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LA FUNDACIÓN
Esta obra pertenece al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, la obra se estrena
en 1974, momento en que Buero Vallejo ya contaba con el apoyo y beneplácito del
público y de la crítica.
Con la obra Vallejo pretende provocar una catarsis en el espectador y que este
reflexione sobre el cruel mundo de la prisión, la cárcel, la tortura, la
delación y la muerte. Con todo, el principal valor de la obra es su
perdurabilidad en el tiempo.
1.
Técnicas y recursos dramáticos en La
Fundación
La obra cuenta con múltiples acotaciones que tienen
gran relevancia, pues la presencia y posterior ausencia de elementos explican
el paso desde la supuesta fundación hasta la cárcel real y son fundamentales
para entender el desarrollo de la obra. Es, precisamente, a partir de la
desaparición de elementos o la aparición de otros cuando Tomás cobra conciencia
de su verdadero estado.
Pero si algo caracteriza esta obra como el resto de las obras de Buero es el uso del llamado Efecto inmersión: el espectador es “engañado” por el autor que lo hace participar, ve los pensamientos de uno de los personajes, Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre; el público, de la mano de Tomás, se traslada desde la apacible situación inicial de esta fundación idílica, hasta el desvelamiento final de la celda, de la que nunca se ha salido. Por otro lado, la obra no sigue la división tradicional en tres actos que se corresponden con presentación- nudo- desenlace, sino que se divide en dos partes, divididas a su vez en dos momentos y prescinde de la división en escenas El propio Buero ha definido la obra como “fábula en dos partes” y esta división se corresponde con la locura de Tomás y su “curación” Quizás el motivo por el que se prescinde del primer acto y la acción se nos presenta “in media res” sea el hecho de que si hubiese primer acto, en este se nos deberían presentar los personajes, y tendríamos que saber algo de su situación y sus circunstancias, con lo que el factor sorpresa desaparecería y el efecto inmersión no tendría sentido.
Pero si algo caracteriza esta obra como el resto de las obras de Buero es el uso del llamado Efecto inmersión: el espectador es “engañado” por el autor que lo hace participar, ve los pensamientos de uno de los personajes, Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre; el público, de la mano de Tomás, se traslada desde la apacible situación inicial de esta fundación idílica, hasta el desvelamiento final de la celda, de la que nunca se ha salido. Por otro lado, la obra no sigue la división tradicional en tres actos que se corresponden con presentación- nudo- desenlace, sino que se divide en dos partes, divididas a su vez en dos momentos y prescinde de la división en escenas El propio Buero ha definido la obra como “fábula en dos partes” y esta división se corresponde con la locura de Tomás y su “curación” Quizás el motivo por el que se prescinde del primer acto y la acción se nos presenta “in media res” sea el hecho de que si hubiese primer acto, en este se nos deberían presentar los personajes, y tendríamos que saber algo de su situación y sus circunstancias, con lo que el factor sorpresa desaparecería y el efecto inmersión no tendría sentido.
La obra tiene un final abierto: no sabemos si los
personajes que quedan vivos al final de la obra (Tomás y Lino) son llamados a
declarar, y de ahí a la celda de castigo, desde donde tienen una opción de
escapar, o si serán ajusticiados como Tulio. La obra también presenta una estructura
circular dado que reaparece el “mayordomo” disponiendo las
“suites” para futuros “huéspedes” llevándonos de nuevo a la
situación inicial. Con ello quizás el Buero más universal deje entrever que
tras una “fundación” siempre habrá otra, que siempre habrá alguien, o una
Institución, en algún lugar, anulando personalidades y coartando
libertades.
Los diálogos son rápidos y fluidos lo que
proporciona ritmo a la obra. No obstante hay algunas
intervenciones más largas y morosas, aquellas en las que el autor
deja caer su opinión sobre algunas actitudes que pueden suscitar polémica.
2.
Análisis de los personajes de La
Fundación
TOMÁS es quien soporta todo
el peso de la obra y gracias a él los lectores o los espectadores conocen el
significado pleno del drama. Tomás nunca abandona la escena. Cree residir en
una moderna fundación, becado junto a sus compañeros para desarrollar
investigaciones varias. Poco a poco irá percibiendo la dolorosa realidad.
Recupera el juicio por completo al final de la obra.
