Desde el principio de la Edad Media desapareció el interés por el rigor científico que prevaleciera en la época clásica. Por los caminos de una tierra plana cuyos límites se desconocían se esfumó afán de precisión. En el alto medievo, la perspectiva cosmográfica y la descripción de la tierra derivaron hacia el ámbito de lo legendario, lo religioso y lo simbólico.
La desaparición casi total de la visión científica del mundo aportada por la cultura clásica no obedeció probablemente a una tentativa deliberada del cristianismo por arrinconar el conocimiento ‘pagano'. Es más razonable pensar que tras la conmoción derivada de las invasiones germánicas y de la caída del Imperio Romano, tuvo lugar un cambio rápido y radical en las formas de vida y pensamiento. El afianzamiento de la religión cristiana impulsó nuevos temas de interés y un enfoque esencialmente distinto de la manera de enfrentar el conocimiento.
A medida que los monasterios se consolidaban como centros de conservación y propagación de la cultura, las nuevas producciones ocupaban un lugar preferente en las bibliotecas. Muchos escritos antiguos quedaron amontonados y olvidados en los lugares menos accesibles de los scriptoriums o en las bodegas de los monasterios. Pero esto sucedió más por carecer de aliciente que como resultado directo de una censura eclesial sistemática. Esta relegación, sin embargo, bastó para que el rigor científico de la cosmografía clásica se olvidara y desapareciera del mapa.
(NOTA: Sin embargo en la memoria del subsuelo muchos de los viejos textos fueron conservados por el polvo y reaparecerían con vigor siglos después. La obra de Ptolomeo es un buen ejemplo de ello).
Parte 1.- LA CONCEPCIÓN GEOGRAFICA DEL MUNDO EN LA ALTA EDAD MEDIA
Desde el punto de vista cartográfico, la Alta Edad Media europea es una época falta de rigor y llena de ingenuidad. Se han olvidado los conocimientos anteriores y solamente en el mundo musulmán sigue vigente la guía ptolemaica. Los nuevos mapas responden a una concepción discoidal de la tierra y en la mayoría de ellos predominan las ideas geográficas basadas en los arquetipos bíblicos. Representa la tierra entera tal como es concebida, son por tanto mapamundi.Si bien como instrumentos de guía son inútiles y no tienen el menor interés cartográfico, son interesantísimos documentos históricos. No en vano decía -ya en el siglo XVI- el gran cartógrafo holandés Gerard Mercator, que "los mapas son los ojos de la historia". Estos mapas complementan e ilustran nuestro conocimiento de la cosmología medieval y al fin conducirán a la explosión cartográfica del renacimiento.
Son, además, auténticas y fascinantes obras de arte.
-En este período se barajan dos principales concepciones geográficas de la tierra que determinan el estilo de las distintas representaciones cartográficas. Son:
A) La de zonas climáticas, inspirada en la cosmografía de Macrobio. Es la que más elementos clásicos conserva, pues sigue imaginando una tierra esférica.
B) La "isidoriana", que describe una tierra plana, tripartita y circular en la que toda la ecumene, la tierra habitable, se ajusta a los tres continentes conocidos.
A. Concepción de Macrobius o de las Zonas Climáticas
En su origen el mapa basado en la distribución de la tierra en función de las zonas climáticas está inspirado en autores griegos y lo desarrolla Ambrosio Macrobio en su ‘Comentario al sueño de Escipión', a principios del siglo V. En él imagina la tierra vista desde el cielo. Los mapas que inspira son de estructura muy simple, pero tienen el mérito de conservar para las generaciones futuras algunos aspectos de la ciencia clásica cuando ya las obras originales habían sido olvidadas.
En estos mapas se divide el mundo en zonas correspondientes a tres variantes climáticas que se repiten en cada hemisferio.
En ellos dos estrechas franjas ‘perusta' (tórridas) separadas por el océano y limitadas por los trópicos ocupan la parte ecuatorial del planeta.
