Caballeros 1

viernes, 27 de mayo de 2016

El Pozo.

EL POZO (Luís Mateo Dïez)


Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después, mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en su interior. "Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.

Mirando más allá.
En algunas cofradías iniciáticas, el pozo abundante, es decir, el que no es estéril porque contiene agua, es símbolo del alma humana y siendo el líquido, el esotérico conocimiento que se ha de beber, sin temer a la oscuridad del conducto que espera nuestro descenso, antes de arribar a su base húmeda. Sus bordes son las fronteras entre los límites del consciente y del sub-consciente. El espacio silencioso y oscuro del pozo y las paredes que lo encierran, se conciben como un estrecho sendero de misterio que es inevitable recorrer, mientras que en el origen de su profundidad, rebasando sus aguas, se percibe el umbral del atávico Infra-Mundo.
los pozos, las aguas de su fondo y el espíritu divino que las protegía, tuvieron varios cometidos. De esta manera se pensaba que había Pozos de Sanación, Pozos de Deseos, Pozos Oraculares y hasta Pozos de Maldición, donde los peticionarios, solicitaban la intervención favorable del espíritu divino que albergaba el pozo, para curar dolencias o enfermedades, o aliviarlas al menos, para pedir vaticinios, ayuda o asistencia en algún asunto o para pedir justicia o venganza.
Los rituales que se realizaban para tales fines consistían en rodeos de tres o nueve vueltas alrededor del pozo, siempre en deosil (en la dirección del sol), beber, bañarse o mojarse, incluso llevarse el agua para después rociar hogares, parientes y animales. Como agradecimiento se dejaban ofrendas variadas como prendas o retazos de tela colgadas en las ramas de los árboles o en los arbustos cercanos al pozo o arrojaban como exvotos, objetos diversos al fondo del pozo. Árboles y arbustos que adquirían una sacralidad extra, por el hecho de haber crecido, próximos o colindantes a un pozo sagrado.
Otros de los rituales que en tiempos pre-cristianos se realizaban en algunos de esos pozos, era el de beber de esa agua sanadora que se hallaba vinculada al Otro Mundo, en un recipiente especial hecho con el cráneo de una cabeza humana cortada, con el objetivo de crear una lazo directo con los espíritus de los fallecidos que se creía, ya estaban en ese Otro Mundo.
   Si quieres saber más del significado del pozo en el mundo celta, aquí:



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