Caballeros 1

viernes, 16 de mayo de 2014

Las técnicas narrativas en el texto de Crónica.


 
 

Entre las técnicas narrativas empleadas por García Márquez en esta novela destacan, por su complejidad, la elección del narrador de los hechos y el tratamiento que recibe el tiempo.

En cuanto al punto de vista, nos encontramos ante un narrador interno, que en ocasiones actúa como narrador-testigo, y, en otras, como narrador-cronista, que ha entrevistado, investigado e intenta recomponer la historia casi treinta años después de que hayan sucedido los hechos. Guarda una estrecha relación con los protagonistas de la obra: era amigo íntimo de Santiago Nasar, y primo de Ángela y de los gemelos. No sabemos cómo se llama, pero el nombre de los personajes que lo rodean (su madre Luisa Santiaga, sus hermanos Margot y Luis Enrique, su esposa Mercedes, su amigo Cristo Bedoya, etc.), coincide con el de algunos familiares y amigos del propio autor de la novela, que de esta manera se identifica con el narrador en su papel de cronista. Aunque es el narrador quien cuenta los hechos, en la novela encontramos una gran cantidad de voces (polifonía) que nos ofrecen una visión muy rica de la realidad narrada, que se aborda así desde múltiples perspectivas. En este texto, podemos ver que las fuentes de información en las que se ha basado el narrador para describirnos este episodio son la madre del narrador, que había hablado con Pura Vicario, y la propia Ángela Vicario, con la que el narrador se entrevista en el momento en que se propone escribir esta crónica. Estos testimonios se recogen en estilo directo. De esta manera, las primeras personas que se refieren al narrador aparecen solo en forma de acotaciones en los diálogos: “Fueron tres toques muy despacio –le contó Pura Vicario a mi madre”, “Ya no estaba asustada –me dijo”. En otros momentos, nos reproduce el diálogo entre los protagonistas del suceso tal y como cree que se produjo (Bayardo-Pura, Pedro-Ángela). Esta forma de narrar le concede objetividad al texto, acercándolo al género de la crónica. Sin embargo, en algunas ocasiones se advierte la subjetividad del narrador, cuando el estilo se hace más poético: “Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre”.

Por otro lado, el tratamiento del tiempo en la novela es de gran complejidad porque la historia no se nos narra de manera lineal. La primera línea de la obra ya nos adelanta el desenlace de la misma, que, por otra parte, ya se anunciaba en el título: sabemos, desde el principio, que la novela va a terminar con el asesinato de Santiago Nasar (prolepsis o anticipación). A continuación, se nos van desvelando progresivamente los antecedentes de ese crimen, pero tampoco de una manera ordenada, sino de forma zigzagueante, añadiendo cada vez nuevos detalles, u ofreciendo visiones distintas de cada suceso. El desorden más llamativo se produce si atendemos a lo que se nos cuenta en las partes cuarta y quinta de la novela. En la quinta y última parte, el narrador nos revela los detalles de los últimos momentos de la persecución y muerte de Santiago, mientras que en la cuarta hace referencia a sucesos posteriores a la misma: desde la autopsia y el juicio, hasta el reencuentro entre Ángela y Bayado diecisiete años después. García Márquez se decanta por este orden para subrayar así el carácter circular de la novela, que comienza y termina con el crimen. Este fragmento, en concreto, pertenece al final de la segunda parte, que tiene como ejes principales a Bayardo San Román y a Ángela.

En cuanto a la duración de la fábula, podemos hablar de condensación temporal, pues los hechos principales ocurren en apenas cuatro o cinco horas, justo desde el momento que se nos describe en este texto (la repudia de la esposa) hasta el asesinato de Santiago Nasar, que se producirá en torno a las siete de la mañana de ese lunes fatídico del mes de febrero. Sin embargo, la narración tiene ramificaciones hacia el pasado (Bayardo había llegado al pueblo en agosto y se había prometido con Ángela unos tres meses antes del crimen) y también posteriores (de hecho, se nos describe incluso el reencuentro entre Ángela y Bayardo, que se produjo diecisiete años después de su matrimonio frustrado).

 

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