Caballeros 1

lunes, 1 de abril de 2019

Las calles de arena.

Novela gráfica en la que el protagonista recibe un ultimátum por parte de su novia: puede optar por seguir en su mundo de ficciones o comprometerse de una vez con el mundo real. Elige la segunda opción, la que parece razonable y va al encuentro del destino que ya ha empezado a escribir. Pero no lo hace con las manos libres, emprende ese camino cargado de una figura gigante de Corto Maltés, un lazo con el mundo imaginario que todavía no quiere romper. Tiene poco tiempo para llegar a la cita con su novia, así que decide tomar una ruta alternativa por el barrio de arena y se adentra en un universo misterioso y surrealista del que no podrá salir. En él se verá obligado a refugiarse en el hotel La Torre, que podría identificarse con el infinito hotel de David Hilbert, y que guarda un parecido asombroso con la Torre de Babel del pintor flamenco Pieter Brueghel. En él, verá sus temores personificados en los inquilinos más variopintos: los amores imposibles y no correspondidos de la Sr. Esther, el Sr. Rueda y el Sr. Rosendo de los Vientos; la inseguridad del Coronel Francisco Piedra, la soledad de la cartera oficial del barrio Blanca; el miedo a la muerte del Sr. Soto, el de perder la memoria del Conde Diógenes y, finalmente, la angustia que siente por no ser capaz de salir de este nuevo escenario y recuperar su vida, por haberse convertido en un hombre sin nombre.
Pero la convivencia y el trato con los diferentes personajes le cambian. Las calles de arena, fantasmagóricas y opresoras en un inicio, se convierten en un hogar posible, la pesadilla evoluciona a sueño y conduce a un final tan magistral como coherente.

“Las calles de Arena” esconden una gran cantidad de referentes literarios. En su texto se aprecia la huella de los escritores más destacados que trataron la convivencia entre fantasía y realidad. Para empezar, el título del texto se basa en el relato de Borges El libro de arena, y otros de los literatos que se vislumbran son Cortázar, Kafka, Carroll, Ionesco, García Márquez, Poe, Melville o Beckett. Pero bebe de más fuentes. La científica viene por parte de El hotel infinito de David Hilbert

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