Caballeros 1

lunes, 29 de abril de 2013

Don Juan, histrion.

Don Juan es un claro ejemplo del Trastorno Histriónico de la Personalidad recordemos su fanfarronería en lo desafíos, todos más de cara a la galería que porque esté verdaderamente empeñado en el objeto del duelo. Su magnanimidad con el dinero, que le permite captarse fácilmente la simpatía y el aplauso de todos. Su porte bizarro y altanero, y por fin, su proverbial inconstancia en los afectos que le hace acumular ese inaudito número de conquistas femeninas indiscriminadas de que se jacta constantemente.
Es voluble, impulsivo, falso, pero, al mismo tiempo, maravillosamente seductor. Parece que no se ha parado nunca a hacer introspección, vive en un continuo “acting-out” como si careciera por completo de vida interior, volviendo a una continua recreación de su personaje para asombro del mundo.
En las versiones del Barroco no existe salvación-curación para D. Juan que se condena en los infiermos donde es llevado de la mano del Comendador. En Zorrilla, y probablemente como reflejo de una sociedad, la romántica, en la que la trasgresión de la ley estaba en el ánimo del pueblo, y los héroes eran tanto más admirados cuanto más rebeldes, impulsivos y apasionados fueran, Don Juan prende en el gusto de la masa porque representa un ideal secretamente albergado por todos.
La sociedad decimonónica se encuentra en la adolescencia de un nuevo modelo de sociedad que quiere hacer tabla rasa de muchos de los valores de la sociedad moderna basada en el absolutismo de un Rey que es trasunto del poder de Dios y que, en cada familia, se encarna en el poder del Padre. Y en esta sociedad adolescente, un héroe con una personalidad tan adolescente como Don Juan tenía que agradar.

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