Seguimos leyendo. Vamos a trabajar del capítulo 1 al 4.
Lo primero recordad que la obra se llama Frankestein, habla del científico, es su eje.
Recordad también la figura de Fausto (El subtítulo de la novela es el moderno Prometeo)
En el primer capítulo el tema fundamental es la familia. Fijaos en el sufrimiento de Beafort, no solo por su pobreza sino por su aislamiento.
Es una narración en primera persona lo que implica que el resto de los personajes están presentados en el marco de la relación con el narrador. Si veis grietas de discurso, exploradlas.
La infancia de Frankestein es una infancia feliz, sus recuerdos giran en torno a los cuidados. Para Shelley la belleza, el amor, la felicidad es un acto de voluntad , enfocar el cuidado en otro o en otros.
Así la familia acoge a la huérfana Elizabeth Lavenza para salvarla de una vida de amarga pobreza. Uno debe cuidar a sus hijos, ya que es responsable de ellos por traerlos al mundo. Esta idea será extremadamente importante con la introducción del monstruo, ya que la negativa de Víctor a cuidar a su propia criatura dirá mucho sobre la moralidad de su experimento.
En el segundo capítulo encontramos gradualmente aquellos aspectos de Frankestein que lo conducirán a su caída. Posee lo que él llama un deseo ardiente de conocimiento, una obsesión,algo muy cercano a la locura.
Elizabeth l salva a Víctor de su obsesión durante su estancia en Ginebra. La influencia de las mujeres, y de lo femenino, es presentada así como una esperanza de salvación, inspirando templanza y bondad.
En este capítulo encontramos la palabra "creación" aparece aquí por primera vez, en referencia a la filosofía natural: Víctor se refiere a ella como "una creación abortada y deforme". Tanto la idea de la creación como la del aborto se volverán sumamente significativas en capítulos posteriores.
En el tercer capítulo el tema de los cuidados tiene de nuevo mucho importancia. Es aquí en donde se unen a futuro las vida de Elizabeth y Frankestein. La partida de Frankestein y su posterior aislamiento afecta a su padre y a la que ya es su prometida.
Fijaos también en la retórica épica de la clase del profesor Waldman que hace de los científicos una suerte de dioses:
"... [Ellos] han realizado efectivos milagros. Penetran en las reconditeces de la naturaleza y muestran cómo actúa esta en lo más oculto. Ascienden a los cielos; han descubierto la circulación de la sangre, y la naturaleza del aire que respiramos. Han alcanzado nuevos y casi ilimitados poderes; son capaces de mandar sobre las tormentas del cielo, imitar el terremoto y hasta remedar el mundo invisible con sus propios fantasmas".
A Víctor lo que lo seduce de la filosofía natural es la esperanza de convertirse en un dios, libre de las leyes y limitaciones terrenales. Ha enloquecido, no solo con el deseo de descubrimiento sino también con el de omnipotencia y omnisciencia. Víctor nos dice que las palabras de Waldman eran palabras “del destino". Víctor , así, se absuelve de la culpa y ubica la fuente de su ruina fuera de él, fuera del ámbito de su propia voluntad. La culpa no es de él sino del destino.
En el capítulo 4 encontramos ya a Frankestein, al científico loco la capacidad de Víctor para el altruismo y la benevolencia ha sido completamente destruida por su obsesión, quiere crear hombres que lo adoren como a un dios. Frankenstein se vuelve progresivamente menos humano, es decir, más monstruoso. Tortura criaturas vivas, descuida a su familia y saquea cementerios . Su salud sufre tanto como su moral: se ve pálido y demacrado. El trabajo de Frankenstein está enfermando al hombre que alguna vez se llamó Víctor.
Los temas del azar y el destino aparecen una vez más en este capítulo. Frankenstein está a punto de regresar a Ginebra cuando ocurre “un incidente" que lo hace cambiar de opinión. Este dispositivo de la trama, por el que se genera una expectativa solo para verla contradicha momentos después por un suceso aparentemente casual, es común en la novela.
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