Caballeros 1

viernes, 2 de junio de 2017

Realidad y ficción en Bodas de sangre.

EL SUCESO
La primera mención que tenemos de los hechos que inspiraron a Lorca la encontramos en el Diario de Almería fechada el martes 24 de julio de 1928.
El titular de la noticia dice así: «Crimen misterioso. Cuando va a casarse, desaparece la novia y es encontrada junto al cadáver del hombre con quien se fue» .

La ceremonia estaba prevista para las 3 de la madrugada del día 22 de julio pero, al contrario que en la obra de Lorca, los protagonistas de la realidad huyen, en plena noche, antes de que se celebre la boda. A continuación observamos algunos fragmentos de la noticia publicada ese día donde se da cuenta de lo que aconteció:
«… Uno de los invitados de los que se retiraron al igual que los demás, en vista de lo sucedido con la desaparición de la novia, al llegar a una distancia de seis u ocho kilómetros de la casa cortijo, encontró bañado en sangre el cadáver de un hombre. La impresión que recibió fue grande, pero ella aumentó cuando advirtió que el cadáver era su hermano.»
«… dieron aviso a la Benemérita y en el momento que se personaba dicha fuerza también apareció la novia, que por lo visto se hallaba escondida próxima al cadáver. Ella aparecía con las ropas desgarradas y con lesiones, señales evidentes de que hubo de sostener con alguien una violenta lucha.»
«… La Benemérita la detuvo, e interrogada, manifestó que estando en su domicilio acordó con su primo la fuga, para lo cual al retirarse su novio a descansar, montaron en la caballería que su primo llevase al cortijo y emprendieron la fuga sin ser vistos por persona alguna de los invitados. Al llegar al lugar donde se encontraba el cadáver –dice la novia–, nos salió al encuentro un enmascarado, quien disparó repetidas veces contra el primo raptor, recibiendo este cuatro balazos en la cabeza y pecho mortales de necesidad.» … «Después fue detenido el novio el cual niega toda participación en este hecho.» … «La novia manifiesta que, en efecto, se fugaba con su primo, pero que no pudo reconocer al agresor de él porque este se dio a la fuga, amparado por la oscuridad de la noche, una vez que cometió su crimen.»
… Por todo lo cual, el crimen aparece rodeado de un gran misterio, teniendo consternado al vecindario. En todas partes se comenta el crimen sucedido, haciéndose a su alrededor infinidad de conjeturas.
Asombra comprobar cómo la realidad parece empeñarse en imitar al arte, al menos en la crónica que se hizo de los hechos, aunque en este caso podríamos decir que anticipan al arte. En efecto, la noche fatídica del 22 de julio de 1928 contiene los elementos dramáticos que aparecen en la obra de Lorca: la caballería, la noche/la luna y, en lugar de la navaja, la escopeta, también símbolo de virilidad y elemento recurrente en las venganzas de la Andalucía rural. La crónica de la época le atribuye, además, al suceso una dosis de misterio y se hace eco de la inmensa curiosidad que lo acontecido despertó entre los lugareños: un campo abonado para mitificar una serie de sucesos en el imaginario popular de la época que alumbraron uno de los escasos romances anónimos del siglo xx 9 y que desencadenaron la primera literatura de este género.
Siguiendo con los paralelismos en la obra de Lorca, hallamos otros elementos. El escenario de los sangrientos sucesos, en el cortijo del Fraile en Níjar, es el mundo rural andaluz. También en la historia real aparece un amor soterrado y ardoroso, pero en el caso que nos ocupa tenemos que hacer la salvedad de que era un amor unidireccional, no correspondido, era el amor de la mujer, la Novia, o la Paca, hacia su primo, el cual, y según declaraciones posteriores de ella, nunca le demostró el menor afecto.
