Caballeros 1

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Góngora.



Aquel que tiene de escribir la llave,
con gracia y agudeza en tanto extremo,
que su igual en el orbe no se sabe,
es don Luis de Góngora, a quien temo
agraviar en mis cortas alabanzas,
aunque las suba al grado más supremo.

Miguel de Cervantes


Puedes encontrar acceso a su obra en el siguiente enlace:    
https://www.uv.es/ivorra/Gongora/Gongora.htm 






DOÑA BRIANDA DE LA CERDA.
Al Sol peinaba Clori sus cabellos  
con peine de marfil, con mano bella;
mas no se parecía el peine en ella
como se obscurecía el sol en ellos.
Cogió sus lazos de oro, y al cogellos,
segunda mayor luz descubrió, aquella
delante quien el Sol es una estrella,
y esfera España de sus rayos bellos:
divinos ojos, que en su dulce Oriente
dan luz al mundo, quitan luz al cielo,
y espera idolatrallos Occidente.
Esto Amor solicita con su vuelo,
que en tanto mar será un arpón luciente
de la Cerda inmortal mortal anzuelo.



A una dama muy blanca, vestida de verde


Cisne gentil, después que crespo el vado
dejó, y de espuma a la agua encanecida,
que al rubio sol la pluma humedecida
sacude de las juncias abrigado:

copos de blanca nieve en verde prado, 
azucena entre murtas escondida,
cuajada leche en juncos exprimida,
diamante entre esmeraldas engastado,

no tienen que preciarse de blancura
después que nos mostró su airoso brío 
la blanca Leda en verde vestidura.

Fue tal, que templó su aire el fuego mío,
y dio, con su vestido y su hermosura,
verdor al campo, claridad al río.





Recordemos que el Renacimiento supuso una decidida confianza en el hombre, un entusiasmo ante la naturaleza y unos ilusionados anhelos de vivir. El mundo, se pensaba, podría ser organizado armónica y racionalmente. A estos sentires observamos claras dosis de idealismo: todo se veía a través del prisma del ‘ideal'. Las letras y las artes presentaban una realidad ‘canonizada', es decir, sometida a unos cánones perfectos y prefijados por las retóricas y los manuales (...) A esto se añaden, en el caso de España, las grandes ilusiones del momento imperial y el desarrollo económico. Pero, tras estas esperanzas, vendrá el hundimiento del país y el desengaño. Las circunstancias del momento mostraban a los hombres la distancia cada vez mayor que había entre los ideales y las realidades concretas; cada vez había menos sitio para las ilusiones. La crisis del idealismo renacentista es, pues, el hundimiento de aquellas ilusiones..
Jordi Pardo Pastor, "Introducción a la poesía de ruinas en el Barroco español", Hispanista
LA SOCIEDAD Y LA CULTURA BARROCA:
El Barroco es una época de crisis que ocupa los reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II y que está marcada por la decadencia, el derroche, la pobreza y la corrupción. Consulta el recurso sobre el contexto del Barroco en Materiales de Lengua.
LA LITERATURA BARROCA
Aunque también se inspiran en la lírica tradicional, es una evolución de la renacentista en muchos aspectos: los temas, la mitología, las referencias al mundo clásico, la métrica, pero...
También está marcada por el desengaño y la actitud pesimista que se revelan en la preferencia por:
  • otros temas como la muerte, la brevedad de la vida, el sentimiento del paso del tiempo... Hay una preocupación por fugacidad del presente y por la vanidad de las cosas mundanas que tienden a desaparecer.
  • otros enfoques: a la idealización renacentista, la sustituye una visión más realista y una mirada satírica y burlesca que persigue la crítica y que ataca con dureza todos los aspectos de la sociedad.
  • Otros estilos: Tendencia a la complicación, a la exageración, la hipérbole y la antítesis o contraste: lo hermoso y lo feo, lo trágico y lo cómico, el tono serio y el satírico, el reflexivo y el obsceno aparecen mezclados en los versos como en la vida. El estilo natural del Renacimiento es sustituido por otro mucho más ornamental; se busca la originalidad, la brillantez y el ingenio: La "imitatio" renacentista es sustituida por la "inventio".
LA LÍRICA AMOROSA EN EL BARROCO
  • Sigue la tradición renacentista (petrarquista) y el amor aparece como:
    • La única fuerza capaz de permanecer más allá de la muerte,
    • Como un peligroso juego de contrarios que arrastra al enamorado,
    • como una enfermedad
    • Los poemas amorosos recogen los tópicos anteriores (descriptio puellae, locus amoenus, Carpe diem), pero los unen al sentimiento de que el tiempo destructor de la belleza, de la brevedad de la vida (tempus fugit, rupit hora, comptemptus mundi).
    • La poesía amorosa también es objeto de la visión satírica que pone en solfa los ideales renacentistas: el heroísmo, la mitología, el amor y la mujer.
     
