1.-
Localiza los siguientes textos y explica las caracteristicas del
género y período en el que se encuadran
A.-
Sonata de otoño
(fragmento) " Llegué hasta su alcoba, que estaba abierta. Allí la oscuridad era misteriosa, perfumada y tibia, como si guardase el secreto galante de nuestras citas. ¡Qué trágico secreto debía guardar entonces! Cauteloso y prudente dejé el cuerpo de Concha tendido en su lecho y me alejé sin ruido, En la puerta quedé irresoluto y suspirante. Dudaba sí volver atrás para poner en aquellos labios helados el beso postrero: resistí la tentación. Fue como el escrúpulo de un místico. Temí que hubiese algo de sacrílego en aquella melancolía que entonces me embargaba. La tibia fragancia de su alcoba encendía en mí, como una tortura, la voluptuosa memoria de los sentidos. " |
B.- La Regenta (Fragmento)
Saludó
Mesía de lejos y no vaciló en acercarse a la Rinconada,
hasta llegar debajo del balcón de la Regenta. El estrépito
de los cascos del animal sobre las piedras, sus graciosos
movimientos, la hermosa figura del jinete, llenaron la plaza
de repente de vida y alegría, y la Regenta sintió un soplo
de frescura en el alma.
¡Qué a tiempo aparecía el galán! Algo sospechó él de tal oportunidad al ver en los ojos y en los labios de Ana una dulce, franca y persistente sonrisa.
Don Álvaro estaba pasmado, y si no supiera ya por experiencia que aquella fortaleza tenía muchos órdenes de murallas, y que al día siguiente podría encontrarse con que era lo más inexpugnable lo que ahora se le antojaba brecha, hubiese creído llegada la ocasión de dar el ataque personal.
Pero ni siquiera se atrevió a intentar acercarse, lo cual hubiera sido en todo caso muy difícil, pues no había dónde dejar el caballo en la plaza. Lo que hacía era aproximarse lo más que podía al balcón, ponerse en pie sobre los estribos, estirar el cuello y hablar bajo para que ella tuviese que inclinarse sobre la barandilla si quena oírle, que sí quería aquella tarde.
¡Qué a tiempo aparecía el galán! Algo sospechó él de tal oportunidad al ver en los ojos y en los labios de Ana una dulce, franca y persistente sonrisa.
Don Álvaro estaba pasmado, y si no supiera ya por experiencia que aquella fortaleza tenía muchos órdenes de murallas, y que al día siguiente podría encontrarse con que era lo más inexpugnable lo que ahora se le antojaba brecha, hubiese creído llegada la ocasión de dar el ataque personal.
Pero ni siquiera se atrevió a intentar acercarse, lo cual hubiera sido en todo caso muy difícil, pues no había dónde dejar el caballo en la plaza. Lo que hacía era aproximarse lo más que podía al balcón, ponerse en pie sobre los estribos, estirar el cuello y hablar bajo para que ella tuviese que inclinarse sobre la barandilla si quena oírle, que sí quería aquella tarde.
Clarín,
La Regenta, Madrid, Ed. Salvat, 1965
2.-
Evolución del personaje de Don Juan en ambas novelas.
3.-
Características del teatro romántico. Ejemplifica con Don Juan
Tenorio.
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