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jueves, 12 de febrero de 2015

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Una Enigma nazi en Galicia

El Museo Histórico Militar de A Coruña expone una de las máquinas que los alemanes usaban para mandar mensajes cifrados en la Segunda Guerra Mundial
A CORUÑA / LA VOZ, 12 de febrero de 2015.
La película Descifrando Enigma (particular adaptación en español de The Imitation Game) la ha devuelto al presente. Se trata de Enigma, la máquina que usaron los nazis en la segunda Guerra Mundial y que les permitía mandar mensajes encriptados. El matemático inglés Alan Turing logró sortear su sofisticado mecanismo en 1943. De este modo, el bando aliado pudo capturar cientos y cientos de comunicaciones nazis, creando una inmensa grieta en su poderío. Supuso de uno de los grandes empujones que sufrió el ejercito alemán en la contienda y que los llevaría a la derrota.
Más allá de la película, los aficionados a la historia pueden ver un ejemplar de esa mítica pieza en el Museo Histórico Militar de A Coruña. Ya era una de sus piezas estrella. Pero su brillo se ha revalorizado ahora con la aparición de Descifrando Enigma de Morten Tyldum. Y puede que aumente, ya que esta cuenta con ocho nominaciones a los Premios Oscar, incluyendo las categorías doradas de mejor película y mejor director.
Por ahora, los responsables del museo confirman que muchos de los visitantes entran con una pregunta fija: ¿Dónde está la Enigma? Se encuentra en la primera planta, discreta y dentro de una vitrina. Llegó hace unos años, procedente de un fondo del Ministerio de Defensa. Debido a las buenas relaciones existentes entre Franco y Hitler, Alemania vendió al bando nacional un lote de ellas en los primeros momentos de la Guerra Civil.
Se empleó durante toda la contienda. Gracias a ella, el general Franco y su Estado Mayor estaban en permanente comunicación de forma segura y permanente. El bando republicano fue incapaz de interceptar el contenido de sus misivas, sin poder escrutar nunca sus intenciones. Después, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su uso se extendió a las comunicaciones entre el Estado Mayor y la División Azul.


Invento de un holandés en 1936

Este dispositivo de encriptado fue ideado por el ingeniero holandés Hugo Alexander Koch. El Tercer Reich lo adquirió para sus comunicaciones secretas. Se trata de un complejísimo entramado que no tenía rival en la época. A simple vista, recuerda a una máquina de escribir, inserta dentro de una caja de madera y con las 26 letras del abecedario en sus teclas.
La pieza que se custodia en el museo coruñés se encuentra en perfectas condiciones. Su funcionamiento es eléctrico, a base de baterías. En su interior se haya la más sofisticada técnica de alteración de las comunicaciones que se podía imaginar en los años treinta. De hecho, se considera toda una obra maestra de la ingeniería. Entonces parecía infranqueable. Aunque no lo era del todo.
Ahí entra en juego Alan Turing, el matemático inglés y profesor en Cambridge. Lo contrató el servicio secreto de Inglaterra a finales de los treinta para dinamitar los sistemas de comunicación alemanes. Durante cuatro años trabajó de modo obsesivo junto a un gran equipo conformado por científicos y expertos jugadores de ajedrez. A través de cálculos matemáticos y estadísticos, logró descifrar el código escondido en los rotores de la Enigma que alteraban los mensajes.
Así, en el último tramo del enfrentamiento los aliados pudieron conocer los movimientos e intenciones nazis gracias a Turing. Sin embargo, su país se encargaría años después de arruinar su futuro. Homosexual, en 1952 fue sometido a una castración química acusado de ultraje contra la moral pública y perdiendo su trabajo. Dos años después se quitaría la vida.
 

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