Caballeros 1

lunes, 21 de mayo de 2012

Hambre

 Irzak

La abrazó con fuerza, acunándola en la oscuridad. Hace horas que no se mueve, pero sigo contemplándola, se parece tanto a ella. Mi Diana , la primera de mis víctimas, la peor de mis torturas. Desde ese día todas se le asemejan de uno u otro modo, puede que sea el pelo, los ojos, la sonrisa... no importa. Todavía noto su sangre en mi boca, deslizándose en ríos por mi cuello, llenando mis manos como barro seco. Ni siquiera recuerdo su nombre, ni donde la conocí esta vez, ni cuando la traje a esta cárcel de almas atormentadas. Lo que sí retengo en mi mente; su calor, su vitalidad, su belleza. Y el hambre, lo que más recuerdo es el hambre.
Ahora, como cada día estoy encerrado en esta habitación vacía, salvaguarda de mi existencia y cárcel de mis pecados, con ella entre mis brazos. Un nuevo crimen a la lista, un nuevo día en mi hueca existencia. Y sentado en esta silla en compañía de mi cómplice, el silencio, permanezco quieto con mis brazos rodeándola. La luz que entra por una rendija del oculto cristal me indica el paso de las horas y me obliga a ver como poco a poco se derraman inmisericordes mientras el día deja paso a la noche y yo abrazado a las sombras, acarició el cadáver de mi compañera nocturna, sintiendo el terror aferrarse a mi garganta, mientras el hambre vuelve a crecer en mi interior. Ahora, solo una fina linea atraviesa la hendidura, el sol se pone en el ocaso y la luna me llama desde el cielo. Se acaba el tiempo, otra Diana me espera.






La noche ha vuelto y tengo hambre...




Daniel Sánchez Carnero.

1 comentario:

  1. Un aplauso para Daniel , que se atreve a escribir y además lo hace fenomenal.

    ResponderEliminar