Entre las técnicas narrativas empleadas por García
Márquez en esta novela destacan, por su complejidad, la elección del narrador
de los hechos y el tratamiento que recibe el tiempo.
En cuanto al punto de vista, nos encontramos ante un
narrador interno, que en ocasiones actúa como narrador-testigo, y, en otras,
como narrador-cronista, que ha entrevistado, investigado e intenta recomponer
la historia casi treinta años después de que hayan sucedido los hechos. Guarda
una estrecha relación con los protagonistas de la obra: era amigo íntimo de
Santiago Nasar, y primo de Ángela y de los gemelos. No sabemos cómo se llama,
pero el nombre de los personajes que lo rodean (su madre Luisa Santiaga, sus
hermanos Margot y Luis Enrique, su esposa Mercedes, su amigo Cristo Bedoya,
etc.), coincide con el de algunos familiares y amigos del propio autor de la
novela, que de esta manera se identifica con el narrador en su papel de
cronista. Aunque es el narrador quien cuenta los hechos, en la novela
encontramos una gran cantidad de voces (polifonía) que nos ofrecen una visión
muy rica de la realidad narrada, que se aborda así desde múltiples
perspectivas. En este texto, podemos ver que las fuentes de información en las
que se ha basado el narrador para describirnos este episodio son la madre del
narrador, que había hablado con Pura Vicario, y la propia Ángela Vicario, con
la que el narrador se entrevista en el momento en que se propone escribir esta
crónica. Estos testimonios se recogen en estilo directo. De esta manera, las
primeras personas que se refieren al narrador aparecen solo en forma de
acotaciones en los diálogos: “Fueron tres toques muy despacio –le contó Pura
Vicario a mi madre”, “Ya no estaba
asustada –me dijo”. En otros
momentos, nos reproduce el diálogo entre los protagonistas del suceso tal y
como cree que se produjo (Bayardo-Pura, Pedro-Ángela). Esta forma de narrar le
concede objetividad al texto, acercándolo al género de la crónica. Sin embargo,
en algunas ocasiones se advierte la subjetividad del narrador, cuando el estilo
se hace más poético: “Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista
entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo
dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío
cuya sentencia estaba escrita desde siempre”.
Por otro lado, el tratamiento del tiempo en la novela
es de gran complejidad porque la historia no se nos narra de manera lineal. La
primera línea de la obra ya nos adelanta el desenlace de la misma, que, por
otra parte, ya se anunciaba en el título: sabemos, desde el principio, que la
novela va a terminar con el asesinato de Santiago Nasar (prolepsis o
anticipación). A continuación, se nos van desvelando progresivamente los
antecedentes de ese crimen, pero tampoco de una manera ordenada, sino de forma
zigzagueante, añadiendo cada vez nuevos detalles, u ofreciendo visiones
distintas de cada suceso. El desorden más llamativo se produce si atendemos a
lo que se nos cuenta en las partes cuarta y quinta de la novela. En la quinta y
última parte, el narrador nos revela los detalles de los últimos momentos de la
persecución y muerte de Santiago, mientras que en la cuarta hace referencia a
sucesos posteriores a la misma: desde la autopsia y el juicio, hasta el
reencuentro entre Ángela y Bayado diecisiete años después. García Márquez se
decanta por este orden para subrayar así el carácter circular de la novela, que
comienza y termina con el crimen. Este fragmento, en concreto, pertenece al
final de la segunda parte, que tiene como ejes principales a Bayardo San Román
y a Ángela.
En cuanto a la duración de la fábula, podemos hablar
de condensación temporal, pues los hechos principales ocurren en apenas cuatro o
cinco horas, justo desde el momento que se nos describe en este texto (la
repudia de la esposa) hasta el asesinato de Santiago Nasar, que se producirá en
torno a las siete de la mañana de ese lunes fatídico del mes de febrero. Sin
embargo, la narración tiene ramificaciones hacia el pasado (Bayardo había
llegado al pueblo en agosto y se había prometido con Ángela unos tres meses
antes del crimen) y también posteriores (de hecho, se nos describe incluso el
reencuentro entre Ángela y Bayardo, que se produjo diecisiete años después de
su matrimonio frustrado).
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