Caballeros 1

viernes, 13 de enero de 2017

Lectores de símbolos: OJOS VERDES.


Surgen de la profunda penumbra un par de ojos verdes, "luminosos y transparentes, como las gotas de la lluvia que resbalan sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano". (Gustavo Adolfo Bécquer "Los ojos verdes")


Detrás de aquellos ojos, el agua. Sí, porque las hadas de ojos verdes tienen una profunda relación con el agua. No sólo me refiero a las sirenas y a las ninfas, también a las korrigans, lamias, xanas, lunias, janas y ondinas, gojes, alojes, asrai, glaistig y selkies... entre otras. El agua es el espacio del inconsciente y de los afectos. Ésta forma parte de los sueños y de la fantasía, más allá del tiempo, y la tierra se refleja en ella, para vivir el misterio de lo fabuloso.


En la hermosa leyenda de Bécquer, "Los ojos verdes" un joven noble, llamado Fernando de Argensola, se adentra en un bosque siguiendo a su presa de caza, un ciervo. No escucha a su joven montero y se adentra en un territorio vedado a los humanos y mira a una criatura considerada maligna, de inmensa belleza, etérea, encantadora y se enamora de su visión. Este amor le produce la pérdida de color en la piel y el ánimo sombrío. Fernando recuerda que al entrar en este territorio encantado todo es frescura placentera y sonidos llenos de poesía que acarrean las aguas. Este paraje maravilloso es su lugar de eterno retorno, va allí todos los días sólo para ver si la encuentra nuevamente. Hasta que una tarde la encuentra, peinando su larga cabellera dorada, metida en el agua y con unos ojos que han clavado su mirada en el centro del corazón del joven, unos ojos de un color imposible, ojos verdes... El joven encantado con la mirada de aquel ser, encantador y maligno, no escucha las advertencias de sus consejeros de alejarse del lugar y hechizado por las palabras de amor de esta hermosa mujer, la sigue hasta las profundidades de su morada:
"Fernando dio un paso hacia ella...,otro, y sintió unos brazos delgados y flexibles que se liaban a su cuello, y una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve,...y vaciló,..., y perdió pie, y cayó al agua con un rumor sordo y lúgubre.
Las aguas saltaron en chispas de luz y se cerraron sobre su cuerpo, y sus círculos de plata fueron ensanchándose, ensanchándose, hasta expirar en las orillas"
Fuentes: "Vida, secretos y costumbres del mundo encantado de las Hadas" de Teresa Martín.
En la Península Ibérica: Las historias de sirenas también son muy famosas en la península, hay una gran cantidad de relatos acerca de mujeres-pez que seducen a los marinos, aunque en otros, estas ninfas son totalmente benevolentes.
  • Es famosa en Cantabria la historia de La Sirenuca, una sirena que antes fue humana. Su madre, harta de que la desobedeciera para ir a los acantilados, gritó "Permita Dios que te vuelvas pez", y así sucedió. Desde entonces, alerta con su canto a los marineros de que se acercan peligrosamente a los acantilados. Esta es una de las pocas sirenas benévolas de la mitología europea.
  • En País Vasco son muy populares los seres mitológicos llamados Itsaslaminak, que en castellano significa Lamias del mar. También se les llama Arrainandereak (mujeres-pez). En lugar de piernas o pies palmeados de pato como toda Lamia de las montañas vasco-navarras, poseen una larga cola de pez. Igual que las otras Lamias, las Itsaslaminak peinan sus cabellos con peines de oro de los que dependen totalmente. Quien quiera dominarlas puede robarles el peine, aunque eso las enfurece, pudiendo ahogar al ladrón o traer mal tiempo a las costas. Sin embargo, no siempre son malas y a veces se enamoran apasionadamente de los marineros que rondan por las costas vascas.
  • En la mitología extremeña también hay sirenas, pero éstas viven en los ríos, de los que salen para ahogar a los hombres después de seducirlos con sus cantos. Se cree que hay una sirena que nada por las aguas del Tajo en Garrovillas, y otra que cada noche de San Blas, sale de la fuente de Luná en Usagre para atraer y ahogar a sus víctimas.
  • En la mitología gallega existe la leyenda de Marina o Marinha, ésta fue rescatada o rescató al duque Don Froilaz del tormentoso mar de Finisterra. A diferencia de otras, Marinha es una sirena buena, toalmente hermosa y se enamora perdidamente de Don Froilaz y éste de ella. Los dos tienen un hijo al que llaman Xoan, por la noche de San Juan y que es el origen del Linaje Mariño.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Sirena

