Caballeros 1

lunes, 14 de diciembre de 2015

Cernuda. La generación del 27.

         
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México, 1963)

'Entreví entonces la existencia de una realidad diferente de la percibida a diario, y ya oscuramente sentía cómo no bastaba a esa otra realidad el ser diferente, sino que algo alado y divino debía acompañarla y aureorarla, tal el nimbo trémulo que rodea un punto luminoso'. (del libro 'generación del 27. poemas'. Autor: José Antonio García)

Luis Cernuda
De personalidad triste y atormentada, 'su primer contacto con la poesía se realiza a los nueve años, cuando sus hermanas le dejan leer las obras de Bécquer' (Miguel S. Flys en L.C., 1984: 23). Ya de mayor es el mismo poeta quien en Ocnos (1939-1942) nos confirma el alcance de aquellas lecturas infantiles:

'Entreví entonces la existencia de una realidad diferente de la percibida a diario, y ya oscuramente sentía cómo no bastaba a esa otra realidad el ser diferente, sino que algo alado y divino debía acompañarla y aureorarla, tal el nimbo trémulo que rodea un punto luminoso'.

Podemos comprobar, pues, que desde niño ya diera muestras Luis Cernuda de una extraordinaria sensibilidad; también de una acusada timidez y tendencia a la soledad. Le encantaban los ambientes naturales; por el contrario, sentía rechazo hacia todos los aspectos de la vida (incluidos los literarios), que no le gustaban y frente a los cuales antepuso una palabra intimista y desafiante al mismo tiempo. Ello encuentra explicación, entre otras razones, en su homosexualidad, una condición que no ocultó nunca y por la cual, en la época en la que le tocó vivir, se vio incomprendido y marginado. Toda su vida fue así una permanente tensión entre La realidad y el deseo, términos ambos sobre los que sustentó su escritura y en los que se pueden apreciar los temas principales de su obra: la soledad, el olvido, el anhelo de unas relaciones sociales más humanas, la belleza, el tiempo y su discurrir, pero, por encima de todos, el amor, aunque fuera éste una experiencia insatisfecha, no disfrutada plenamente, salvo en contadas excepciones.

El mismo apartamiento y desdén de su palabra hacia lo exterior del mundo caracterizó igualmente a su estilo, siempre la soledad- reiteramos- como denominador común de sus textos.
 
En la obra de Cernuda se distingue una etapa primera

En la obra de Cernuda se distingue una etapa primera en la que figuran los libros Perfil del aire (1924-1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928). Los dos presentan influencias de las corrientes literarias de la época, por más que su poesía estuviera ya entonces a punto de emprender un camino distinto, cuya repercusión va a ser muy clara y duradera en los poetas contemporáneos.

Como escritor, sus pasos iniciales hay que relacionarlos con la Universidad de Sevilla, en la que fue estudiante de la Facultad de Derecho. Es fácil entender, sin embargo, que el motivo verdadero de su interés por aquella universidad fuera la llegada a la misma de Pedro Salinas, como catedrático de Historia de la Lengua. Años más tarde, esta presunción la vino a confirmar el mismo poeta sevillano:

'No sabría decir cuánto debo a Salinas, a su estímulo primero; apenas hubiera podido yo, en cuanto poeta, sin su ayuda, haber encontrado mi camino' (L.C. 1994: 627).
 
Toda la producción poética de Cernuda

Toda la producción poética de Cernuda fue reunida por el autor bajo el título general antes expresado de La realidad y el deseo, que contó con cuatro ediciones (la primera, en 1936), según el poeta consideró enriquecerla con nuevas creaciones. En dicha obra se incluyen los libros Primeras poesías (1924-1927) y Égloga, elegía, oda (1927-1928), más los que nacieron después, esto es, Un río, un amor (1929); Lo placeres prohibidos (1930-1931); Donde habite el olvido (1932-1933); Invocaciones a las gracias del mundo (1934-1935); Las nubes (1939-1942); Como quien espera el alba (1943-1944) y Desolación de la quimera (1961-1963).

En prosa, además de Ocnos, sobresalen los títulos Variaciones sobre un tema mexicano (1952) y los ensayos Poesía y literatura (1964) y Estudios de la poesía española contemporánea (1957).
 
De tan amplio conjunto de obras

Luis Cernuda
De tan amplio conjunto de obras, vayamos siquiera al comentario breve de algunas de ellas.

