PLENILUNIO, 1997
Un regreso a la novela-novela, después de una ausencia larga, y a una Mágina a la que me gustó mucho volver pero cuyo nombre no se dice. La escribí con una entrega apasionada a lo que hacía, pero me alejé después de ella muy rápidamente. Mientras la escribía estaba leyendo a Simenon y a Saul Bellow, y Luz de Agosto , de Faulkner. A uno le gustaría no ser indigno de sus mejores influencias.
Prix Fémina, 1998
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