ASEL Al igual que Tulio, ha superado,
como hombre de acción, los límites de los “activos” y, como los
“contemplativos”, es capaz de soñar con un mundo mejor e intentar transmitir
sus deseos a los demás. Es quien impulsa la acción dramática: es él
el que ha ideado la terapia para que Tomás vuelva a la realidad, y es él quien
ha preparado el proyecto de fuga. Pero además, Asel confiesa en la segunda
parte que él también ha delatado a sus compañeros en el pasado y eso costó, al
menos, una vida. Finalmente, la máxima tensión dramática de la obra llega
cuando Asel decide suicidarse para no hablar y hacer posible aún la fuga de sus
compañeros Tomás y Lino.La actitud final de Asel, al igual que la de Tulio,
parecen contagiadas por la fantasía de Tomás, como si de un proceso de
“quijotización” se tratase. Asel afirma dos veces que el paisaje que veía Tomás
es verdadero. El propósito de esto es sugerirnos que debemos soñar con ese
mundo idílico, que debemos luchar por esa aspiración a algo absoluto y
imposible, tal como han hecho siempre los “contemplativos” en las obras de
Buero.
TULIO es, en un principio,
colérico, caracterizado por su hosquedad e intransigencia. Pero todo
queda compensado por su personalidad soñadora.Tulio se nos presenta con una
primera impresión engañosa, ya que al principio se muestra reacio a seguirle la
corriente a Tomás, pero acaba siendo el que en mayor grado se identifica con él
al final de la historia, por lo que, dada su humanidad, su ejecución resulta
más dolorosa.
MAX está caracterizado por su bajeza
moral ya que se entrega a fáciles compensaciones a cambio de una traición.
LINO, apático en un principio, hombre de
acción más tarde es el que mata a Max.
BERTA es un personaje atípico, fruto de
la imaginación de Tomás.
El verdadero sentido de los diálogos de
Tomás y Berta no puede ser entendido por el público hasta el final de la obra.
Se trata de un desdoblamiento de la personalidad de éste, un reflejo
subconsciente que experimenta los primeros atisbos de la realidad.
Cada uno a su manera, estos personajes representan formas de
actuar ante situaciones límite: Asel la asume con dignidad, tolerancia y
comprensión; Tulio pasa de la intransigencia a la envidia que siente por Tomás
que ha conseguido evadirse de la amarga realidad que los circunda; Lino también
es un soñador, inocente; Lino evolucionará de un papel de mero observador a la
acción desesperada y Max representa la solución fácil y rastrera: el que vende
a sus amigos a cambio de recompensas materiales. Pero estas posturas se revelan
insuficientes para escapar del poder que ejerce la fundación. El
desenlace es trágico para la mayoría de ellos, pero el final abierto hace que
el espectador, absolutamente conmocionado y conmovido por lo que está
presenciando, desea que se resuelva positivamente para los supervivientes y que
los lleven a la celda de castigo.
3.
Argumento y temas fundamentales de La
Fundación
Desde que se levanta el telón creemos estar ante una serie de
investigadores becados por una fundación que les permite trabajar en distintos
ámbitos. En este escenario se mueve Tomás, personaje de la mano del cual
avanzaremos hasta conocer la realidad. La fundación no existe como tal fuera de
la mente de Tomás, que ha construido una realidad paralela para evadirse de la
triste realidad: él y sus compañeros se encuentran en una cárcel por motivos
políticos. Con la ayuda de sus compañeros y un poco de sobrealimentación
consigue recuperar la cordura y asumir la situación que le rodea. Asimismo
conocemos el plan de fuga que traman entre unos cuantos presos, plan que se
verá abocado al fracaso por culpa de la delación de uno de los compañeros de
celda, Max. Uno de los personajes será fusilado a lo largo de la obra, otro de
ellos se suicidará para no delatar, bajo presión, el plan de fuga de sus
compañeros, el delator será empujado escaleras abajo… Con todo, el final
abierto de la obra deja abierta una puerta a la esperanza: unos guardias vienen
a llevarse a los dos compañeros que quedan y no sabemos si los conducirán a la
celda de castigo- donde quizás puedan llevar a cabo el plan de fuga- o si, por
el contrario, los llevarán ante el pelotón de fusilamiento.
