Caballeros 1

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viernes, 29 de marzo de 2019

Besos.





VERSIÓN DE PABLO NERUDA (Romeo y Julieta de William Shakespeare)


ROMEO 
        Si yo profano con mi mano indigna
        este santuario, mi castigo es éste:
        ¡mis labios peregrinos se disponen
        a borrar el contacto con un beso! 
JULIETA
        ¡Injusto con tu mano, peregrino,
        eres, porque ella se mostró devota!
        No olvides que los santos tienen manos
        y que se tocan una mano y otra
        y palma a palma en el sagrado beso
        de los romeros en la romería. 
ROMEO 
        ¿No tienen labios, santos y romeros? 
JULIETA
        ¡Sólo para rezar, ay, peregrino! 
ROMEO
        ¡Entonces, dulce santa, que los labios
        hagan también lo que las manos hacen!
        ¡Ellos ruegan, concédeles la gracia
        y así no desesperen de su fe! 
JULIETA
        ¡Los santos no se mueven, aunque otorguen! 
ROMEO
        ¡Entonces no te muevas, que mis ruegos
        van a obtener la gracia que esperaban!
      
CONTRAPOSICIÓN




La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras caliente de la orilla del Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palito seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
Pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué 
última palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra de 

agradecimiento.

   José Watanabe.





FRIKISBESOTES