LUIS DE GÓNGORA (1561- 1627)
Hurtas mi vulto y, cuanto más le debe
a tu pincel, dos veces peregrino,
de espíritu vivaz el breve lino
en las colores que sediento bebe,
vanas cenizas temo al lino breve,
que émulo del barro lo imagino,
a quien, ya etéreo fuese, ya divino,
vida le fió muda esplendor leve.
Belga gentil, prosigue al hurto noble;
que a su materia perdonará el fuego,
y el tiempo ignorará su contextura.
Los siglos que en sus hojas cuenta un roble,
árbol los cuenta sordo, tronco ciego;
quien más ve, quien más oye, menos dura.
DE UNA DAMA QUE, QUITÁNDOSE UNA SORTIJA, SE PICÓ CON UN ALFILER
Prisión del nácar era articulado
(de mi firmeza un émulo luciente)
un dïamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.
Clori, pues, que su dedo apremïado
de metal, aun precioso, no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
lo redimió del vínculo dorado.
Mas, ay, que invïdioso latón breve
en los cristales de su bella mano
sacrílego divina sangre bebe:
púrpura ilustró menos indïano
marfil, invidïosa, sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.
Oh claro honor del líquido elemento, |
dulce arroyuelo de corriente plata |
cuya agua entre la hierba se dilata |
con regalado son, con paso lento: |
5 pues la por quien helar y arder me siento |
(mientras en ti se mira) Amor retrata |
de su rostro la nieve y la escarlata |
en tu tranquilo y blando movimiento, |
vete como te vas, no dejes floja |
10 la undosa rienda al cristalino freno |
con que gobiernas tu veloz corriente, |
que no es bien que confusamente acoja |
tanta belleza en su profundo seno |
el gran señor del húmido tridente. |
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