Por encima y por debajo de esta franja ardiente, se extienden dos zonas ‘temperata' (templadas). La del hemisferio boreal corresponde a la tierra que conocemos y habitamos; de la del hemisferio austral no tenemos conocimiento, pues tanto las franjas ardientes de la perusta como el cauce del océano la hacen inaccesible. Es la "Terra Incógnita" de las Antípodas, un vastísimo mundo abierto a las aventuras de la imaginación.
Por último, en cada uno de los polos hay una zona ‘frigida' (helada) habitada por seres extraños.
Durante la Edad Media múltiples copias e interpretaciones de esta concepción ilustraron las sucesivas ediciones de la obra de Macrobius, algunas muy esquemáticas y otras ricas en matices e incluso con singularidades insospechadas.
Curioso mapa representando la tierra de Macrobius como si estuviera reflejada en un espejo, con Asia a la izquierda y Europa y África a la derecha. Fue publicado en Paris en 1524, en una edición del "Somnium Scipionis" Libri II. En él se marcan las zonas climáticas, la tierra conocida y la tierra incógnita en las antípodas.
B.- Los diagramas Isidorianos
En lo que se refiere a la cartografía, su importancia radica en que en ellos se originarán los llamados mapas de "T en O" y son también la inspiración de los mapamundi de los Beatos.
Estos mapas diagramáticos fueron en principio muy sencillos, se inscribían en las sucesivas ediciones de las Etimologías de Isidoro de Sevilla y reproducían casi sin detalles la descripción de la tierra que en ellas se hacía. Representaban la tierra conocida dividida en tres continentes cruzados por dos cursos de agua en forma de T y rodeados por un anillo oceánico, la O.
Estos mapas están "orientados", es decir, en la parte superior se encuentra oriente. La barra transversal de la T representa una línea continua formada por el Nilo, el Helesponto, el Ponto Euxino (mar Negro), el Palus Maeotis (mar de Azov) y el río Tanais (Don). Esta franja separa Asia, en la mitad superior del mapa, de los otros dos continentes. El otro curso de agua, perpendicular al anterior, corresponde al Mar Mediterráneo y divide la mitad inferior del mapa dejando Europa a la izquierda y África a la derecha. Cada continente es la heredad de uno de los hijos de Noé. Asia está habitada por los pueblos semitas, descendientes de Sem. África por los camitas, descendientes de Cam y Europa por los descendientes de Jafet.
Desde principios del siglo VIII, a la sencillez diagramática de estas representaciones se van incorporando elementos geográficos y cosmográficos cada vez más historiados y complejos que darán lugar a los magníficos mapamundi plena Edad media: los representados en los Apocalipsis de los Beatos; los mapas T-O de códices y salterios, y los mapamundi circulares de Ebstorf y Hereford, ambos de finales del siglo XIII, que significan la culminación de una manera de concebir la tierra.
Parte2.- LOS MAPAMUNDI DE LA ALTA EDAD MEDIA
El mapa medieval es la narración gráfica de una historia que se va complicando a medida que se cuenta. Sus peculiaridades expresivas hacen de ellos herramientas muy útiles a los historiadores colaborando en la tarea de conocer y describir los diversos matices de la visión del mundo propia de su época.
Aunque el modelo característico del mapa medieval es el desarrollado a partir de los diagramas isidorianos, hay que resaltar que el más antiguo mapamundi medieval que ha llegado hasta nosotros mostrando detalles geográficos identificables es el conocido como mapa del mundo de Albi, que no está trazado siguiendo este esquema.
El mapa de Albi, de origen merovingio, está datado en el siglo VIII. También es un mapa orientado, con el Este en la parte superior, pero representa el mundo como una franja de tierra de ancho casi uniforme que abraza al mar Mediterráneo. Este mapa muestra esquemáticamente las fronteras de las provincias romanas y algunas de las ciudades que fueron importantes en la antigüedad clásica dándoles el nombre por el que eran conocidas en el período tardo-romano, lo que hace pensar que probablemente fue copiado de un mapa de aquella época.
