Caballeros 1

lunes, 10 de febrero de 2014

Desde el siglo XXI

    El Quijote encarna a un fanático intolerante ridículamente peligroso (son los peores) que distorsiona la realidad de acuerdo a sus filias y fobias. Un personaje de los que Cervantes tuvo la desgracia de encontrarse muchas veces en la vida, y que por su culpa terminó más de una vez en la cárcel. Su gracia: la de filosofar sobre el mundo. [...] Hoy en día, el caballero de la triste figura, no pasaría de ser un anciano trastocado, a lo mejor hasta se llamaría Alonso Quijano en la vida real, probablemente sería un ex funcionario, o un portero jubilado, que se escaparía de su casa en una moto destartalada para ir a jugar a los video-juegos de los bares, obsesionado en emular las hazañas de los héroes electrónicos. Entre partida y partida sermonearía a su auditorio y convencería de sus excentricidades a más de un Sancho cervecero. Viviría enamorado ¡cómo no! de una actriz de cine porno de la que se convirtió en fan incondicional con sólo ver un poster suyo a la entrada de un cine. En los bares sería el típico cliente incómodo, intolerante, pesado y prepotente, expuesto a ser agredido cada vez que montara una bronca por las más nimias desavenencias sobre su interpretación filosófica del mundo.

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