Caballeros 1

jueves, 15 de octubre de 2015

Sobre La nochebuena de 1836. Fígaro.


Lee el artículo AQUÏ
http://www.ensayistas.org/antologia/XIXE/larra/larra14.htm
Larra (1809 - 1837), el más moderno y más vigente de los románticos, tiene una visión del mundo completamente romántica por su pensamiento desgarrador y el conflicto irresoluble entre sus ideales y la realidad de la sociedad española. Toda su vida está marcada por la visión crítica de la sociedad de su tiempo y por sus desdichas sentimentales. Excepcional testigo de su época.
Larra, influido por su educación francesa (clasicismo y enciclopedismo) y como convencido liberal y progresista, odió rabiosamente el absolutismo de Fernando VII y la opresión reinantes; su obra y su vida dan testimonio, como pocas otras, de una lucha incansable y auténtica por la libertad social y política de España.
Su actividad literaria, a excepción del drama titulado Macías y de una novela, El doncel de Don Enrique el Doliente, se centra en sus artículos de costumbres, político-sociales, y de crítica literaria y teatral, en los que interpreta las causas de la decadencia española. A él siempre quedarán asociadas estas palabras "escribir en Madrid es escribir un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla como en una pesadilla abrumadora y violenta". O estas otras: "En cada artículo entierro una esperanza, una ilusión".
Larra subtitula el artículo La Nochebuena de 1836 de la siguiente manera Yo y mi criado, y añade “Delirio filosófico”. Al igual que el artículo anterior titulado Día de Difuntos de 1836, es este uno de los escritos más terriblemente pesimista de Larra. En efecto ese delirio filosófico que le avasalla la Nochebuena de 1836 le conduce a un autoanálisis y a una autocrítica sin concesiones. La comparación que hace entre él y su criado es el símbolo del enfrentamiento, del conflicto que se desarrolla dentro de sí mismo, entre lo que es y lo que quisiera ser. El mismo Larra revela el símbolo al escribir: y quedamos dentro casi a oscuras yo y mi criado, es decir, la verdad y Fígaro y termina interrogándose sobre el mañana Recuérdese que el trece de febrero Larra se suicidaba y que este artículo fue publicado el 26 de diciembre de 1836 en el periódico El redactor general.
Una constante de la visión del mundo y de los hombres expresada por Larra a lo largo de sus artículos es el pesimismo. Pero si este pesimismo en sus primeros artículos es constructivo, parte de esa visión negativa del mundo para luego proponer cambiar la situación, a medida que transcurre el tiempo y evolucionan sus artículos vemos a un Larra cada vez más profundamente pesimista, también más radical, es decir, más exigente, pero por desgracia ya entregado a la total desilusión, carente del menor atisbo de optimismo o espreranza.
En efecto, en sus últimos artículos Larra es un hombre absolutamente dominado por el desengaño. En este sentido Día de Difuntos de 1836 (artículo que precede al que nos ocupa) es ya un texto clave para entender esta fase final de la trayectoria ideológica - sentimental de Larra. En él presenta a Madrid como un inmenso cementerio, sus calles, sus casa y sus gentes son sepulcros y no necesitan salir fuera de la ciudad para visitar los cementerios. y como termina diciendo, también su corazón es un cementerio porque en él yace la esperanza.
La Nochebuena de 1836, ese “delirio filosófico” sobre la humanidad y sobre sí mismo es, a nuestro juicio, aún más desesperado, porque es ya el patético reconocimiento de un hombre que no ha encontrado en la vida nada de lo que buscaba: la felicidad, la justicia, la verdad. Y que al final, después de dudar de sí mismo sólo se interroga por un mañana fatídico.
El suicidio será la respuesta a tan profundo desengaño, apenas un mes y medio después de que escribiera dicho artículo.
Procedimientos textuales:
- Introducción de forma general del tema que pretende abordar.
-Desarrollo apoyado en ejemplos concretos más o menos desarrollados, con anotaciones frecuentes de detalles y alusiones a otros temas, por asociación.
- Conclusión conforme a la ideología y a la postura vital del autor.
Los procedimientos textuales son: la exposición, la narración con frecuentes diálogos, la descripción y el comentario del autor. La originalidad literaria de Larra se encuentra precisamente en:
- por un lado, en la habilidad y en el sentido de composición textual, de ritmo y de eficacia comunicativa con que supo conjugar y distribuir aquellos procedimientos.
- por otro, como Larra se pone como sujeto de la enunciación textual; su forma de comportarse dentro del texto, el matiz tan personal que ello le da; el uso tan personal de la ironía y su actitud crítica que se acentúa por ese uso de la primera persona.
Para empezar Larra se presenta como protagonista o como espectador de lo que dice: su enunciación se hace siempre en primera persona, lo que hace que el compromiso de Larra con el texto sea total.
La Nochebuena de 1836 comienza hablando de sí mismo: El número 24 me es fatal... y emitiendo juicios personales sobre determinados asuntos: el corazón del hombre necesita creer en algo, y creer mentiras cuando no encuentra verdades que creer...La mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere...
Paralelamente los artículos concluyen con la expresión de un comentario de Larra o de su opinión sobre lo que acaba de exponer.
Por lo tanto, lo mismo al principio que al final - dos momentos estructuralmente determinantes- los artículos de Larra dejan bien clara la relación de dependencia total del texto a su sujeto de enunciación; su compromiso total con lo dicho.
Procedimientos en el desarrollo de la Hª:
- Larra como protagonista de la historia que narra.
- El comentario constante de Larra a lo que está narrando y exponiendo. Así, sus artículos son la expresión literaria de una determinada actitud moral frente a un mundo que no solo le niega la realización de su ideal de vida, sino que contradice totalmente dicho ideal.
Pues bien, tanto la visión social de Larra como la política se transmiten en general a través de la ironía -en forma oblicua y corrosiva de crítica más o menos mordaz, más o menos satírica-, que Larra utiliza para mostrar:
- A la sociedad corrompida y vacía.
- Como método de análisis de esa realidad.
El lenguaje de Larra es simbólico y metáforico, cargado de recursos, de ironía, lo que le permite esa acentuadísima agudeza crítica y la exposición de temas morales, políticos, metaliterarios desde una perspectiva originalísima y muy personal que hacen de Larra un autor de primera línea

No hay comentarios:

Publicar un comentario