Pero, como hemos dicho, el modelo habitual que se repite casi invariablemente en los más de seiscientos mapamundi medievales que se conservan es el mapamundi circular conocido como "T en O", también llamado discario o "Orbis Terrarum". Su origen es el esquema isidoriano. En ellos una tierra plana y redonda cruzada por dos cursos de agua en forma de T se inscriben en un océano anillo que es la O. Este anagrama -TO- contiene también las iniciales de "Orbis Terrarum" -El círculo de la tierra-, que es el nombre que recibió el mapamundi de Marcus Vipsanius Agrippa en el siglo I y una de las denominaciones más habituales de los mapamundi circulares desde entonces.
Las características más recurrentes de este tipo de mapas son:
-La forma T en O que delimita una tierra tripartita.
-Su ‘orientación', con el Este en la parte superior.
-El armazón conceptual de carácter simbólico y religioso.
-La incorporación en muchos de ellos de una "terra incógnita" situada en el extremo sur del mundo, en parte derecha del mapa. Con frecuencia se dibujan en ella criaturas fantásticas.
-La incorporación frecuente de elementos fabulosos para resaltar lo desconocido: animales monstruosos, razas humanas legendarias, elementos iconográficos míticos y profanos, etc.
-El escaso interés cartográfico. Han desaparecido de ellos los paralelos y meridianos con los que la cartografía clásica establecía las coordenadas; no presentan sentido de la proporción ni interés por los itinerarios o las rutas de navegación. La tierra aparece distorsionada y apelotonada para ajustarla a la concepción TO de la misma y el peso específico de los mares en el conjunto de la ecumene es apenas relevante.
A pesar de estas características comunes en la mayoría de los mapas alto-medievales, desde muy pronto se observan dos líneas estilísticas con características propias muy interesantes que destacan por su originalidad expresiva, por la belleza de fu factura y por el contexto en el que se inscriben.
A) Una de ellas se origina y desarrolla en España en una serie de códices manuscritos conocidos como "Beatos". Reciben este nombre por contener unos "Comentarios al Apocalipsis" atribuidos a Beato de Liébana. Los mapas de estos códices están dibujados en un estilo mozárabe muy flexible que combina las diversas concepciones de la tierra y desarrolla ejemplares cuatripartitos o tripartitos; circulares, ovalados o rectangulares.
B) La otra línea cartográfica de la alta edad media la desarrolla la escuela anglo-normanda de origen francés que elabora un tipo de mapas muy eclécticos e interesantísimos que culminan en los mapamundi circulares o discarios de Ebstorf y Hereford del siglo XIII. En este estilo hay que incluir, aunque anacrónico, el planisferio de Fra Mauro, que fue elaborado ya bien avanzado el siglo XV.
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A) MAPAS DE LOS BEATOS
El monje llamado Beato, o Beatus, vivió en el monasterio de San Martín de Turieno, en el valle cántabro de Liebana, a finales del siglo VIII y allí escribió el texto de los "Comentarios al Apocalipsis de San Juan", libro que debió quedar terminado alrededor de 786. Esta obra fue muy admirada y difundida. Entre los siglos X y XIII se elaboraron muchas copias a las que se incorporaron láminas iluminadas con bellísimas miniaturas de gran intensidad iconográfica y cromática. A todas las copias de la obra original se las denomina por extensión, "Beatos".
La iluminación de códices desarrollada en los monasterios fue una actividad primordial en el arte de la Alta Edad Media. Durante el período mozárabe, en los siglos X y XI, se reproducían los códices miniados en los monasterios de zonas fronterizas sometidas a gran tensión militar y con un acusado sincretismo cultural. Los códices de los Beatos no son, sin embargo, obras mozárabes, pues a pesar de presentar influencias de las diversas corrientes artísticas del momento evidenciando la pluralidad de fuentes formativas, - visigótica, islámica, carolingia-, desarrollan un estilo propio y original muy acusado que les confiere un status propio entre las manifestaciones pictóricas más hermosas, enigmáticas y sorprendentes de toda la Edad Media.