Otro elemento compartido entre obra y realidad son las rencillas familiares, pero en esta familia nijareña, las rencillas o envidias estaban dentro de la propia familia de la novia, una mujer coja y poco agraciada físicamente según algunas crónicas, hecho por el cual su padre decidió dotarla con la astronómica cantidad, para le época, de 15.000 pesetas, y que sin duda despertó la envidia secreta de su hermana, tal y como veremos después. Otra semejanza, presente en ambas historias, es el hecho de la dualidad contradictoria de una sociedad que, por un lado, observa pulcramente las normas morales y tradicionales y, por otro, no duda en disponerse a vivir siguiendo y obedeciendo los designios del corazón y el instinto. En efecto, en la Andalucía rural era común que los novios se escapasen para forzar un matrimonio que no era bien visto por las familias. La decisión de escaparse con la mujer o el hombre amado era razón suficiente para validar, ante las familias y ante la sociedad, dicho matrimonio.
Por último cabría añadir que, así como en Bodas de Sangre, también en Níjar los protagonistas perdieron su nombre y son conocidos, hasta hoy día, como el Novio y la Novia.
Nos encontramos, pues, ante unos hechos que se encuentran enquistados en un espacio entre la realidad y la literatura del que nadie ha querido arrancarlos.
   El suceso real acaecido en tierras de Almería ha estado rodeado hasta nuestros días, tanto por los protagonistas como por los habitantes de la zona, de un secretismo absoluto. Esto, junto al hecho de haber sido un suceso amplificado por los medios y sacralizado por la obra de Lorca, ha dado lugar al desarrollo de una suerte de literatura paralela, tanto oral como escrita y a versiones contradictorias de los hechos reales, cuya exactitud nunca nadie ha podido o querido comprobar.
Para seguir con las convergencias entre literatura y realidad, cabría añadir otro elemento más de semejanza entre Bodas de Sangre y el crimen de Níjar: el protagonismo absoluto de la Mujer.
LA NOVIA
Francisca Cañadas Morales 11, conocida como Paquita la Coja, es una mujer cuya biografía anuncia una vida poco corriente. En 1928 vivía en el cortijo del Fraile con su padre y cinco hermanos. La madre había muerto doce años antes.
Algunas versiones afirman que la cojera de Paquita fue consecuencia de una poliomielitis, pero otras afirman que su cojera era consecuencia de una paliza que le dio el padre siendo muy pequeña. La cojera se descubrió irreversible ya cuando la niña intentó dar sus primeros pasos. Esta fue la causa de que Paquita, a diferencia de sus hermanas y de las otras chicas de la comarca, en lugar de dedicarse a las faenas del campo, aprendiera a bordar, a coser y a hacer encajes, actividades por entonces reservadas para las mujeres de un cierto nivel económico.
De la novia protagonista de Bodas de sangre, el padre en la ficción también destaca esas mismas cualidades manuales de su hija al hablar con la madre del novio:
«Hace las migas a las tres, cuando el lucero. No habla nunca; suave como la lana, borda toda clase de bordados y puede cortar una maroma con los dientes.» (Acto I, Cuadro III).
También se dice que el padre, para apagar su sentimiento de culpa, decidió que para ella serían las tierras del cortijo de El Hualix, el cortijo en el que vivió hasta su muerte en 1987, y que la dotaría con 15.000 pesetas.

