Caballeros 1

miércoles, 9 de marzo de 2016

Decada de los 50. La poesia social.

Hemos visto en La poesía desarraigada una serie de  características que seguirán presentes en la década posterior.

  • Temas existenciales que reflejan la angustia de la guerra y la deshumanización que implica.
  • Religiosidad desesperanzada, llenada de dudas y de reproches por el dolor de la guerra.
  • Preferencia por el verso libre, con ritmo truncado y encabalgamientos abruptos.
  • Lenguaje directo y condensado, con predominio del fondo sobre la forma.
  • Empleo de recursos vanguardistas, como imágenes y metáforas surrealistas.

 Recordamos poetas exiliados como León Felipe (1884-1968)

Vivió la mayor parte de su vida en México, antes de la guerra de manera voluntaria y a partir de 1938 exiliado. Aunque su obligada desvinculación de la vida literaria española le sitúa en una órbita estilística muy personal, relacionada con la obra de Walt Whitman (autor de Hojas de hierba), al que tradujo, algunos de sus libros pueden calificarse de poesía desarraigada, como Español del éxodo y del llanto (1939).

Poetas continuadores de la poesía del 27 como  Carlos Bousoño (1923 →)

Escribe una poesía metafísica, existencialista, influida por el surrealismo de Vicente Aleixandre, que refleja la angustia de la guerra en poemarios como Primavera de la muerte (1946).

o  José María Valverde (1926-1996)

Tiene una extensa e influyente producción de estudios filológicos y filosóficos. Su poesía refleja una religiosidad metafísica, desesperanzada, en libros de poemas como La espera (1949).

Especial relevancia adquiere el  Grupo Cántico

El grupo recibe su nombre de la revista cordobesa Cántico (1947-49 / 1954-57). Sus miembros más destacados fueron los poetas Pablo García Baena, Ricardo Molina, Julio Aumente, Juan Bernier, Vicente Núñez y Mario López.
El tercer número de Cántico, de febrero de 1948, comienza con una significativa carta de Vicente Aleixandre: “Debajo de los pies tienen ustedes tierra árabe y más abajo tierra romana […], y más abajo, en fin, la tierra sin nombre que sube hasta ustedes vieja […], sazonada en su lenta ascensión por muy viejas culturas […]. Un lenguaje largo, de inclinación lujosa, a veces con cierto tornasol variable o purpúreo, parece ondular por estas páginas donde los mejores de ustedes concurren con una Andalucía no geográfica, y también geográfica, sensorial”.

2.3.1. Características

  • Barroquismo, refinamiento formal, preocupación por la selección léxica.
  • Tratamiento vitalista del tema amoroso.
  • Cultivo paralelo del tema sacro desde una perspectiva intimista.

y una corriente atemporal con raíces en las vanguardias ;Postismo y surrealismo

El postismo nació en Madrid en 1945 y prolongó su actividad hasta 1950. Fue impulsado principalmente por Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Chicharro Briones, y en él figuraron Francisco Nieva, Ángel Crespo, Gloria Fuertes y Fernando Arrabal, entre otros. Su propuesta rupturista entronca con el surrealismo, como se muestra en su primer manifiesto, publicado en el primer número de la revista Postismo (1945), que señala que el movimiento es “el resultado de un movimiento profundo y semiconfuso de resortes del subconsciente tocados por nosotros en sincronía directa o indirecta (memoria) con elementos sensoriales del mundo exterior [...], siempre con alegría [...], para proporcionar la sensación de la belleza o la belleza misma, contenida en normas técnicas controladas y de índole tal que ninguna clase de prejuicios o miramientos cívicos, históricos o académicos puedan cohibir el impulso imaginativo”.
Aunque Miguel Labordeta no perteneció estrictamente a este grupo poético, su propuesta expresiva vinculada al surrealismo hace que se incluya en este apartado.

Características

  • Mezcla de elementos subconscientes, ruptura del convencionalismo.
  • Carácter lúdico.
  • Control técnico del flujo expresivo.

Carlos Edmundo de Ory (1923-2010)

Fundador del postismo, su obra bascula entre el surrealismo y la creación colectiva. Vivió gran parte de su vida en el exilio, porque el carácter rupturista de sus propuestas no encajaba con el régimen franquista. Destaca su libro de poemas Versos de pronto (1945).

Miguel Labordeta (1921-1969)

Cultivó un estilo surrealista lleno de imágenes insólitas y sintaxis quebrada de tono apocalíptico. Entre sus obras figura La escasa merienda de los tigres (1975).

La Década de 1950

3.1. Poesía realista o social

Los poetas de esta tendencia ven la expresión poética como un medio de denuncia y reivindicación de la libertad que faltaba bajo la dictadura franquista. Profundizan en una tendencia ya presente en la Generación del 27.

1.1. Características

  • Denuncia de la represión y falta de libertad en España.
  • Búsqueda de la claridad: verso libre, estructuras claras y lenguaje sencillo.
  • Reiteración de imágenes poéticas simples que adquieren significado simbólico (por ejemplo, “luz” = 'libertad').

