Con Anthony J. Close muere hoy un lector maravilloso de El Quijote Close considera en sus trabajos que Miguel de Cervantes no había querido "destrozar" el género caballeresco sino "reformarlo" escribiendo una épica en prosa ideal, tal y como relata en 'Los trabajos de Persiles y Segismunda'.
A lo largo de sus estudios, Close insiste en la mayor afinidad del Quijote con lo que vino después que con lo que hubo antes" y en que, sólo ahora en la edad postmodernista, en la que se ha "logrado matar al autor, sembrar el desorden ahí donde había orden, romper la relación aristotélica de las palabras con las cosas", se está en condiciones de "entender perfectamente, correctamente" lo que propuso Cervantes en 1605.
Frente a las novelas cómicas de su tiempo y las demás narraciones en prosa de tipo cómico,El Quijote mantiene diferencias, ya que en todas las demás, se ve un contraste: en un compartimento las burlas, lo cómico, el estilo familiar, los hechos de la gente menuda, la plebe y en otro compartimento totalmente independiente del primero lo noble, lo grave, los asuntos serios y todo ello en un estilo correspondiente. Cervantes logró fundir las dos cosas.Cervantes adopta un punto de vista interno respecto del género que ataca, en el sentido de que la forma de la burla a expensas de los libros de caballerías conserva mucho del estilo de los tópicos del ambiente de ese género de ficciones y de ello resulta que El Quijote es una obra "mestiza, híbrida", que ocupa una situación intermedia entre, por un lado, una novela épica de aventuras y por otro, una novela cómico-realista desde la que se considera un tipo de determinado de aventuras las caballerescas.
En todas las demás narraciones en prosa de tipo cómico hay una cosa u otra pero nunca ambas a la vez, ya que en el caso de las cómico-satíricas, las picarescas, es insistencia en la sordidez de lo narrado. Otras novelas como el Guzmán de Alfarache o El Quijote de Avellaneda tienen el mismo contraste dentro de la misma obra, es decir, "acusado contraste entre acción principal de corte romántico y los episodios cómicos o a la inversa, nunca ambas cosas a la vez".
Cervantes es un "revolucionario" porque "Se anticipa al género de la novela tal y como evoluciona en Inglaterra y Alemania en el siglo XVIII, donde está la novela concebida como género híbrido,donde encontramos el mismo conflicto de "ilusión y realidad" que existe en el Quijote, es decir, la "doble perspectiva" que Cervantes crea entre el punto de vista ilusionado de Don Quijote y el mundo real, "prosaico y mezquino".
Close cuestiona "de dónde" saca Cervantes esta idea de adoptar una estrategia interna respecto de los libros de caballerías y entiende que Cervantes, como escritor profesional, se ganaba la vida escribiendo literatura de este tipo y quería crear una novela de caballerías "con tal de que se ajustara a las normas de la épica en prosa ideal que él mismo define", de ahí que adopte este punto de vista interno.
A principios del siglo XX había una acusada tendencia a aislar la figura de Don Quijote del resto de su novela, el ejemplo más destacado es Unamuno, quien considera en "Vida de Don Quijote y Sancho" que Cervantes es un tonto genial que no estaba a la altura de lo que escribía y que el significado profundo y real del Quijote se le escapa. Esa polémica la arrinconó Ortega en "Meditaciones del Quijote", de 1914.
"Es extraordinaria la cantidad de novelistas modernos en nuestra edad postmodernista que se confiesan seguidores de Cervantes", añadió Close citando a algunos como Juan Goytisolo, Milan Kundera, Salman Rushdie y "tantos otros".
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