Caballeros 1

viernes, 16 de mayo de 2014

Examen de Crónica de una muerte anunciada


 

TEXTO ( MAYO DE 2014)

 

Se había dormido a fondo cuando tocaron a la puerta. “Fueron tres toques muy despacio –le contó a mi madre–, pero tenían esa cosa rara de las malas noticias”. Le contó que había abierto la puerta sin encender la luz para no despertar a nadie, y vio a Bayardo San Román en el resplandor del farol público, con la camisa de seda sin abotonar y los pantalones de fantasía sostenidos con tirantes elásticos. “Tenía ese color verde de los sueños”, le dijo Pura Vicario a mi madre. Ángela Vicario estaba en la sombra, de modo que solo la vio cuando Bayardo San Román la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de raso en piltrafas y estaba envuelta por una toalla hasta la cintura. Pura Vicario creyó que se habían desbarrancado con el automóvil y estaban muertos en el fondo del precipicio.

–Ave María Purísima. –dijo aterrada–. Contesten si todavía son de este mundo.

Bayardo San Román no entró, sino que empujó con suavidad a su esposa hacia el interior de la casa, sin decir una palabra. Después besó a Pura Vicario en la mejilla y le habló con una voz de muy hondo desaliento pero con mucha ternura:

–Gracias por todo, madre. –le dijo–. Usted es una santa.

Sólo Pura Vicario supo lo que hizo en las dos horas siguientes, y se fue a la muerte con su secreto. “Lo único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a matar”, me contó Ángela Vicario. Pero hasta eso lo hizo con tanto sigilo, que su marido y sus hijas mayores, dormidos en los otros cuartos, no se enteraron de nada hasta el amanecer, cuando ya estaba consumado el desastre.

Los gemelos volvieron a la casa un poco antes de las tres, llamados de urgencia por su madre. Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá del comedor y con la cara macerada a golpes, pero había terminado de llorar. “Ya no estaba asustada –me dijo-. Al contrario, sentía como si por fin me hubiera quitado de encima la conduerma de la muerte, y lo único que quería era que todo terminara rápido para tirarme a dormir.” Pedro Vicario, el más resuelto de los hermanos, la levantó en vilo por la cintura y la sentó en la mesa del comedor:

–Anda, niña –le dijo temblando de rabia–: dinos quién fue.

Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.

–Santiago Nasar– dijo.

 

Crónica de una muerte anunciada

1.- Temas de la obra y relación con los que aparecen en el texto

2.- Estructura de la obra y valor del fragmento dentro de ella.

3.- Analiza los personajes que aparecen en el fragmento.´

4.- Las técnicas narrativas en este fragmento.

5.- Rasgos lingüísticos característicos en el fragmento.

 

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