Caballeros 1

jueves, 3 de marzo de 2022

Ampliando lecturas.

 



https://www.colegioemaus.edu.ar/assets/la-noche-en-que-frankenstein-leyo-al-quijote---santiago-posteguillo.pdf-%C2%B7-versi%C3%B3n-1.pdf



Mary escribía sobre todo durante el día, pero seguía compartiendo con todos las veladas de lectura colectiva donde su marido proseguía deleitándolos con su mágica dicción, que, estoy seguro de ello, debía de dar vida a cada uno de aquellos personajes que aparecían en las novelas seleccionadas. Y una noche especial, tras largas caminatas para unos en la montaña y una intensa sesión de escritura para Mary, Percy eligió una obra maestra de la literatura española traducida al inglés: Don Quijote. Así lo recoge Mary Shelley en su diario en la entrada del 7 de octubre de 1816: « Percy lee Curtius y Clarendon; escribir; Percy lee Don Quijote por la noche.» Y así siguió su marido ley endo cada noche durante todo un mes, un mes eterno e inolvidable para la historia de la literatura universal en el que Mary escribía su gran novela. Hasta que el 7 de noviembre Mary anota en su diario: « Escribir. Percy lee Montaigne por la mañana y termina la lectura de Don Quijote por la noche.» Mary Shelley se enamoró de la literatura mediterránea y en particular de Cervantes, ya fuera por la pasión con la que Percy leyó aquella traducción del Quijote, o por sus largas estancias en países del sur de Europa. El hecho es que Mary Shelley, años después, entre 1835 y 1837, escribiría la más que bien documentada y aún más que interesante Vidas de los más eminentes hombres de la ciencia y la literatura de Italia, España y Portugal, donde, entre otros muchos autores italianos y portugueses, biografiaba también las vidas de poetas, dramaturgos y novelistas españoles como Boscán, Garcilaso de la Vega, Cervantes, Lope de Vega, Góngora, Quevedo o Calderón de la Barca. Y es que Mary Shelley hablaba no sólo inglés, sino francés, italiano, portugués y hasta español. ¿Y cómo aprendió español? Muy « sencillo» (obsérvese que escribo sencillo entre comillas): tanto le gustaron el Quijote y su lectura por parte de su esposo en 1816 que, cuatro años después, en 1820, volvió a leerlo, después de haber iniciado el estudio del español, pero esta vez lo ley ó directamente en castellano. Y tal es la pasión que Mary Shelley sintió por esa gran obra que el lector curioso encontrará una referencia a Sancho Panza en el prólogo a Frankenstein, igual que podrá observar que la novela de Mary Shelley presenta su relato a través de múltiples narradores (el aventurero Walton, el doctor Frankenstein y hasta el propio monstruo); es decir, la misma técnica narrativa que Cervantes usó para el desarrollo del Quijote (narrado por alguien que encontró un supuesto original en árabe que debe traducir una tercera persona y donde cada uno quita y pone según le place). Y, por si quedan dudas, Mary Shelley decidió recrear la famosa « Historia del cautivo» (capítulos XXXIXXLI del Quijote, primera parte) en el capítulo 14 de la versión corregida de 1831 de Frankenstein. Para que se hagan una idea de las similitudes: en la « Historia del cautivo» del Quijote, un cristiano secuestrado en un país musulmán es rescatado por una musulmana que está dispuesta a abrazar la fe cristiana desposándose con el cautivo cristiano al que va a ayudar a escapar; mientras que en la novela de Mary Shelley la monstruosa criatura creada por el doctor Frankenstein conocerá a Safie, una musulmana cuyo padre está preso en la cárcel de París y será ay udado por un cristiano que ama a Safie. Las conexiones entre ambos relatos son evidentes, pero no lo digo yo, sino que sesudos artículos académicos como el titulado « Recycling Zoraida: The Muslim Heroine in Mary Shelley ’s Frankenstein» [« Reciclando a Zoraida: la heroína musulmana de Frankenstein de Mary Shelley» ], publicado en una revista tan prestigiosa como el Bulletin of the Cervantes Society of America [Boletín de la Sociedad Cervantina de América], certifican esta relación entre un texto y otro.




https://analescervantinos.revistas.csic.es/index.php/analescervantinos/article/view/355

No hay comentarios:

Publicar un comentario