Primeras poesías es, todavía, un libro de adolescencia. Es versión renovada de Perfil del aire. El espacio aquí escogido por Cernuda (una habitación desde la que mirar a través de una ventana) tiene ya mucho que ver con aquel sentimiento de marginalidad al que antes hemos hecho referencia:

En su paz la ventana
restituye a diario
las estrellas, el aire
y el que estaba soñando.

Son versos, en general, heptasílabos, que riman en asonancia. En el fondo, inician una línea de escritura de carácter reflexivo que se va a continuar también en Égloga, Elegía, Oda, un libro de corte clásico, en la estética de Garcilaso de la Vega, en el que la belleza e idealización de aquel mundo buscado se hace posible.
 
Un río, un amor

Un río, un amor es una obra ya de claras influencias surrealistas. Está escrito en versículos. Los lugares ahora son urbanos y fríos. En ellos, de nuevo la realidad chocando contra el deseo:

Lentamente el ahogado recorre sus dominios
donde el silencio quita apariencia a la vida.
Transparentes llanuras inmóviles le ofrecen
árboles sin colores y pájaros callados.

El ahogado del fragmento anterior (en otros poemas, el mendigo) es el poeta que se siente solo, perdido, arrastrado por una corriente que no sabe adónde le lleva... Con este libro aparece en la poesía española la figura del 'poeta maldito', es decir, de aquél que adopta una actitud muy contundente contra la injusticia existencial. Esta posición de Cernuda será imitada, en adelante, por otros poetas.
 
Los placeres prohibidos

Los placeres prohibidos es, seguramente, una de las obras más hermosas de la poesía cernudiana. Supone el centro entre Un río, un amor y Donde habite el olvido. Cernuda, en este libro, profundiza en el anhelo de una pasión 'contra natura' y, por lo tanto, prohibida. Ante tal imposición reacciona fuertemente el poeta, habida cuenta que no se le consiente construir ese ideal buscado. El poema 'Diré como nacisteis', seleccionado en esta antología, resume muy bien este tema.
 
Donde habite el olvido

Luis Cernuda
Donde habite el olvido marca un giro en el lenguaje cernudiano. En él desaparece el surrealismo y se recupera la línea de las rimas de Bécquer, a quien Cernuda había releído después de muchos años. El libro ha sido considerado como una 'biografía espiritual del poeta':

¿Qué queda - nos dice Cernuda - de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido.

Obra, según vemos, de hondo pesimismo, por más que el autor haya dejado entrar en él incluso a la figura del ángel - una de sus favoritas -, y como ser supraterrestre, objeto de su amor:

Tú fluyes en mis venas; respiras en mis labios,
te siento en mi dolor;
bien vivo estás en mí;
vives en mi amor mismo, aunque a veces
pesa la luz, la soledad.
 
Invocaciones a las gracias del mundo

Invocaciones a las gracias del mundo es un libro escrito por Cernuda en el tiempo inmediatamente anterior a la guerra civil. Está compuesto por diez poemas y es una obra en 'donde el poeta hace una recapitulación de su vida y pensamiento, con el intento de salir del callejón oscuro donde se encuentra tras la experiencia desoladora descrita en el libro anterior [...]. Las gracias que invoca son las mismas que le han acompañado siempre: el amor, la soledad y la tristeza' (Flys en L.C. 1984: 59). El poema 'Soliloquio del farero' sirve, en este caso, de buen ejemplo para comprender su sentido general.
 
Entre 1939 y 1942

Entre 1939 y 1942, Luis Cernuda escribe Las nubes, con textos impregnados del dolor que le provoca la guerra civil española. Condenado tras ésta última al exilio, como otros tantos intelectuales, Luis Cernuda emprende un largo camino que le lleva primero a Londres; después a Glasgow, Cambridge, Estados Unidos y, finalmente, a México. A este largo periodo corresponden los libros Como quien espera el alba; Vivir sin estar viviendo (1944-1949); Con las horas contadas ((1950-1956); Poemas para un cuerpo (1951) y Desolación de la quimera. Igualmente, Ocnos, al que antes hemos hecho referencia, un libro que entre 1942 y 1962 tuvo tres ediciones y que recoge los poemas en prosa escritos en Escocia y Méjico, años duros de aquel obligado destierro, lejos de España, país al que, si no volvió más físicamente, sí lo hizo en la proyección de su poesía. Es de esta manera que Luis Cernuda permanezca aquí, ya para siempre, en la alta consideración que se le tiene como poeta de presente y de futuro.
 

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