Caballeros 1

martes, 23 de febrero de 2021

Sobre amor.




 El primero me llegó

como quien llega a una fiesta
trajo un bicho de peluche
trajo un broche de amatista
me contó todos sus viajes
las ventajas que él tenía
me enseñaba sus relojes
me llamaba “reina mía”
me encontró tan desarmada
que tocó mi corazón
más no me negaba nada
y asustada dije no.

El segundo me llegó
como quien llega del bar
con un litro de aguardiente
tan difícil de tragar
indagó por mi pasado
acabó con mi comida
revolvió por mis cajones
me golpeaba sin medida
me encontró tan desarmada
que arañó mi corazón
pero no me daba nada
y asustada dije no.

El tercero me llegó
como quien llega de nada
nada trajo, sonreía,
pero nada preguntó
aún no se como se llama
pero entiendo lo que quiere
se hizo dueño de mi cama
y me siento su mujer
ha llegado astutamente
y antes que dijese no
se instaló como en su casa
dentro de mi corazón.


                            Shakespeare. Soneto 116.

No admita impedimento yo al enlace
de dos almas leales, pues el amor no es amor
si se altera cuando alteración encuentra,
o si se curva cuando la mudanza lo muda.

¡Oh, no! El amor es marca siempre fija
que a la tempestad se muestra y no se estremece;
De los barcos perdidos es la estrella que guía,
cuyo secreto, aun imitando su altura, se ignora.

El amor no es juguete del tiempo, aunque el soplo
de su guadaña sientan mejillas y labios, antes rosa;
Y no se altera por el paso de las breves horas,
sino que perdura hasta la frontera de los días.

Si esto es error y quedara en mí probado,
ni nunca he escrito, ni hombre nunca ha amado.



Tu canción

Cuando me eches de menos,
cuando tengas un nudo en la garganta,
basta que des un suspiro
que voy ligero
a consolarte.
 
Si tu insomnio se alborota
y te lleva fuera a la calle,
basta que susurres mi nombre
con tu perfume
para atraerme.
 
Si tus noches ya no tienen fin,
si un desalmado te hace llorar,
deja caer un pañuelo
que yo te alcanzo
en cualquier lugar.
 
Cuando tu corazón suplique
o cuando tu capricho exija,
dejo mujer e hijos
y de rodillas
te seguiré.
 
En nuestra casa
serás la reina,
serás cruel, tal vez
me montes escenas,
me maltrates
y yo, cada vez más feliz.
 
En silencio
te acostaré
en la cama que preparé.
Entre algodones
cada mañana
te despertaré.
 
Cuando me eches de menos,
cuando tengas un nudo en la garganta,
basta que des un suspiro
que voy ligero
a consolarte.
 
Si tu insomnio se alborota
y te lleva fuera a la calle,
basta que susurres mi nombre
con tu perfume
para atraerme.
 
Entre suspiros
puede otro nombre
escaparse de tus labios.
Tendré celos
hasta de mí
abrazándote en el espejo.
 
Pero tu amante
siempre seré,
más de lo que hoy soy.
O estas rimas
no escribí
ni nadie nunca amó.
 
Si tus noches ya no tienen fin,
si un desalmado te hace llorar,
deja caer un pañuelo
que yo te alcanzo
en cualquier lugar.
 
Y cuando nuestro tiempo pase,
cuando yo no esté ya aquí,
acuérdate, amor mío,
de esta canción
que hice para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario