Caballeros 1

miércoles, 15 de junio de 2022

Lo bello artístico del dolorplacer.




 Obra que toma como punto de partida el tratado de Deleuze Presentación de Sacher-Masoch. Lo frío y lo cruel, la hija se enfrenta a la muerte del padre y al problema de la semejanza. Gracias a este acto masoquista con el padre biológico en la antesala de la muerte, la hija se convierte en una madre cristológica (María), tal y como desarrolla Deleuze, y adopta el papel de un verdugo paradójico, puesto que el castigo produce el beneficio del conocimiento y la belleza en un itinerario cruel, que va desde el cuerpo masacrado por la vejez hasta una mística negra, es decir, hasta la contemplación de un Dios tal vez inexistente, pero, al fin y al cabo, fantasma obsesionante. Y, para ello, la hija deviene cazadora de osos, de lobos y de corderos; la hija-madre-verdugo satisface la visión masoquista del mundo y firma el contrato con el padre, que no es nada más que una metáfora de la culpa original que culmina en la estética.

El recorrido empieza por el cuerpo, sigue con las ideas, alcanza lo sublime en el arte y, finalmente, culmina en Dios, es decir, se trata de un camino hacia el misterio. La búsqueda del ideal y de lo bello traza un camino marcado por una crueldad representada que permite pensar lo irrepresentable. El masoquismo es, por tanto, un acto puramente espiritual, que procede del dilema entre la materia y el alma, entre la caducidad del cuerpo vivo (lo bello natural) y la eternidad de lo bello (lo bello artístico, como afirma Hegel); es una búsqueda trascendente a través de la sexualización ritual de la muerte, un deseo de expiación y castigo que abjura de la semejanza al padre (el creador) para, precisamente, reafirmarla. Y reafirmar, también, la infinita soledad frente a lo indemostrable, lo inalcanzable y lo incomprensible, concentrándose en el silencio de Dios, en la semejanza entre el objeto y su representación estética, en la semejanza entre el padre y el hijo.

En la hora de nuestra muerte todos somos hijos. Esta obra es un intento vano de hacer visible lo invisible, lo ininteligible. Un orden lunático bajo el cual corre el río de la angustia y la necesidad de ser amados. La verdadera libertad emana del hecho de aceptar la esclavitud. El masoquista, a su modo, al invertir la relación dolorplacer, destituye la ley de los hombres para instaurar la mítica; quebranta el contrato masoquista establecido por Dios firmando un contrato en la tierra. Así propone Hegel: “la realización de la razón es trágica, tal y como nos enseña el sacrificio de Cristo”


 «Padre, madre, éramos tres y todo lo hicimos mal. No supimos estar tranquilos. Nunca fuimos felices juntos. Sufrimos, padre, madre, sufrimos. Hemos sido una suma de dolores y soledades. Que solos hemos estado. (...) Hemos enloquecido. O siempre fue así, desde el principio. Mamá Alzhéimer, Papá Psicosis, yo. Y griega, o».

En Una costilla sobre la mesa, Liddell lleva al lector a un viaje a lo más oscuro de la enfermedad y la locura, un recorrido por los pasillos de un hospital de enfermos terminales ("Aquí sobre todo se habla de dinero"), un relato de goteros, agujas, pañales, alucinaciones y olor a heces, en el que no ahorra sordidez ni escamotea detalles como el olor a mierda que se le pega al paladar cuando entra en la habitación de sus progenitores. "Yo no tendré hijos a los que exigir esclavitud y manos ágiles para limpiar la mierda", escribe y se pregunta si ella misma llevará en su sangre la locura que se ha despertado en sus padres. "Tengo miedo a despertar senil mañana".

Y pese al horror, también hay espacio para los sentimientos y la piedad. "Ojalá tu vientre hubiera sido mi tumba", escribe a su madre. "Hoy me alegro de no haberte asesinado, mamá. Poder despedirte sin odio es el verdadero milagro". La agonía final de su padre, un tránsito hacia la nada durante semanas en la habitación 122, "mirada sin pupila/ neonato precioso al final de tu vida", es narrada por Liddell con un gozo que estremece. "Gracias por el grandioso espectáculo de este último resplandor (...) la muerte, único instante de realidad y sinceridad ante la estafa de la existencia".


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