Caballeros 1

jueves, 5 de noviembre de 2020

Los componentes del terror.

 


https://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-especial-literatura-terror/5703777/

El terror como género tiene algunos elementos en común que te vendrá bien conocer. Las grandes historias de terror comparten estos cinco lugares comunes:

  1. Narran historias de personajes malvados. No todas las historias de terror contienen elementos sobrenaturales —aunque Lovecraft asegurase que sí—. Existen grandes historias de terror como la Patrick Bateman en American Psycho o la de Norman Bate en Psicósis, que no contienen ningún elemento sobrenatural o paranormal. Por tanto, el terror proviene de personajes malvados. Algunas veces el personaje puede convertirse en un lugar, este sería el caso de las casa encantadas —como Hill House, el hotel Overlook o la mansión Belasco—. Por supuesto, ese personaje malvado puede ser incluso un simple objeto como en la pata de mono del cuento de W. W Jacobs.
  2. Los hechos narrados son siempre peligrosos, amenazadores o malvados. Siempre existirá una sensación de miedo, amenaza o asco. En una historia de terror, las cosas pocas veces son lo que parecen. Existirá siempre la sensación de que hay algo más, algo que se nos está escapando.
  3. Son intensas. La base del terror son las sensaciones intensas. Esto ayuda a crear en el lector la sensación de que todo lo que está sucediendo acabará superando a los personajes.
  4. Contienen oscuros giros argumentales. Al contrario de lo que sucede en Scooby Doo, los fantasmas y los monstruos aquí son muy reales y peligrosos.
  5. Tienen que sumergir al lector en lo macabro. El terror juega con situaciones morbosas, con ciclos de violencia y muertes. Zombis, vampiros y amigos muertos que regresan son la base de muchas historias.                                                      El Terror arrastra siempre un componente trágico.De la tragedia podemos aprender algunas cosas interesantes:
    • Los actos de crueldad rara vez quedan impunes. Tenemos un buen ejemplo en Carrie de Stephen King, que explota sus poderes debido a los constantes abusos de su madre y de los chavales del colegio.
    • Todo tiene más de una explicación. Por ejemplo, esa casa al final de la calle. La que lleva años abandonada, puede que nadie la compre debido a la crisis económica o puede que sea porque está maldita y nadie aguanta mucho tiempo en ella.
    • Tomar decisiones valientes, muchas veces deja a los personajes expuestos a los peores males. Casi siempre que se toma una decisión de este tipo, el resultado acaba siendo la muerte.

    El terror depende de muchas cosas: de las decisiones de los personajes, de la situación, del momento… En el corazón del terror yace al certeza de que cada acción tiene una reacción; si durante el ataque de los muertos vivientes decides salir al jardín, ya sabes que una horda de zombis acabará devorándote; por supuesto, salir a un jardín en mitad de una horda zombi puede ser un elemento trágico, quizá la familia de esa persona haya muerto a causa de la enfermedad y él decida que ya no quiere seguir viviendo… En ese caso, esa acción sería un fuerte golpe para el lector.

  6. El objetivo de escribir terror es asustar a la gente. Incluso en otros sub-géneros donde el terror es secundario —obras como Cumbres Borrascosas—. El objetivo de introducir elementos de terror es causar miedo en el lector. Para hacerlo, solo tienes que pensar en las cosas que suelen darnos miedo.

    Según varios estudios una de las cosas que más miedo nos da es el dentista. Y no me extraña. Cuando estamos en esa silla, con la boca abierta y anestesiados, perdemos el control de la situación. Estamos a merced de una persona a la que apenas conocemos. Si alguno de vosotros ha visto el clásico de videoclub El Dentista, sabrá de lo que hablo. El dolor de muelas y el dolor dental en general, es uno de los peores dolores que existe, si a eso le sumas estar a merced de una persona que no conoces y que podría ser un psicópata…

    Asustar al lector aumenta el ritmo de la narración y crea tensión, que es necesaria para mantenerlo enganchado. Aunque no puedes asustar sin más, cada susto debe tener una razón. Cada situación terrorífica necesita un motivo, aunque el lector no debería conocerlo.

    Te dejo una lista de terrores comunes. Si quieres, como ejercicio para mejorar, coge esta lista y trata de entender por qué nos dan miedo esas cosas. En la mayoría de los casos se trata de miedo al daño físico o psicológico, aunque hay terrores de muchas clases. En realidad, existe un miedo muy adentro para cada uno de nosotros.

    • Miedo a los animales.
    • Miedo a las alturas.
    • A la oscuridad.
    • Miedo a los desconocidos.
    • A lugares extraños.
    • Miedo a los payasos.
    • Miedo a lo que desconocemos.

    Piensa en cómo puedes usar esos temores comunes en tu historia de terror. Algunos de estos miedos suelen ser más explotados que otros, así que trata de darles una vuelta de tuerca. Toma una fórmula o un cliché del terror y hazlo tuyo. En Cujo, Stephen King juega con algo tan simple como el miedo a los perros, convirtiendo una situación convencional en un auténtico drama. Lovecraft, por ejemplo, basó gran parte de su producción literaria en su aversión al mar 

  7. El miedo tiene muchos niveles. Aunque solemos confundirlo y usarlo indistintamente, miedo, horror y terror son cosas diferentes. El horror describe un sentimiento intenso, algo mucho más profundo que el terror. El horror es angustia, asco y repulsión. El terror es, simplemente, un estado muy intenso de miedo. Ambos tienen su espacio en la escritura.

    Stephen King, en su obra Danza Macabra, trata el tema de los niveles de miedo. Nos dice:

    Primero trato de asustarte, si eso no funciona, trataré de aterrorizarte. Si en última instancia, tampoco lo consigo, buscaré el horror; el asco. No estoy orgulloso, pero funciona así.

    Lo que trata de decir King es que el asco, ese momento gore, es lo más simplón. El miedo es la forma más perfecta, pero también es la más complicada. Muchos autores noveles, incapaces de pulsar la tecla del miedo, recurren al asco. Está bien, pero no deberías sentirte orgulloso de ello.

    El miedo, en su forma más perfecta, tiene que destilarse. Para asustar al lector tienes que jugar con la anticipación, tienes que dejar ver esa sombra que se acerca a tu protagonista, sin que este se dé cuenta de lo que está pasando. El miedo es lento, necesita filtrarse poco a poco. 

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