Caballeros 1

martes, 6 de marzo de 2018

ADMÍRASE DE QUE FLORA, SIENDO TODO FUEGO Y LUZ, SEA TODA HIELO


Hermosísimo invierno de mi vida,
sin estivo calor constante yelo,
a cuya nieve da cortés el cielo
púrpura en tiernas flores encendida;
esa esfera de luz enriquecida, 
que tiene por estrella al dios de Delo, 
¿cómo en la elemental guerra del suelo 
reina de sus contrarios defendida?
Eres Scitia de l'alma que te adora, 
cuando la vista, que te mira, inflama; 
Etna, que ardientes nieves atesora.
Sí lo frágil perdonas a la fama,
eres al vidro parecida, Flora,
que siendo yelo, es hijo de la llama.

Amor de sola una vista nace, vive, crece y se perpetúa
Diez años de mi vida se ha llevado
en veloz fuga y sorda el sol ardiente,
después que en tus dos ojos vi el Oriente,
Lísida, en hermosura duplicado.
Diez años en mis venas he guardado
el dulce fuego que alimento, ausente,
de mi sangre. Diez años en mi mente
con imperio tus luces han reinado.
Basta ver una vez grande hermosura;
que, una vez vista, eternamente enciende,
y en l’alma impresa eternamente dura.
Llama que a la inmortal vida trasciende,
ni teme con el cuerpo sepultura,
ni el tiempo la marchita ni la ofende.



   Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.

   El mirar zambo y zurdo es delincuente; 5
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinerosa luz, dulce y ardiente.

   Lo que no miran ven, y son despojos
suyos cuantos los ven, y su conquista 10
da a l'alma tantos premios como enojos.

   ¿Qué ley, pues, pudo mover al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?


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