Caballeros 1

lunes, 29 de abril de 2013

Buscando a Tenorio por El Barroco.

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No hay cosa como callar de Calderón de la Barca.
Don Juan, libertino irresponsable, se ha enamorado perdidamente dé una belleza que ha visto por casualidad en una iglesia. La habría seguido a su casa para identificarla si no se hubiera metido
imprudentemente en una riña callejera para respaldar a un caballero desconocido agredido por tres hombres. Antes de que don Juan pueda informarse del nombre de este caballero, llega la justicia.
Ya en casa, le avisa su padre, don Pedro, que tiene que partir para Fuenterrabía,donde ha de incorporarse a su regimiento. Poca distancia ha viajado don Juan cuando cae en la cuenta de que su criado Barzoque ha olvidado su documentación de militar. De noche, los dos vuelven a casa y entran silenciosamente en la habitación de don Juan. En ella descubre don Juan, dormida en una silla, a la hermosa dama que ha visto en la iglesia.En la oscuridad, la viola y, llevando consigo sus papeles, se pone de nuevo en camino para el norte. Con la violación termina el acto primero.Ahora bien: el público sabe ya que la víctima es Leonor, hermana de don Diego, el cual es el caballero a quien le ha salvado la vida don Juan. Mientras don Diego vivía en el sagrado de una embajada (puesto que uno de los agresores estaba gravemente herido y podía morir), ha estallado un incendio en su casa. Sola en ella con su criada, Leonor se ha acogido a la casa vecina de don Pedro; El anciano la ha hospedado en la habitación desocupada de su hijo, después de prometerle que le daría entera satisfacción si se menoscabara su honor durante su estancia en la casa.
Cuando la violación, Leonor ha conseguido tomar posesión de una venera que llevaba su violador desconocido. Además de ser una concha gallega qué solían llevar los peregrinos que regresaban de Santiago de Compostela, la venera era la insignia de los Caballeros de Santiago, la orden militar de que formaba parte.don Juan; era también, como es el caso aquí, un medallón de oro que contenía un retrato en miniatura. Esta venera de don Juan es el medio por el cuál con el tiempo Leonor espera establecer
la identidad de su asaltante; contiene el retrato de una mujer desconocida, qué más tarde resultará ser Marcela, novia —más o menos— de don Juan. Él segundó acto nos presenta el abatimiento de Leonor y sus vanos esfuerzos por hacer que Marcela le confiese el nombre del caballero a quien había dado él medallón. Aquí entra mucha acción teatral: ya un personaje tiene la venera; ya la tiene otro. En la escena central del acto —la central de la obra entera— nos lleva el dramaturgo a un sitio en la carretera-
entré F.üehterrabía y Madrid, donde donjuán, envías de regresar de la guerra, está divirtiendq a un compañero de armas, don Luis, contándole cómo há llegado á violar en su propio dormitorio a una bella desconocida. Puesto qué la há conocido carnalmente, ya no le tiene amor. No sabe don Juan qué su interlocutor es el prometido de su víctima; tamppcó sabe don; Luis que ha sido Leonor la víctima de su compañero.
En el tercer acto, los dos militares están ya dé vuelta en Madrid. Llorando y sin darle explicación alguna, Leonor le informa a don Luis que»ya nó ppdrácásarse ton éh Á.raíz de otra refriega callejera, en la que por
esta vez- es' perseguido por la justicia, se refugia el próíágbnista eri la casa donde viven don Diego y Leoñor. Pronto todos los personajes se encuentran en esta casa escondiéndose los unos de los otros. Al fin y al cabo, Leonor comprende que su deshonrador no puede ser otro que don Juan; se encara con él para comunicarle lo que sabe. Se ofrece a meterse en un convento si él promete callar su deshonra. Don Juan consiente en encubrir lo sucedido; pero, siempre indiscreto, en seguida empieza a explicarle por qué no puede casarse con ella, pasando a recitar de nuevo los sucesos de aquella noche vergonzosa. Leonor le hace callar, pero no antes de que sus últimas palabras, oídas por don Diego, despierten recelos en éste. Estando ya todos los personajes en escena, Leonor le recuerda a don Pedro su promesa de darle
satisfacción, promesa que el anciano reafirma. Entonces Leonor rompe el silencio, empezando a narrar en detalle lo sucedido la noche del incendio; la interrumpe don Juan para evitar que le comprometa. Comprendiendo que le han de matar su padre y el hermano de Leonor si ella termina su historia, don Juan se resuelve a casarse con Leonor porque, con palabras del título de la obra, «no hay cosa como callar». Cada uno de los personajes, en sendos apartes, reconoce su interés personal en callar lo que sabe.
Termina la comedia no con los desposorios convencionales, sino con una universal conspiración de silencio.

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