen del Tenorio —“nunca he podido entender cómo un personaje así se ha convertido en un icono abanderado de la libertad y de la representación de la seducción de las mujeres, como un valor en sí mismo”—. La necesidad de subirlo al escenario y radiografiar a las claras sus acciones y sus palabras está detrás de este proyecto en el que lleva embarcada más de dos años. “No puede ser que Don Juan Tenorio sea todavía modelo de comportamiento en nuestro país y en el mundo entero. Es un hombre amoral, teñido de un romanticismo profundamente mal entendido y reflejo de unos errores terroríficos”, dice la actriz y directora, quien recita las propias palabras de Don Juan para demostrar la calaña destructora de este personaje —“por donde quiera que fui la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí”—.
¿Cómo se explica que continúe vivo este mito? “Somos un pueblo muy permisivo, que pone en valor cosas profundamente negativas, lo vemos a diario en los diarios y las televisiones. Tenemos una capacidad para dejar que los malvados se instalen en el poder y admirarlos que no me lo explico”. Tan profundo ha sido el estudio sobre el Don Juan de Zorrilla que Portillo no ha obviado las razones de su comportamiento, la educación en la infancia, el poder del mundo de los hombres, la ausencia de las madres y del universo femenino. Todo esto tendrá su reflejo en la producción, en la que por primera vez ella aborda también la creación del espacio escénico. Un montaje contemporáneo, un único espacio limpio, como una especie de mausoleo, un espacio con muy pocos objetos en el que el valor del actor está por encima de cualquier otra cosa. Un Don Juan contemporáneo, sin plumas, sombreros ni espadas, vestido con pantalones vaqueros y camiseta que revelará en escena toda su complejidad a los sones de una música de blues — “la música del dolor”, como la califica Portillo—.
Este Don Juan dejará por el camino su imagen frívola y seductora, pero no perderá la extraordinaria teatralidad que alberga el texto de Zorrilla. De eso se han encargado con pasión y meticulosidad tanto Portillo como Juan Mayorga. “Mi contribución ha sido más que modesta”, explica Mayorga, para quien el espectáculo del Teatro Pavón hará historia por su valentía, por presentar a un hombre malvado, sucio y áspero pero que no por eso deja de ser fascinante. “Es una mirada renovada, un montaje importante y controvertido, al que Blanca Portillo le ha quitado el polvo y el barniz que había ido ocultando todos los matices del texto”, cuenta Mayorga, para quien el versionador de un texto es una especie de traductor, incluso cuando trabaja en su propia lengua. A la hora de enfrentarse a la obra de Zorrilla, Juan Mayorga se ha guiado por esa doble fidelidad al texto original y al espectador de hoy. “Las obras clásicas no pueden ser nunca reescritas, sino releídas, descubriendo el sentido del texto que el tiempo ha ido desvirtuando y para que las intenciones iniciales alcancen al espectador contemporáneo”. “No es un montaje más de Don Juan Tenorio”, sentencia el autor de esta versión.