Caballeros 1

lunes, 1 de octubre de 2018

La novela científica.




En la época en la que se escribe la historia de El misterioso caso del doctor Jekyll y Mister Hyde había teorías penales y forenses muy curiosas. Varias escuelas de pensamiento encabezadas por Cabanis, Pinel, Esquirol y sobre todo Morel consideraban que el criminal tenía unas características físicas concretas y que era una determinada forma de degeneración hereditaria en el individuo o incluso en su familia. La criminalidad se heredaba. Posteriormente Cesare Lombroso en Italia desarrolló en 1876 su tratado titulado “Tratado antropológico del hombre delincuente” en el que refundía todas estas teorías y que se puede considerar como el nacimiento de la Criminología como ciencia. No es extraño, pues, que Stevenson aplicara estas teorías tan en boga para crear su personaje malvado. En él se dan los rasgos físicos identificables como criminal: es mas bajo que su original, produce una sensación indefinible de repulsa e incluso una deformidad que le hace andar encorvado.
   Es evidente que la pócima de Jekyll es una alegoría al respecto. En la época victoriana se empezaba entre la alta sociedad a coquetear con la droga. Las malas lenguas hablaban de la adicción a la morfina del propio Stevenson, lo que daría una perfecta excusa para advertir, en forma alegórica, de los perjuicios que pudiera ocasionar el consumo de estupefacientes. Otro personaje novelesco de la época, Holmes, es un adicto a la cocaína y Jekyll-Hyde lo es a la pócima que le trasforma. Se aprovecha también así la posibilidad de evadirse de la rígida moral victoriana. Un caballero no podía dedicarse a según que cosas -fiestas, salidas nocturnas etc.-, por lo que la droga de trasformación permite al personaje, con moral intachable, desembarazarse de su personalidad original y conseguir lo que su otro yo le impide y que consiste en disfrutar de la vida a toda costa. Sin embargo la moral queda a salvo pues esa evasión de la realidad, consecuencia de la droga, es castigada pues Hyde, después de “engancharse”, que diríamos ahora, no puede revertir otra vez en Jekyll, por lo que es condenado a permanecer en el cuerpo deforme. Constituye un aviso moral sobre la adicción a las drogas.

Para ampliar. Mujeres finiseculares: https://www.20minutos.es/noticia/2020075/0/te-y-morfina/mujer-paris-fin-de-siglo/exposicion/

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