Caballeros 1

miércoles, 9 de diciembre de 2020

La loteria de Shirley Jackson.

 


Tenemos ligado el miedo a nuestro instinto de supervivencia desde que nacemos. Percibimos lo desconocido como una amenaza. Intentamos domeñar lo desconocido con nuestra ciencia y nuestras creencias religiosas o metafísicas. Vana ilusión de seguridad en un mundo en el que nuestra mayor certeza es la de la propia muerte. Lo desconocido nos enfrenta con nuestro miedo a la muerte, pero también con el rostro de un extraño en el espejo, cuya mueca descompuesta por el miedo nos permite atisbar inquietantes sombras en nuestra verdadera naturaleza. 

Shirley Jackson escribió su relato La lotería en junio de 1948. El 28 de ese mismo mes lo publicaba el semanario The New Yorker. El escándalo y el éxito fueron inmediatos. El semanario recibió en los siguientes días el mayor aluvión de cartas de su historia. Muchas eran de suscriptores indignados que querían darse de baja. Otras eran de lectores que querían saber si la historia narrada era ficción o la descripción verídica de un bárbaro ritual que todavía se practicaba en algún lugar del país (incluso, alguno, en tal caso, pretendía hacer una visita turística). La mayoría querían saber qué sentido tenía el relato.

La acción de La lotería transcurre en un pueblo de trescientos habitantes el 27 de junio de 1948 (Shirley Jackson cambió la fecha, a sugerencia del editor, para que coincidiese con la publicación del cuento). Los habitantes del pueblo se reúnen en la plaza para realizar el sorteo anual de lotería entre todos los presentes. Es un sorteo muy particular, cuyo objeto no se descubre hasta el final del cuento:

Aunque los lugareños habían olvidado el ritual y perdido la caja negra original, todavía recordaban que había que usar piedras.

Quien sale elegido en el sorteo, conforme a una tradición que se remonta a los primeros pobladores del lugar, será asesinado a pedradas por el resto de los miembros de su comunidad. En la dilapidación participará también su propia familia.

El protagonista de La lotería es el grupo que se impone como realidad total a sus miembros, aplastando su individualidad a cambio de un sentimiento de pertenencia a un destino común. Ese destino lo sella el crimen ritual que llevan a cabo mediante su macabro sorteo de lotería. En la culpa compartida por la negación de la humanidad del otro, que es la negación de su propia humanidad, se reafirma el grupo como un puro ente de supervivencia. Es en ese oscuro mecanismo donde la autora reconoce y analiza, en el espejo del mito, actitudes próximas que, por eso mismo, resultan tan escalofriantes. Muestra así, con particular acierto y crudeza, cómo bajo el barniz civilizado de nuestras relaciones sociales asoman los colmillos de un animal sediento de sangre que fía su suerte a oscuras supersticiones, un animal cuyo retrato nos resulta pavorosamente cercano.

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