Por John Malkovich
El Instituto Internacional del Teatro-ITI de la UNESCO me ha honrado con su petición de realizar este mensaje en la conmemoración del 50 aniversario del Día Mundial del Teatro. Voy a dirigir estas breves consideraciones a mis compañeros del teatro, mis pares y camaradas.
Que vuestro trabajo sea convincente y original. Que sea profundo, conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia. Que superéis la adversidad, la censura, la pobreza y el nihilismo, algo a lo que, ciertamente, muchos de vosotros estaréis obligados a afrontar. Que seáis bendecidos con el talento y el rigor necesarios para enseñarnos cómo late el corazón humano en toda su complejidad, así como con la humildad y curiosidad necesarias para hacer de ello la obra de vuestra vida. Y que sea lo mejor de vosotros - ya que será lo mejor de vosotros, y aun así, se dará sólo en los momentos más singulares y breves - lo que consiga enmarcar esa que es la pregunta más básica de todas: “¿Cómo vivimos?” ¡Buena Suerte!
Cuando apenas, al sol, con semblante escarlata
le da el último adiós la bella aurora en lágrimas,
Adonis se dispone al placer de la caza,
a la que tanto ama, que del amor se mofa;
mientras Venus, enferma de deseo, le acosa 5
y cual audaz amante, trata de enamorarle.
«Tú, tres veces más bello, que yo soy» le declara.
«Cuya flor y dulzura, ciegamente ama el prado,
que a las ninfas empañas, y que eres como el hombre,
más blanco que las rosas y las propias palomas. 10
Te hizo un día Natura, con ella en competencia
para decirle al Mundo que con tu muerte acaba.
Baja de tu caballo, portento de hermosura,
sujeta su cabeza al fuste de la silla
y si este favor me haces, por ello, te prometo, 15
descubrirte mil veces los secretos más dulces;
siéntate junto a mí, donde no haya serpientes
silbando alrededor, mientras te beso amante,
sin que tu labio sienta, que se apaga este fuego,
que sentirás más ganas entre tanta abundancia, 20
pasando del rubor a la albura al instante,
que diez besos serán cual uno y como veinte:
Que un día de verano será como una hora
derrochada entre gozos donde el tiempo se pierde.»
Después de esto le toma, su sudorosa mano, 25
tan llena de vigor y de vitalidad,
y temblando de ardores, le nombra como bálsamo
terrenal soberano, que hasta las diosas cura
y ya en pleno delirio su anhelo le da fuerzas,
para bajarlo ciega y audaz de su caballo. 30
Sobre su brazo cuelgan las riendas del corcel,
mientras el otro abraza al dulce y tierno joven,
que con rubor y enfado y con frío desdén,
indiferente al juego no expresa algún deseo;
ella ardiente y roja cual relumbrante brasa, 35
él rojo de vergüenza, pero incapaz de amarla.
Se trata de un trabajo enmarcado en el género poético que, según ciertos datos históricos, fue publicado por primera vez en 1593. Las estrofas que componen a este poema que Shakespeare quiso dedicarle a Henry Wriothesley, el conde de Southampton, están formadas por seis versos y poseen, por lo tanto, un perfil renacentista italiano. En ellos, el autor narra los esfuerzos de Venus por conquistar al joven Adonis, quien no se cansa de rechazar sus acercamientos.
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