Los personajes de este universo mítico-fabular creado por
Lorca son tipos individuales que representan al colectivo de su raza, la
gitana. Pertenecen a un mundo de seres de vida primitiva, instintiva. Y esta
condición queda especialmente reflejada en el conjunto de mujeres que discurren
por este compendio de romances.
Empezaremos con la gitana Preciosa. El romance “Preciosa y
el aire” se halla estructurado alrededor del mito
antropomórfico del viento. La base anecdótica que sirve de sostén al poema nos
relata el susto de la gitana Preciosa, que, al ser sorprendida en el campo por
el viento de tempestad que le levanta las faldas, se acoge presurosa a la
vecina casa de los ingleses, donde encuentra seguro abrigo y benévola acogida.
La primera parte del romance dirige nuestra atención hacia Preciosa, que avanza
solitaria en la profundidad de la noche, totalmente embebida en el ritmo de su
pandereta. La atmósfera mítica se revela en una serie de metá- foras. La
pandereta de Preciosa es una ‘luna de pergamino’ y el sendero por donde
transita participa de la mágica esencia de los cristales (agua) y los laureles
que se hallan a ambos lados del camino (anfibio sendero). El silencio, por su
parte, huye del sonsonete de la pandereta, pero cae en otro mundo de
misteriosos sonidos: “donde el mar bate y canta / su noche llena de peces”. La
hora nocturna es tranquila y sosegada y está de acuerdo con la despreocupación
espontánea de la gitana. En la segunda parte hay un cambio radical. Un viento
repentino comienza a soplar en medio de relámpagos (lenguas celestes) y levanta
las faldas de Preciosa. Pero el agresivo acometedor es ya mítica figura. La
causa del violento cambio atmosférico es la gitana misma, quien con su
presencia ha despertado los ímpetus lúbricos del viento-hombrón. La tensión
metafórica se desencadena en series antropomórficas que revelan el empeño de
posesión de la muchacha. El agresivo enamorado, en diálogo breve, pide a
Preciosa la entrega de su cuerpo´
En la tercera parte del romance se inicia la persecución en
carrera desatada. Preciosa, llena de susto al verse asediada por galán tan
peligroso, emprende una fuga apresurada y el viento, convertido en sátiro
lujurioso, corre tras ella en su alcance.
Las metáforas a base de la luz cósmica del relámpago con su
insistencia en lo luminosos y lo caliente, acentúan el perfil masculino y
agresivo de la figura mítica: lenguas celestes, espada caliente, sátiro de
estrellas bajas con sus lenguas relucientes. El amante cósmico tan antiguo como
el tiempo (dedos antiguos) completa su figura desmesurada con sus
denominaciones de sufijo aumentativo: San Cristobalón, viento-hombrón. Preciosa
gana en la carrera y logra guarecerse en la casa de los ingleses. Pero mientras
ella relata su aventura, el amante despechado y violento se deja sentir sobre
el tejado.
El romance de “La monja gitana” señala la fusión de lo anecdótico-descriptivo
y de lo mítico a través del desdoblamiento de la luz y del fantasear mismo de
la monja. Ésta teje sus alhelíes, girasoles, magnolias, lentejuelas, cintas,
azafranes y lunas en el mantel de la misa, mientras en la cocina del convento
se perciben olores de toronjas endulzadas. Pero existe otro mundo para la
monja; el de su fantasía. Las flores que borda con sus manos son proyectadas al
campo donde la imaginación teje sus propias flores de ensueño. Ahora bien, como
ha visto Correa, estas flores entran en identificación con el mundo mítico de
la luz desdoblada. El instrumento de este desdoblamiento es el prisma, para la
luz, y los ojos de la monja para sus fantasías. “Por los ojos de la monja /
galopan dos caballistas”. Ya aquí su imaginación penetra al menos por un
momento en un mundo de una total iluminación (correspondiente al de los pájaros
del prisma), que no es otro que el mundo de LOS SENTIDOS: [...] ¡Oh!, qué
llanura empinada con veinte soles arriba. ¡Qué ríos puestos de pie vislumbra su
fantasía! [...] Los ríos, que serían el camino para llegar a esta llanura empinada
de veinte soles, se han antropomorfizado de pronto poniéndose en pie y
constituyendo un obstáculo al libre fluir de su fantasía. De repente ella se da
cuenta de que este mundo de la fantasía le está vedado y retorna a las “flores”
de su tejido.
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