1.2. Gabriel Celaya (1911-1991)

Su nombre real era Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta. Firmó sus obras como Rafael Múgica, Juan de Leceta y Gabriel Celaya. Coincidió en la Residencia de Estudiantes de Madrid con Federico García Lorca y José Moreno Villa. Abandonó su profesión de ingeniería para dedicarse a la producción editorial, con la colección de poesía “Norte”, y a la creación literaria.
.1.2.1. Etapa existencial
En sus primeros libros, como La soledad cerrada (1947), muestra una introspección desencantada.
1.2.2. Etapa social
En su obra de esta época, la que le ha dado más fama, buscaba el compromiso poético: “Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos. La Poesía no es un fin en sí. La Poesía es un instrumento, entre otros, para transformar el mundo”. Sus libros comprometidos Lo demás es silencio (1952) y Cantos íberos (1955) son una referencia dentro de la poesía social.
1.2.3. Experimentalismo (poesía concreta o visual)
En Campos semánticos (1971) se introduce en el terreno de la experimentación visual con poemas que juegan con la disposición tipográfica (caligramas).
Poema
UNA PAREJA PERDIDA
Iban los dos vestidos con descaro
—minifalda, melenas—
cogidos de la mano,
tan jóvenes que casi daban miedo,
tan absortos en un cero
que, aunque no se veían, les unía absolutos
algo fieramente puro.
Iban a cualquier parte cogidos de la mano.
Se amaban sin tristeza,
ni alegría, ni nada.
Y a veces se miraban, pero no se veían.
Y luego se sentaban en un banco cualquiera.
Pero no se veían.
Ella era muy bonita; parecía aturdida;
él, feroz y esmirriado.
No hablaban. No tenían ya nada que decirse.
Ya no se deseaban.
Pero seguían juntos, cogidos de la mano,
frente a algo que espantaba. Mientras el transistor seguía sonando.
 
 
 

 

1.3. Blas de Otero (1916-1979)

1.3.1. Etapa religiosa
Sus primeras obras están marcadas por una intensa religiosidad, como Cántico espiritual (1942), con influencia de los místicos españoles de los siglos de oro.
1.3.2. Etapa existencial
Fruto de una crisis vital nace su etapa existencial, a la que pertenece Ángel fieramente humano (1950). En estas obras el poeta llama a un dios que no responde: “Y sigo, muerto, en pie. Pero te llamo / a golpes de agonía. Ven. No quieres.” (“Tú, que hieres”, de Ángel fieramente humano).
1.3.3. Etapa social
El giro temático hacia el “nosotros” desde el “yo” se produce en Pido la paz y la palabra (1955). El poema de este libro titulado significativamente “A la inmensa mayoría” recoge con claridad el cambio de rumbo en sus primeros versos: “Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre / aquel que amó, vivió, murió por dentro / y un buen día bajó a la calle: entonces / comprendió: y rompió todos sus versos”. Otro libro de este periodo es Que trata de España (1964).
Poema
En el principio
Si he perdido la vida, el tiempo,todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los ojos para desgarrármelos,
me queda la palabra.


1.4. José Hierro (1922-2002)

El propio autor ha esbozado una clasificación útil de sus creaciones: "El lector advertirá que mi poesía sigue dos caminos. A un lado, lo que podemos calificar de 'reportaje'. Al otro las 'alucinaciones'. En el primer caso trato, de una manera directa, narrativa, un tema. Si el resultado se salva de la prosa ha de ser, principalmente, gracias al ritmo, oculto y sostenido, que pone emoción en unas palabras fríamente objetivas. En el segundo de los casos todo aparece como envuelto en niebla. Se habla vagamente de emociones, y el lector se ve arrojado a un ámbito incomprensible en el que le es imposible distinguir los hechos que provocan esas emociones".
Resulta difícil encasillar la obra de Hierro (a pesar de que nosotros lo hemos hecho), ya que “participó de la tendencia garcilasista, aunque sólo en su parte formal, se vinculó a la poesía social de Espadaña, bien que sin crítica política, y no está lejos del culto al lenguaje y los sentimientos que propugnan los poetas de Cántico”.
1.4.1. Etapa testimonial: testimonio de vida
Va desde Tierra sin nosotros (1947) hasta Cuanto sé de mí (1958). El lenguaje es seco, contundente y aspira más a la comunicación escueta que al adorno. Temáticamente bascula entre la introspección, siempre presente, y el testimonio, que implica conciencia de grupo, y se puede rastrear el impacto anímico de los cuatro años que pasó en prisión tras la guerra civil.
1.4.2. Etapa subjetiva: alucinaciones
Desde Libro de las alucinaciones (1964) hasta Cuaderno de Nueva York (1998). Su poesía se hace más compleja, más libre en las asociaciones y las metáforas, que se alejan de la comprensión directa de la primera época.
 Poema
Con las piedras, con el viento hablo de mi reino
Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento.
Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
como las piedras o el viento.
Se exprime así el alma. Así
se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento.

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