Caballeros 1

martes, 18 de febrero de 2020

Concepción Arenal.

"El marido se queja de que su mujer está llena de caprichos; de que no piensa más que en trapos y joyas; de que por la cosa más fútil se disgusta y se irrita; de que insiste con porfiado empeño en lo que carece de importancia o de razón; de que con sus puerilidades vehementes forma como una red, que le envuelve y produce malestar, disgustos, en ocasiones conflictos y ruina. Pero ¿cómo no reflexiona que no pudiendo ocuparse de cosas mas grandes ha de dar importancia a las pequeñas y que reducida a un estrecho círculo, ha de multiplicar en él sus movimientos, como el pájaro en la jaula, y unir, a lo pueril o absurdo del objeto deseado, la vehemencia del deseo? El espíritu del hombre se ejercita en cosas más grandes y en mayor número; el de la mujer, que no es menos activo, tiene que limitarse a las de menor importancia, siendo cosa muy natural que forme porfiado empeño en conseguir las más insignificantes. Este es el medio en que se la coloca, el impulso que se le da y si alguna con fortaleza resiste, muchas tienen que ceder a él y ser arrastradas por la corriente."


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