Caballeros 1

lunes, 25 de mayo de 2020

3º de ESO. Semana del 25 al 29 de mayo. 1ª jornada.

Hemos hecho muchos ejercicios, en general los de gramática los habéis hecho bien (Tenemos que trabajar aún más la comprensión de los complementos verbales) . En lo que más falláis es en la redacción. Y es lo que vamos a practicar esta semana.
 Necesitamos :
1. Un receptor, al que adaptaremos el texto.
2. Una estructura: ¿se trata de una descripción, una argumentación, una enumeración…?
3. La sintaxis, estructurando las frases de manera coherente.
4. Hacer hincapié en los verbos.  revisarlos detenidamente.
5. Regla de Ockham: si puedes decir una cosa con dos palabras, no la digas con cuatro.
6. Revisar la precisión de vocabulario: tecnicismos, sinónimos, conectores, etc.

Los ejercicios de hoy: Una traducción de un hermoso poema de Lucía Aldao y un trabajo sobre léxico en un microrrelato preciosista de Ángel Olgoso.
A TRADUCE al castellano este poema de Lucía Aldao.

Nada máis entrar


Nada máis entrar,

incluso antes de calquera porta,

había unha intención enorme de quererte.

Había manchas de humidade que eu mesma

levei a enmarcar ó mesmo inferno

e penso que por iso agora

teño unha relación parecida cos recordos e cos museos.




Había xente que estivera antes

e eu era a encargada de esquivalos polo pasillo

e de buscar incansable as súas biografías na túa cama.




Non había luz.

As ventás estaban mal pensadas.

Servían para outras cousas…




E a pesar dos choros, eu timbraba.

Timbraba para ver se baixabas

pero sobre todo timbraba

para ver se eu subía

B.- De las palabras destacada en el microrrelato de Ángel Olgoso, elige tres ,defínelas y construye con ellas una oración.
El barbero tijereteaba sin descanso. El barbero afilaba una y otra vez la navaja en el asentador. Clientes de toda laya acudían al local, abarrotándolo. El barbero manejaba las tijeras, el peine y la navaja con velocísimos movimientos tentaculares. Ser barbero precisa de unas cualidades extremas, formidables, exige la briosa celeridad del esquilador y el tacto sutil del pianista. Sin transición, el barbero despojaba a la nutrida clientela de sus largos mechones, de sus desparejas pelambres, señalizaba lindes en el blanco cuero cabelludo, se internaba en sus orejas y en sus fosas nasales, sonreía, pronunciaba las palabras justas, apreciaciones que sabía no serían respondidas, mientras los clientes miraban sin mirar el progreso de su corte en el espejo, coronillas, nucas, barbas cerradas, sotabarbas, patillas de distinta magnitud, luchanas, cabellos que planeaban incesantemente en el aire antes de caer formando ingrávidas montañas: el barbero nunca imaginó que el pelo de los cadáveres pudiera crecer con tanta rapidez bajo tierra.
   Ángel Olgoso.



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