Caballeros 1

miércoles, 20 de mayo de 2020

3º de ESO, semana del 18 al 22. jornada 3ª

Malaherba . 2º capítulo.
(continúa)
Así que me quedé atontado, allí pegado a la ventana con a ciudad al otro lado, y luego pensé en como estaría el pobre Dani Ojitos y qué pensaría de nosotros. Nos creería dos locos o dos capullos, dos niños a los que no acercarse nunca más. En un acto reflejo, bajé de golpe la persiana. Ahora s1 que ya no se veía nada, pero me había dado tiempo a saber dónde se había escondido Ojitos. Estaba apoyado a un lateral de la mesa del ordenador y el último recuerdo que tengo de su cara es que parecía divertido, así que fui allí a tientas. · Se había pactado, sin que nadie lo dijese, que Elvis nos buscaría como si jugásemos al escondite. Para entendernos: era el juego más estúpido del mundo. Pero en la oscuridad total, Ojitos y yo nos entrecruzamos las piernas en una postura rarísima, como protegiéndonos, porque si uno se esconde en la oscuridad lo último que quiere es que lo encuentren. Ese miedo raro, un miedo emocionado y espontáneo, un miedo que no sé cómo describirlo porque era·el mismo miedo que sientes hacia un padre que se acerca a hacerte cosquillas, hizo que Ojitos y yo nos pegásemos muchísimo. «Ven aquí más», susurró. Tenía una camiseta de marca Amarras y unos vaqueros Lois con el bajo recogido, lo recuerdo porque entonces yo me fijaba mucho en las marcas de ropa y llevaba pidiendo un montón de tiempo que me comprasen una bomber Chevignon. «Ven, ven aquí más», dijo Dani Ojitos, o eso me parecía entender, porque hablaba muy bajo y con la voz entrecortada. Pero yo ya estaba allí, no podía estar más pegado a él. « Ven más», repitió. Giré la cabeza para ver de una vez qué quería, pero ya estábamos tan juntos que chocamos las narices Y las caras. «Ven, ven», me decía aún entonces, respirando a toda prisa; de golpe hacía muchísimo calor.
   Me metió la lengua en la boca. No sé cómo lo hizo ni en que momento. la metió y la empezó a mover, una lengua pequeña y caliente. Sabía a patatas campesinas. Yo sentí gusto y asco por sentir gusto, y me quede quieto como si me estuviese pegando. No era capaz de apartarlo ni de intentar apartarlo, y de repente quise hacer algo, pero no se me ocurría qué, y cuando se me ocurrió- le iba a coger una mano, me llamaban la atención las manos blancas y tímidas de Dani Ojitos- él pegó un salto y se apartó de mí riéndose, porque sentíamos a Elvis ya muy cerca.
   Elvis nos encontró y se echó encima de nosotros y estuvimos amontonados un buen rato. "!Mntaña!", había gritado; nos quedamos así hasta que empezamos a sudar, y después Elvis se levantó y encendió la luz. Teníamos las mejillas coloradas, nos reíamos y nos callábamos sin ser capaces de coordinarnos. Yo me sentía tan raro que casi no podía ni respirar, como si algo muy bueno me estuviese matando.


Relaciona este fragmento con el que acaba el segundo capítulo con estas palabras de Manuel Jabois en una entrevista, hablando de sí mismo:" Ese primer deseo te hace sentir culpable. Es un sofoco… Y hay algo que no incluí tampoco y me arrepiento, lo pensaba ayer. Lo de “hacer manitas”. Recuerdo que tenía yo 7 u 8 años, la primera vez que hice manitas. Fue en realidad la primera vez que hice el amor. Estábamos en clase viendo un documental, y bajé las manos y se tocaron con las suyas. Era una locura. Una barbaridad. El calor en el pecho. El primer calor. Tenía el corazón bombeando a toda hostia. Y a la vez me sentía fatal, me ahogaba físicamente. Luego cuando acabó la peli no pude ni mirarla a la cara. ¿Qué he hecho? Recuerdo esa vez. Tenemos que llegar a la segunda edición del libro para cambiar esto e incluirlo (risas). La culpa esa, sí  .    (...)   Era una sensación de culpa que duraba días a veces. Es como si ahora con cuarenta años sufriese después de hacer el amor o después de comer helado. Son cosas maravillosas; dos o tres ejes fundamentales por los que estamos en la vida"
     https://www.elespanol.com/cultura/libros/20190518/manuel-jabois-confesaba-cosas-felices-enamorarme-masturbarme/399211204_0.html



Agrupa las siguientes oraciones según el aspecto del verbo. Recuerda que son tiempos perfectos todos los tiempos compuestos y además el pretérito perfecto simple.

  • ¿Has hecho el recado que te había encargado?
  • Será muy trabajador, pero no lo demuestra.
  • Come cuanto desees.
  • Ahora solo nos faltaba una botella de champán.
  • Si hubiéramos tenido tiempo, lo habríamos hecho.
  • Este alumno habría merecido aprobar.
  • Me las pagarás.
  • Entonces se levantó la sesión y todos salimos.
Perfecto
    Imperfecto

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