La famosa bandera del arcoíris fue creada en San Francisco por el artista y activista Gilbert Baker a finales de los 70, aunque ha tenido modificaciones a lo largo de los años.
El diseño original tenía ocho colores: rosa, rojo, naranja, amarillo, verde, turquesa, azul y morado. Cuando Harvey Milk fue asesinado el 27 de noviembre, la demanda por las banderas aumentó y las empresas textiles no tenían suficientes telas rosas, por lo que se quitó este color. Unos meses después, la bandera se empezó a colocar en los estandartes de San Francisco de manera vertical, pero la luz de los postes se confundía con el color turquesa, así que se decidió quitar otro color y desde 1979 quedó en seis franjas.
El árbol de Navidad casi no se ve pero está.
Para la cultura celta el abeto simboliza la vida eterna y la inmortalidad. Además, el abeto plateado simbolizaba el árbol del nacimiento y quemaban sus agujas para bendecir a madre y niño tras el parto.
Pero el símbolo más popular y extendido es el del árbol de Navidad. Existen muchas leyendas sobre el origen del uso del abeto como árbol de Navidad pero no se tiene claro el origen verdadero de esta tradición. Según la tradición cristiana, San Bonifacio derribó un fresno gigante, el Yggdrasil, que sostenía todos los niveles del mundo desde el cielo hasta los infiernos. En su lugar plantó un abeto o pino como símbolo del amor eterno de Dios y los llenó de velas simbolizando la purificación y la luz de Cristo. Otra leyenda cuenta que San Bonifacio lo que derribó fue un enorme roble que se llevó consigo todos los árboles que le rodeaban excepto un pequeño abeto al que llamó “árbol del Niño Dios”, simbolizando su forma triangular las Santísima Trinidad.
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