Caballeros 1

martes, 29 de mayo de 2018

Examen del Barroco.

Huye sin percibirse lento el día,
Y la hora secreta y recatada
Con silencio se acerca, y despreciada,
Lleva tras sí la edad lozana mía.


La vida nueva que en niñez ardía,
La juventud robusta y engañada,

En el postrer invierno sepultada


Yace entre negra sombra y nieve fría.


No sentí resbalar mudos los años;
Hoy los lloro pasados, y los veo


Riendo de mis lágrimas y daños.


Mi penitencia deba a mi deseo,
Pues me deben la vida mis engaños,

Y espero el mal que paso y no le creo.


1.  Este texto pertenece al género lírico, ya que su emisor es un yo poético que expresa sus emociones y sentimientos desde su subjetividad, como muestran los verbos y los determinantes en primera persona gramatical (mía, sentí, lloro, veo, espero, mía, mis). Por eso, además de la función poética, destaca en él la función expresiva. Por sus aspectos formales, se trata de un poema, concretamente de un soneto; y por el tema que desarrolla (la fugacidad de la vida), se inscribe en la poesía metafísica y filosófica.
2.  En el primer cuarteto el yo poético describe cómo pasa la vida en su transcurso hacia la muerte y subraya su carácter engañoso, pues se percibe lenta y actúa en silencio, llevándose su juventud. En el segundo cuarteto se nos presenta la consecuencia de lo expuesto en el primero: vemos a la muerte vencedora, que ha sepultado en la vejez del emisor toda la lozanía de la niñez y de la juventud (engañada, v. 6) de que un día disfrutó (robusta). Esa vitalidad yace inerte; ha sido aniquilada. Si en los cuartetos la voz poética se distancia, que asoma en los determinantes mía (v. 4) y mi (v. 5), evitando aparecer ante juventud y postrer invierno para dejarle el protagonismo al tiempo, en los tercetos se alza ya como sujeto. En el primero se confiesa engañado («No sentí resbalar mudos los años») y se lamenta por el tiempo ya ido («Hoy lloro los pasados») mientras contempla la risa del tiempo traidor que le engañó («y los veo / riendo de mis lágrimas y mis daños»). Y en el terceto asoma claro su arrepentimiento por haberse dejado engañar y pide una penitencia igual a su pecado: la paradoja de saber y no creer; seguir en el engaño, lo que implica su rebeldía, su falta de resignación ante esta ley inapelable.  Los temas que desarrolla este soneto son la fugacidad de la vida y el paso inexorable del tiempo (tempus irreparabile fugit), la consideración de vida como muerte (cotidie morimur), el engaño a que nos somete el tiempo y el arrepentimiento de la voz poética por no haber reparado en él, así como su falta de resignación ante la llegada irremediable de la vejez y de la muerte.
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En este soneto reconocemos el motivo del cotidie morimur (la vida como un ir muriendo desde el nacimiento). Quevedo desarrolló este tema en sus poemas metafísicos y morales, así como en sus obras en prosa de carácter filosófico y en el Sueño de la muerte.
Se trata de un soneto, poema compuesto por dos cuartetos y dos tercetos de versos endecasílabos, los cuales riman en consonante según el siguiente esquema: 11A 11B (hiato en la/ho-ra; sinalefa en se-cre-ta ∪ y). 11B (sinalefas en se ∪ a-cer-ca ∪ y) 11A (sinalefa en la ∪ e-dad) 11A (sinalefa en que ∪ en) 11B 11A (sinalefas en ya-ce ∪ en y som-bra ∪ y) 11C 11D 11C (diéresis en ri-en-do) 11D (sinalefa en de-ba ∪ a) 11C 11D (sinalefas en y ∪ es-pe-ro y en pa-so ∪ y) En el barroco se cultivaron otras estrofas y poemas renacentistas italianizantes e, importada también de Italia, se introdujo la silva. Además, se revalorizaron las estructuras de arte menor en sus distintas combinaciones: seguidillas, villancicos Y ,ESPECIALMENTE, LOS ROMANCES.
Los recursos expresivos más destacados son los siguientes: ƒ Metáforas: el día se identifica con la vida; y «la hora secreta y recatada» (v. 2) y la «negra sombra y la nieve fría» (v. 8) aluden a la muerte. El postrer invierno (v. 7) designa la vejez. Además, subyace una metáfora en el verbo ardía (v. 5), relacionado con la pasión y con la máxima efusión de vida; en resbalar (v. 9), que indica la idea de rapidez, de fugacidad; y en el adjetivo mudos («mudos los años», v. 9), que remite al carácter traicionero y engañoso de la vida.  ƒ Emparejamientos, como los de secreta y recatada (v. 2); robusta y engañada (v. 6); negra sombra y nieve fría (v. 8), mis lágrimas y daños (v. 11). ƒ Poliptoton: deba (v.12), deben (v. 13). ƒ Paradoja: «espero el mal que paso y no le creo» (v. 14).


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