Caballeros 1

lunes, 24 de enero de 2011

Los personajes

El inspector: Lo primero que se nos hurta es el nombre y de su aspecto físico sólo nos dice que tiene el pelo gris, mediana edad y ropa más bien del norte que de su nuevo destino. Es un policía normal, con problemas amorosos, que hasta hace poco abusaba del alcohol, del tabaco y visitaba los prostíbulos. Ha llegado a esta situación por la vida traumática ( atentados, amenazas, llamadas telefónicas) que ha llevado en el País Vasco, que ha destrozado psíquicamente a su mujer. En el nuevo destino intenta rehacer su vida y entabla relaciones con Susana Grey, con quien va a descubrir la pasión y el amor; pero siente culpabilidad por la enfermedad de su mujer y esto le impide romper con el pasado.
El inspector tiene un pasado de espía, de policía social durante la dictadura. Aunque era hijo de un preso político, cuando era joven se ganaba la vida en la universidad pasando informes sobre los estudiantes politizados: “me han contado que este cabrón empezó de social, cuando Franco, denunciando gente” (pág. 174), escribe el terrorista que vigila al inspector, lo que nos da idea de la amenaza de atentado.
En el aspecto profesional es un policía concienciado y entregado a su trabajo. Él es el que lleva el peso de la investigación del crimen con obsesión. El inspector tiene elementos de la novela negra: una vida difícil, un sentimiento de desarraigo y la búsqueda de la verdad en un contexto violento.
El asesino, también innominado. Se puede considerar el antagonista del inspector. Al principio el narrador va dosificando la información sobre el sospechoso, algo habitual en las novelas policíacas. Reitera que el asesino debe llevar el mal impreso en la mirada. Después nos va dando los primeros datos: es un joven moreno, con una mano herida y con una profesión manual.
Luego nos va revelando la identidad del asesino a través de sus actos y pensamientos. Se trata de un personaje atormentado, frustrado y acomplejado por el diminuto tamaño de sus órganos sexuales , por su impotencia, por su oficio de pescadero y por su origen humilde. De su aspecto físico destaca el gran tamaño de sus manos, sus uñas sucias y rotas y sobre todo el olor a pescado que impregna toda su ropa.
En el aspecto moral desprecia a sus padres, consume películas pornográficas y es un reprimido a nivel social, sexual y profesional. Como no es capaz de tener relaciones con chicas normales busca su desahogo atacando a prostitutas o abusando de menores.
Susana Grey es la maestra de la niña asesinada, Fátima, pero su papel es singular, porque va a ser el centro de la trama amorosa con el inspector. Su vida insatisfactoria procede de un fracaso matrimonial con un hombre con el que nunca fue feliz y por la frustración que supone el hecho de que su hijo decida irse a vivir con su padre cuando llega a la adolescencia. Susana es una mujer decidida que lucha por conseguir la felicidad. Ella es la que lleva la iniciativa en la relación amorosa con el inspector. Estamos ante una mujer culta, amante de la literatura y de la música. Frente a los demás personajes, Susana se muestra sensible, culta e inteligente. Ella es el nexo de unión que une a todos los personajes, pues es amante del inspector, amiga del forense Ferreras, profesora de la niña asesinada y cliente del asesino.
El ex marido de Susana muestra el fracaso de unos ideales progresistas mal asimilados y peor llevados. Sólo Susana abandonada por el marido y por el hijo muestra una capacidad efectiva para sobreponerse al fracaso y al miedo a la soledad.
El Padre Orduña, este personaje, viejo sacerdote jesuita y ex profesor del inspector, sirve para poner de manifiesto el contraste entre el franquismo y la transición democrática. Aparece caracterizado como un cura obrero empeñado en conjugar el cristianismo con el comunismo. Es una figura arquetípica de los últimos años de la dictadura. Se trata de un hombre de otra época, la realidad le ha desbordado y no encuentra su sitio en la nueva sociedad.
Su papel en la novela consiste en explicar la infancia del inspector, hijo de un represaliado en la guerra civil al que, como profesor, no ha conseguido transmitir sus ideales. También cumple la función de escuchar al inspector en una confesión laica mediante la que conocemos sus frustraciones y debilidades.
El forense Ferreras tiene dos funciones en la novela, la primera la propia de su profesión: el informe sobre la muerte y la violación de las niñas. Es un profesional cuidadoso y riguroso con su trabajo. La segunda función es la de informarnos del pasado de Susana recién llegada a la ciudad, pues era amigo de su marido hasta que se fuga con su novia.
En cuanto a su carácter se muestra jovial, impulsivo y charlatán.
La mujer del inspector: Este personaje ayuda a comprender la soledad del inspector. Su matrimonio no ha sido feliz y se agrava con los problemas psiquiátricos como consecuencia de la violencia sufrida en el País Vasco. Esto hace que el inspector se sienta responsable de su estado y no se decida a terminar su relación con ella. Ella es el principal escollo para que el inspector sea feliz con Susana Grey. Al final sólo sabemos que los médicos le van a dar el alta.
Fátima es la niña asesinada que el inspector conoce después de muerta por el testimonio de la maestra y por las fotos y vídeos domésticos. Procede de una familia obrera y es la mejor alumna de la clase.
Paula es la segunda niña atacada que sobrevive milagrosamente. Se muestra valiente y con la ayuda del inspector será capaz de afrontar la situación con entereza. El inspector va a establecer una relación muy cercana con ella, que choca un poco con la imagen dura y problemática que tenemos de él. Esto es un síntoma del cambio que se está produciendo en el inspector a raíz de su relación con Susana Grey.

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