Ya en los siglos XII y XIII el estilo artístico de los Beatos corresponde plenamente a la concepción de la pintura románica. Los libros ricamente iluminados fueron muy solicitados y a la finalidad litúrgica y doctrinal se unió el valor suntuario y el prestigio que aportaba la posesión de una rica biblioteca. En este período al papel promotor de los monasterios se uniría el las escuelas catedralicias, los monarcas y la alta nobleza. Aunque se desarrollan diferentes ramas estilísticas, permanece estricta la unidad temática e iconográfica.
De los veintisiete Beatos conservados sólo veinticuatro contienen miniaturas y algunos ejemplares incorporan mapas que ilustran un pasaje concreto de los ‘Comentarios al Apocalipsis de San Juan' en el que se divide el orbe entre los apóstoles adjudicando a cada uno de ellos la parte del mundo que les corresponde evangelizar. El pasaje dice textualmente: "Haec est ecclesia per universum orbem dilata", (Esta es la iglesia difundida por el orbe universal). La incorporación del mapamundi a las ilustraciones del códice obedece a la intención de ilustrar este pasaje.
No todos los beatos incorporan esta ilustración cartográfica a sus miniaturas, existe sólo en catorce de los Beatos conservados. En todos ellos es común la representación geográfica y el trasfondo simbólico, por lo que se supone que todos proceden de un mismo mapa original -quizás ya en el primer manuscrito- que, desafortunadamente, no se ha conservado. Aunque todos responden al mismo esquema la calidad del resultado varía en función de la cantidad de contenido incorporado y de la pericia del monje dibujante; pero, todos los mapamundi de los beatos mantienen la disposición los continentes y países según el siguiente invariable esquema:
Los conocimientos geográficos de la Alta Edad Media eran limitados y se daba por hecho que la tierra era un disco plano rodeado por el océano y cubierto por la cúpula celeste. A esta idea responden los mapas de los Beatos, que pintan una tierra a veces redonda y otras elíptica o rectangular con los vértices redondeados, pero siempre circundada por un océano en forma anillo y cruzada por los cursos de agua que en su día describiera San Isidoro.
Respondiendo también a la descripción isidoriana, son mapas ‘orientados', es decir, oriente es el punto cardinal situado en la parte superior del mapa, en la clave está ubicado el Paraíso claramente reconocible por la iconografía que presenta: casi invariablemente, Adán y Eva, el árbol y la serpiente. Aunque no siempre, suelen dibujarse los cuatro ríos que brotan del paraíso y van a desembocar al mar periférico. Sus nombres eran Tigris, Eufrates, Geón y Fisón. Asia ocupa la parte superior del mapa y está separada de los otros dos continentes por grandes cursos de agua: de sur a norte: el Nilo, el Helesponto, el mar Negro, el mar de Azov y el río Don. En la parte inferior del mapa está África la derecha y Europa a la izquierda. Ambos continentes están separados por una franja de agua que representa el mar Mediterráneo. También están representadas las principales cadenas montañosas.
El mar Rojo está invariablemente coloreado en rojo intenso y parece una lengua de fuego bordeando la península del Sinaí y ardiendo en el extremo sur de Asia. Estos mapas heredan la idea recurrente de que en el lejano sur, en el extremo derecho y más allá de la tierra conocida, un cauce marino tórrido e intransitable -con frecuencia coloreado también en rojo- separa la ecumene de una tierra a la que no se puede acceder y que habitada por seres prodigiosos. Es la "terra incógnita" de las antípodas.
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Todos los mapas están en http://picasaweb.google.com/LunaBruna1/MapasDeLaEdadMedia
Algunas referencias bibliográficas en http://valdeperrillos.com/books/bibliograf-recursos-digitales-sobre-cartograf-mapas-antiguos
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