La localización del amor cortés, nobiliaria por tradición, se traslada a los campos de la Mancha y a sus personajes humildes. Un pastor estudiante que trata de cortejar a una pastora independiente es una vuelta de tuerca al tópico del amor cortés que, de forma muy probable, llamaría la atención a los lectores, conocedores de toda la literatura caballeresca, y que produciría un efecto muy risible. De igual forma, el "mal de amores" que padece Crisostomo es exagerado hasta resultar enfermizo. Primero, por la canción/poema que compone para su amada. En ella, lejos de idealizar positivamente a su amada, como hacía el amor cortés, vuelca toda su irá en palabras groseras llenas de despecho. Un aspecto interesante de esta canción es la dedicación, en segunda persona, dirigiéndose directamente a la dama, con la que comienza a mostrar su desprecio. Recuerda a otro poema despectivo, esta vez más cercano en el tiempo, de Jaime Gil de Biedma escrito como autocrítica. Hablo, por supuesto, del conocido e imitado Contra Jaime Gil de Biedma. Ambos poemas, despechados y despectivos, comparten en sus primeros versos esa agresiva segunda persona dedicada. El segundo aspecto es el suicidio. El suicidio por amor no era propio del amor cortés, a pesar de que autores como Dante o Petrarca muriesen figuradamente de amor por Beatriz y Laura respectivamente. La muerte de amor más cercana de la literatura hispana pre-Quijote la encontramos en el suicidio de Melibea tras la muerte de Calisto y, sin embargo, la situación es completamente distinta a lo que encontramos en Crisóstomo. La muerte de Crisóstomo se relaciona más con el amor inalcanzable del joven Werther de Goethe. Ambas historias, pese a sus diferencias históricas, argumentales y estructurales, comparten el trágico final del amor llevado al extremo. No obstante, es en la figura de la dama donde Cervantes rompe el tópico del amor cortés sustancialmente.
Marcela es, como nos hace ver el escritor complutense, la mujer más bella de la zona, deseada por todos y a la vez, temida. Ella, lejos de sentirse alagada o compungida por la muerte del pastor, decide utilizar la razón para sobreponerse a la situación y, fríamente, se defiende de las acusaciones de los pastores sin sentir, según parece, ningún tipo de compasión por Crisóstomo. La distancia emocional que toma Marcela dota al personaje de una profundidad nueva. No es la dama superficial propia del amor cortés, sino una mujer con la suficiente inteligencia emocional como para manejar a la perfección la intensa situación en la que se encuentra. La distancia además proporciona al lector otra pista: quizás tampoco hubo juegos ni secretos propios del amor cortés. Al final resulta que, al igual que le pasa a Alfonso Quijano con los libros de caballerías, que acaba por hacerlos reales hasta sus últimas consecuencias; tal vez Crisóstomo leyó demasiados libros de amor cortés y comenzó a delirar con sus propias ilusiones.Desde luego, Cervantes parece jugar con esa idea al contarnos una historia incompleta a través de comentarios, especulaciones, ambigüedad y, luego, al final, los alegatos de los protagonistas, siendo éstos totalmente contrarios.
Por último, dentro del amor cortés la dama no tiene voz propia, escuchamos sus pensamientos y emociones a través del amante. Cervantes da voz a la dama -o a las damas- del amor cortés canalizando su hipotético discurso en Marcela. De este modo, el autor propone un nuevo punto de vista a toda la lírica del amor cortés y, más que eso, propone que la dama cortejada no corresponde ni espolea el amor de los poetas sino que son ellos los que se hacen sus propias ilusiones. Desde una perspectiva contemporánea, especialmente por nuestra concepción postromántica del poeta, el escenario que propone Cervantes no nos resulta ajeno ni chocante; sin embargo, para sus coetáneos, la historia de desamor de los pastores debió resultar una parodia totalmente exagerada e hilarante.
Por último, dentro del amor cortés la dama no tiene voz propia, escuchamos sus pensamientos y emociones a través del amante. Cervantes da voz a la dama -o a las damas- del amor cortés canalizando su hipotético discurso en Marcela. De este modo, el autor propone un nuevo punto de vista a toda la lírica del amor cortés y, más que eso, propone que la dama cortejada no corresponde ni espolea el amor de los poetas sino que son ellos los que se hacen sus propias ilusiones. Desde una perspectiva contemporánea, especialmente por nuestra concepción postromántica del poeta, el escenario que propone Cervantes no nos resulta ajeno ni chocante; sin embargo, para sus coetáneos, la historia de desamor de los pastores debió resultar una parodia totalmente exagerada e hilarante.
Cervantes tenía clara la intención no sólo de esta pequeña historia sino también de la historia del Quijote: parodiar, romper tópicos, producir risa y suscitar la autorcrítica. En el discurso de Marcela, como un epítome, encontramos los temas principales de la historia del caballero de la triste figura; encontramos el amor, la locura , la libertad y la honestidad. También vemos la ruptura de los tópicos con pastores que hablan de su amor como letrados, a pesar de que sus paisanos, como subraya inteligentemente Cervantes, no paran de emplear vulgarismos. Se nos seduce en el discurso de Marcela con el valor de la libertad y de la honestidad. Y por último, aunque yo creo que con cierta ironía, se critica la figura de la mujer en el amor cortés.
Este episodio, como tantos otros del Quijote, demuestra la capacidad cervantina de mezclar la parodia con un corpus ideológico y unos conocimientos literarios profundos y complejos. En él, en definitiva, se concentran muchos, casi todos, los rasgos que hacen de la obra de Cervantes la "primera" novela moderna: inter y metatextualidad, parodia, extensión de la forma y el género y un empleo magnífico de los puntos de vista.
(Este texto, junto a otro complementario sobre el Quijote como primera novela moderna, lo escribí para la asignatura Retórica cultural, comunicativa y literaria bajo la supervisión del catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Tomás Albaladejo. Si os ha interesado la historia de la pastora Marcela, la podéis leer completa por aquí)
Este episodio, como tantos otros del Quijote, demuestra la capacidad cervantina de mezclar la parodia con un corpus ideológico y unos conocimientos literarios profundos y complejos. En él, en definitiva, se concentran muchos, casi todos, los rasgos que hacen de la obra de Cervantes la "primera" novela moderna: inter y metatextualidad, parodia, extensión de la forma y el género y un empleo magnífico de los puntos de vista.

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