   Lidia Mariño la cuenta así "
Cuenta la leyenda, que el caballero Roldán, sobrino de Carlomagno,  no habría muerto en la batalla de Roncesvalles en el año 778, como asegura el poema épico “La Canción de Roldán”. malherido, consiguió escapar de la contienda, yendo a refugiarse a la mágica Isla de Sálvora. De hecho, cuentan que, en las noches de tormenta, aún se puede escuchar un ruido estridente en las inmediaciones de la isla que avisa a los marineros de los peligros del mar. Según dicen, el ruido procede del olifante que poseía el propio Roldán.
Una mañana, Roldán paseaba a caballo por la blanca playa al pie de las aguas cristalinas. De pronto, observó en la lejanía, lo que reconoció como un cuerpo de mujer tumbado en la arena. Intrigado, el caballero espoleó al animal para acercarse galopando al lugar en que se encontraba la joven. Al llegar al lugar, cual fue su sorpresa al constatar que se trataba de una sirena! No daba crédito a lo que veía. Era una hermosa mujer, de rostro angelical, turgentes pechos y esbelta cintura, que continuaba en una brillante cola de pez. Roldán quedó tan prendado por la belleza de la muchacha y por el candor de su mirada que, sin que ella le hubiese dicho una sola palabra, la subió a lomos de su caballo para llevarla a su hogar.
Una vez allí, le quitó las escamas con paciencia, una por una convirtiéndose así la sirena en una espléndida mujer. Roldán la contempló durante largos minutos, ensimismado por su belleza. Se dirigió hacia ella, y no puedo resistir el impulso de tomarla entre sus brazos. Recorrió con dulzura su suave piel, recreándose en cada rincón de su cuerpo. Y la poseyó.
Cuando ambos yacían abrazados en el lecho, Roldán se percató de que no conocía su nombre. Cual fue su sorpresa al preguntárselo, que la sirena fue incapaz de responder: era muda. Pero a Roldán no le importó en absoluto, ya estaba perdidamente enamorado de ella. Así, decidió acuñarle el nombre de Mariña, por haber venido del mar.
Pasaron felices los meses para los dos enamorados, con la única pega de que, por más que Roldán intentaba enseñarle y por más que Mariña se esforzaba, no conseguía emitir palabra, sólo apenas unos gruñidos ininteligibles. La felicidad de la pareja se vio colmada al dar a luz a su primer hijo, un niño hermoso como su madre y fuerte como su padre.
Cuando el bebé contaba con apenas unos meses, se celebró en los dominios de Roldán la noche de San Juan. Noche mágica por excelencia en Galicia, en la que los más profundos deseos se cumplen y en la que incluso, si se sabe el modo, pueden conocerse los designios del futuro.
Todo el mundo cantaba y bailaba alrededor de la hoguera, mientras Mariña, con el niño en brazos, lo observaba todo con curiosidad y alegría. De pronto, Roldán se dirigió a ella, le arrebató a su hijo y se dirigió a la hoguera para cumplir la tradición de saltarla. Mariña, que desconocía esta costumbre, pensó que su marido había perdido la razón y pretendía tirar al niño a las llamas. Presa del pánico, la sirena gritó:
- ¡Hijo!
Al pronunciar esta palabra, un trozo de carne se desprendió de su garganta, y desde entonces la sirena pudo hablar con normalidad. De este modo, la felicidad de la pareja fue plena, compartiendo largos años de amor que dieron sus frutos en el linaje de los Mariño.
Cuentan algunos que, al morir Roldán, la sirena volvió al mar poniendo antes una condición: de cada generación de los Mariño, debería entregársele a ella un niño que se llevaría al mar. El elegido se reconocería por tener los ojos azules. Lo inquietante es que se han dado casos (recogidos por Torrente Ballester) de Mariños de ojos azueles desparecidos en la costa."
   En la Isla de Salvaro una estatua rememora esta leyenda.
 

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