    AMAR ES SUFRIR (y gozar)
    En el Barroco se pone de moda un tipo de soneto, el de la definición del amor, que es cultivado con éxito en toda Europa. Consiste en el intento de expresar lo inefable (el amor) mediante paradojas, antítesis y contrarios. Y, ¿qué es amor?: "el que en todo es contrario de sí mismo". El Barroco sigue la moda que se inició en el Renacimiento y recurre a la mitología clásica y a los tópicos literarios para desarrollar -de forma mucho más compleja- un tema que no es sencillo. A los Barrocos les gustan los juegos de palabras, los paralelismos, el hipérbaton, la antítesis, la paradoja y la aliteración. Adoran la variedad y consideran un plus la dificultad.
    EL AMOR ENTRA POR LOS OJOS
    La exageración barroca lleva el tópico de los "oculos sicarii" al extremo. El enamorado no  puede sustraerse de esa mirada que le da muerte, de esos ojos traidores que abrasan.
    EL CANON DE BELLEZA: LA DONNA ANGELICATA Y EL PASO DEL TIEMPO
    El Barroco fue la edad de la apariencia y la coquetería. Las cortes europeas enfatizaron su poder mediante el arte de la apariencia y la fastuosidad. (...) lo que más destaca del Barroco es la proliferación, uso y abuso de perfumes, carmines, lunares, corsés, encajes, ropas suntuosas, zapatos de tacón, espejos, joyas, pomposidad, peinados, coquetería, en suma. No en vano, nació la palabra "maquillaje" y se extendió por varias lenguas, muchas veces como sinónimo de truco y engaño. El ideal de belleza femenino era, por tanto, bastante artificial. En cuanto al físico en sí, se pueden adivinar tras los ropajes y afeites unos cuerpos más gorditos que en el Renacimiento, pechos más prominentes resaltados por los corsés, anchas caderas, estrechas cinturas, brazos redondeados y carnosos, piel blanca, hombros estrechos. De los hombres destaca el mucho pelo (muchas veces con peluca), la piel muy blanca y las mejillas rosadas y, por encima de todo, unos trajes suntuosos de infinitas capas.
    Ramón Pérez Parejo, "El canon de belleza a través de la Historia", Espéculo, nº 34
    Los barrocos, pues, heredan por un lado el ideal femenino del Renacimiento, pero, por otro, lo complican y lo teatralizan. Los poetas se dedican a criticar en poemas satíricos el exceso de maquillaje y la preocupación de las mujeres por aparentar juventud. Los hombres hacían lo mismo (adornarse y maquillarse) pero no han quedado voces femeninas que los ridiculicen. Sólo tenemos el rumor misógino.
    En el Barroco se sigue uniendo el tema de la belleza y de la juventud con el del paso del tiempo, que aquí es mucho más amenazante. Si el Carpe diem renacentista invitaba a gozar del presente, en el Barroco recuperarán el Comtemptus mundi medieval.

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