TEMAS
La obra pretende que el público medite sobre la libertad y la esclavitud:
sobre la opresión que los regímenes totalitarios ejercen sobre los individuos
que no se pliegan a sus estrictos códigos de comportamiento. Es la
interpretación que mayor fuerza cobró en la época de su estreno, pese a que el
franquismo se encontraba ya en sus postrimerías La obra queda así emparentada
con En la red, de Alfonso Sastre, al denunciar la brutalidad de
prácticas como la tortura, la delación, la represión ideológica y la pena de
muerte.
En una línea existencial podemos considerar que la vida es también una
cárcel sórdida e interminable en la que permanecemos secuestrados bajo la
amenaza omnipresente de la muerte a la espera de que el Ser Supremo o el
caprichoso azar decida arrancarnos de nuestro habitáculo terreno. De esa áspera
realidad se evaden los hombres -al igual que Tomás- mediante ensoñaciones se
dejan alienar por bienes de consumo o cosas amables y apetecibles que les hagan
olvidar el destino inexorable.
Aparece también el tema de la amistad y la lealtad, cuyo representante
positivo sería Asel, que hace todo lo posible para que se restablezca Tomás,
mientras que el polo negativo lo representa Max que vende a sus amigos a cambio
de meras recompensas materiales. Hacia la amistad deriva el odio – o enemistad-
inicial de Tulio y Tomás cuando ambos ven que comparten destino, ideales y
miedos y amistad, aún sin conocerse, hay entre los protagonistas y los otros
presos que ayudarán de una forma u otra en su fuga- aunque quizás aquí hubiese
mejor que hablar de solidaridad o compañerismo.
El tema de la realidad ilusoria, de la vida como sueño, como apariencia,
como fantasía está encarnado en la alucinación de Tomas y se plantea como forma
única para tolerar la tortura, el desencanto, la cárcel… de hecho provoca
cierta envidia en los demás compañeros que, concientes de su estado, ven cómo
Tomás sobrevive, a su manera, en este entorno hostil.
4.
Lugar, tiempo y acción en La
Fundación
Por lo que respecta al espacio y tiempo en que
se enmarca la acción, conscientemente Buero Vallejo evita situar su
acción en un país y en una época determinada (aunque el espectador puede ver
reflejada la época franquista, que el propio Buero vivió con su paso por
prisión y condenado a muerte por el régimen franquista). Buero, evitando la
censura, plantea la acción en un “pais desconocido”, pero al mismo tiempo
consigue universalizar su objetivo: criticar el poder de los gobiernos
autoritarios, la represión, la bruteza policial, la censura, la incapacidad de
reunirse o sindicarse…dondequiera que estos hechos se produzcan. Con todo,
podemos analizar separadamente estos dos elementos.
Lugar: La obra mantiene
unidad de lugar, aunque este varíe su configuración a lo largo de la obra.
Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás y es un
elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que
el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la
realidad se refleja en la transformación paulatina del escenario.
El tiempo: En la obra no
hay indicaciones temporales muy precisas, pero los cuatro “cuadros” en que se
divide transcurren, sin saltos cronológicos internos, en pocos días. Toda la
obra comprende cuatro días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder
explicar el proceso mental que experimenta Tomás.
La historia abarca un tiempo más amplio.
A medida que los diferentes elementos del escenario van recuperando su
condición carcelaria se suministran al espectador los datos referentes al
tiempo pasado y que explican la situación presente: la delación de Tomás, la
condena a muerte, etc.
La acción: La historia es
suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el
protagonista, a medida que éste va pasando de la ficción a la realidad, y se
complica rápidamente al final al desvelarse los proyectos de fuga y la nueva
existencia de un delator que se resuelve fatalmente. En general la acción no
incluye muchas peripecias, al menos hasta el final. Durante toda la primera
parte y casi todo el primer cuadro de la segunda, la acción se centra en el
progresivo desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por
el real. Los únicos instantes de tensión son el descubrimiento del cadáver por
los carceleros y la salida de Tulio para su ejecución. En la segunda parte el
centro de atención se desdobla debido al plan de fuga y la tensión dramática se
concentra en el último cuadro. Estos dos ejes de acción se entrecruzan y se
yuxtaponen, y es Asel el desencadenante de ambas.
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