Caballeros 1

lunes, 16 de noviembre de 2015

Mujeres medievales.

 En su faceta más íntima, en las cartas escritas a otras mujeres, las mujeres medievales se describen a sí mismas como activas en los afectos, con iniciativa, porque ser recatada no era lo adecuado para una buena mujer. Sólo las livianas se hacen rogar. Lo que tenían claro es que el amor y el matrimonio no eran la misma cosa. Las mujeres, sobre todo las de las clases sociales pudientes, eran forzadas a contraer matrimonios de conveniencia que perseguían el interés económico y político antes que el amor. Si éste llegaba, era un regalo de la buena fortuna.
En esa coyuntura, si ellas eran consideradas materia de contrato ¿por qué debían asumir sin rechistar la fidelidad matrimonial? Cumplían su parte en el negocio y discretamente manejaban sus emociones.
A pesar de que podían ser castigadas incluso con la muerte, en su pensamiento profundo las mujeres medievales parece que comprenden el adulterio,  una relación nada problemática mientras no exista embarazo. De hecho, la solidaridad femenina se manifiesta en el apoyo que las mujeres se prestan entre sí para ocultar y resolver los problemas derivados de una preñez indebida, como se narra abiertamente en La Celestina.

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