En el romance creado en la comarca de Níjar después del suceso, se dice que era una mujer fea y coja, pero la fealdad de la que habla el romance parece más producto de la reprobación con que los ojos de los lugareños vieron el plantón que dio a Casimiro, el Novio, que de la imagen real de la Novia. Por descripciones y fotos sabemos que Paquita era una mujer alta, delgada, morena y de facciones grandes.
También se habla de ella como de una mujer bastante independiente para la época. El hecho de no tener que trabajar agotadoramente en las tareas del campo y disponer así de mucho tiempo para ella la convirtió en una mujer diferente y su carácter fue considerado como demasiado liberal en la época. Se cuenta que Paquita, siempre acompañada de una moza de la casa, frecuentaba los bailes de la comarca sin su novio, estando ya «apalabrá» con Casimiro y cuando este guardaba luto por su madre. Después del crimen no volvió a salir nunca, ni jamás dio que hablar, pero antes iba de un lado para otro, dicen las gentes del pueblo.
Fuera de estas salidas a los bailes, nadie recuerda que Paquita hubiese tenido otras relaciones, ni tampoco nadie puede asegurar que mantuviera encuentros con su primo Francisco Montes Cañadas, con quien se escaparía, fuera de las tradicionales reuniones familiares.
BODA POR INTERÉS
Las tierras y la suma de dinero que heredaría Paquita eran en aquella época un signo de riqueza manifiesta. Una de sus hermanas, Carmen, parece que no tuvo la resignación del resto de la familia y no veía con buenos ojos la herencia privilegiada de su hermana.
Con Carmen y su marido vivía Casimiro, el Novio, hermano del marido de Carmen. Dicen que Carmen animó a Casimiro para que se casara con su hermana Paquita, y con su mediación consiguió que Paquita y Casimiro se hiciesen novios. Desde ese momento Carmen empieza a hacer planes para trasladarse al cortijo del Fraile, el más rico de toda la comarca, herencia de su hermana Paquita, y en el que se iba a instalar el nuevo matrimonio.
Pero al margen de los pensamientos de Carmen para participar de la herencia de su hermana, en otro lugar, en el cortijo de Los Pipaces, se fraguaban otros planes. En ese cortijo vivía una tía de la novia, la madre de Francisco Montes, el primo con quien se escaparía la Novia, que pensó que su hijo podría hacer una buena boda casándose con La Coja.
Así estaban las cosas cuando se aproximaba la fecha del casamiento, lo que sucedió después ya es de todos conocido. Sin embargo, seguimos sin saber un dato fundamental: el crimen que se cometió nunca dejó conocer el nombre de su autor.
Carmen y su marido fueron condenados por el juez, pero nunca se supo quien de los dos fue el autor material de los hechos. Unos dijeron que fue Carmen la que disparó y la misma que intentó estrangular a su hermana sin participación del marido; otros, que fue un extraño personaje que huyó después al extranjero.
Tras esta tragedia familiar, la familia de la novia condenó la actitud de la hija y la enterró en vida en un cortijo de donde nunca salió. Fue tratada como una indeseable. Ella guardaría un silencio sepulcral toda su vida.
Lo que ahora puede ser considerado un acto de valentía, de amor, de libertad, en su momento fue recibido como una vergüenza pública, aunque la Novia también fue la heroína de una historia que sigue dando que hablar. Paca rechazó la facilidad y el dinero y buscó la libertad junto al hombre que amaba, un acto transgresor y valiente para la época. Vamos a escuchar la versión de los hechos en sus propias palabras en una entrevista que concedió, estando en la cárcel, al Diario de Almería 12:
«Yo no quería a mi novio y sí en cambio estaba enamorada de mi primo. Y eran mis grandes deseos que este me dijera algo de amores, pero como mi primo no me hablaba nunca de esto es por lo que me decidí a ponerme en estado con Casimiro.
Yo no sospechaba nada, pero veía a mi primo y me alegraba, ¡era tanto lo que me gustaba!
A pesar del tiempo que llevaba en relaciones con mi novio no podía olvidar la gran ilusión que por mi primo sentía.
Alguna vez que otra sí que le decía, pero primo, ¿quién me va a querer a mi con esta cojera que Dios me ha dado?
Se lo decía siendo ya novia de Casimiro, con el propósito de ver si picaba y así poder realizar yo las ilusiones de mi vida.
Yo salí por la misma puerta de la habitación donde me estaba peinando y mi primo me aguardaba en la parte baja de las escaleras. Juntos salimos al campo y en la bestia que él había traído al cortijo nos montamos emprendiendo la fuga.»
A partir de ahí, el resto de su vida quedó marcado por el titular de la primera noticia del crimen, que recordamos decía así:
«Crimen misterioso. Cuando va a casarse, desaparece la novia y es encontrada junto al cadáver del hombre con quien se fue.»
Francisca Cañadas Morales falleció a los 84 años de edad la madrugada del día 9 de septiembre de 1987, en Níjar (Almería). Está enterrada en una tumba sin nombre para que nadie pueda saber dónde continúa su silencio la Novia.

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