Para ello, en 1776, junto con dos de sus mejores alumnos, constituyó la Asociación de la Sabiduría Secreta, cuyo emblema era el mochuelo de Atenea. Esta es un ave que alza el vuelo al caer la noche, como también la sabiduría se despliega en la madurez del hombre y de la sociedad. Este símbolo, que también se asocia a lo oculto, es clave para entender la Orden de los Illuminati, que más tarde tendría tanto éxito a partir de ese reducido núcleo de estudiantes iniciales. De hecho, en ningún momento llegaría a superar los 20 miembros. En aquel momento Weishaupt solo trataba de proporcionar a sus adeptos una serie de lecturas libres del peso del clericalismo. La era prerrevolucionaria fue, sin duda, un terreno abonado para las sociedades secretas, para las conspiraciones políticas y también para la proliferación de otros cultos alternativos al católico, que se veía como dogmático y caduco. Es una época de pensamiento utópico en la que se pretendía reformar el mundo desde fuera de los poderes establecidos, la Iglesia y el Estado, y cualquier referente simbólico de la transformación radical era visto con entusiasmo. Por eso no debe extrañar que una logia alquímica fundada en la ciudad alemana de Burghausen, situada la frontera con Austria, tuviera un éxito sensacional. En 1776 uno de sus miembros llegó a Ingolstadt y arrebató a Weishaupt sus alumnos predilectos. Ello le produjo una terrible decepción pero le señaló el camino a seguir: él también debía fundar una sociedad secreta para apartar a sus estudiantes de estupideces trasnochadas como la alquimia. Por eso, el 1 de mayo de ese mismo año, como si de un ritual druídico se tratase, en medio de un bosque cercano a Ingolstadt y a la luz de las antorchas, Weishaupt fundó solemnemente la Asociación de los Perfectibilistas, cuyo nombre hace referencia a ese deseo ilustrado de mejorar la sociedad a través del perfeccionamiento personal de sus miembros. La noble pretensión de Weishaupt era liberarse de los prejuicios religiosos de toda clase, cultivar las virtudes sociales y alcanzar con ello la felicidad universal.
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