Caballeros 1

domingo, 10 de enero de 2021

Las tres Rimas de la semana.

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- I -


Abajo   Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

    Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

   Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas ¡oh, hermosa!
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas.

Esta primera rima es una poética , el tema de la poesía va a ocupar las primeras ocho rimas del poemario.
La rima también es un poema de amor. Bécquer nos explica qué es para él la creación poética a través de su experiencia amorosa.





- II -


ArribaAbajo   Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;

   hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;

   gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y no sabe
qué playas buscando va;

   luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;

   eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo, sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán. 


El tema de la rima es la incertidumbre  del poeta  ante el sino incierto de su existencia.
El poema es una gran comparación donde el poeta se paragona a cuatro cosas: una saeta, una hoja seca, una ola y la luz. Cuatro cosas cuya meta, al igual que la del poeta, es incierta y no saben cómo o dónde acabarán.





- III -



ArribaAbajo   Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como el huracán empuja
las olas en tropel;

    murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo,
como volcán que sordo
anuncia que va a arder;

   deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como a través de un tul;

   colores, que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris,
que nadan en la luz;

   ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás;

   memorias y deseo
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar;

   actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin rienda que lo guíe
caballo volador;

   locura que el espíritu
exalta y enardece;
embriaguez divina
del genio creador...
   ¡Tal es la inspiración!


   Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro,
y entre las sombras hace
la luz aparecer;

    brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel;

   hilo de luz que en haces
los pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el cenit;

   inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir;

   armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás;

   cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal;

   atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción

   raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga;
oasis que al espíritu
devuelve su vigor...

   ¡Tal es nuestra razón!
Con ambas siempre lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo el genio puede
a un yugo atar las dos.

El tema es la unión entre la inspiración y la razón en la composición poética/ en el espíritu humano.
  


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