Un ganadero huye al monte tras agredir a guardias civiles
El hombre salió de su casa de Vilasantar con una horquilla al ver que los agentes se llevaban las vacas que tenía abandonadas
Vilasantar / la voz,
21 de enero de 2016.
El
ganadero de Vilasantar Manuel Suárez supuestamente intentó agredir ayer
con una horquilla de manipular la hierba a los agentes del cuartel de
la Guardia Civil de Curtis. No logró alcanzar con el apero de labranza a
ningún miembro de la Benemérita, pero sí le causó daños físicos a dos
de los guardias debido al cuerpo a cuerpo que mantuvieron. Tras el
enfrentamiento, el hombre huyó por los montes de la zona y está siendo
buscado por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
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El problema no es de ayer. Ya viene de lejos debido
al comportamiento de Manuel Suárez con respecto sus vacas, «que las
tiene completamente abandonadas en el lugar de Cezar. Ni les da de
comer, ni las ordeña, y campan a sus anchas por los prados de otros
vecinos e, incluso por las carreteras de la zona siendo un riesgo
gravísimo para los conductores y peatones que circulan por la zona»,
señalaron fuentes próximas a la investigación y vecinos que denunciaron
la situación.
Después de varias quejas, la vaquería fue visitada
por inspectores del Ayuntamiento y por agentes del Servicio de
Protección de la Naturaleza (Seprona), de la Guardia Civil. Su informe
fue demoledor: en noviembre del 2015 tenía 112 vacas en una cuadra con
capacidad para 24, sin sala de ordeño, los animales sufrían mastitis e
incluso los técnicos dijeron que su carne no era apta para el consumo
humano debido a la atrofia muscular que presentaban, indicaron los
veterinarios. Además, los agentes también levantaron acta del lugar
donde dormían las vacas, «sobre un gran volumen de excrementos».
Vacas muertas
Además, los denunciantes indicaron en mayo del 2015
que Manuel Suárez «soltaba las vacas para que campasen a sus anchas por
las praderas de los demás, sin prestarle la mayor atención».
Este comportamiento del ganadero puede estar detrás
de la muerte de varias de sus reses, «unas 47 vacas muertas entre
septiembre del 2014 y agosto del 2015», según los registros de la
Consellería de Agricultura.
El ganadero culpó a los vecinos y a la Xunta «de
persecución», pero las investigaciones demostraron que las denuncias no
eran falsas «y ayer se descubrió toda la verdad, los 50 animales que le
quedaban estaban desnutridos, sin ordeñar... muriéndose», indicaron
fuentes de la investigación. De hecho, cuando llegaron los equipos de la
Xunta para recoger a las vacas, estas vagaban famélicas por los prados
de la zona. Ahora solamente queda dar con Manuel Suárez para presentarlo
ante un juez.
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