Caballeros 1

sábado, 14 de diciembre de 2013

LA FUNDACIÓN




LA FUNDACIÓN

Esta obra pertenece al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, la obra se estrena en 1974, momento en que Buero Vallejo ya contaba con el apoyo y beneplácito del público y de la crítica.
Con la obra Vallejo pretende provocar una catarsis en el espectador y que este reflexione sobre el cruel mundo de la prisión, la cárcel, la tortura, la delación y la muerte. Con todo, el principal valor de la obra es su perdurabilidad en el tiempo.

  1. Técnicas y recursos dramáticos en La Fundación
La obra cuenta con múltiples acotaciones que tienen gran relevancia, pues la presencia y posterior ausencia de elementos explican el paso desde la supuesta fundación hasta la cárcel real y son fundamentales para entender el desarrollo de la obra. Es, precisamente, a partir de la desaparición de elementos o la aparición de otros cuando Tomás cobra conciencia de su  verdadero estado.
Pero si  algo caracteriza esta obra como el resto de las obras de Buero es el uso  del llamado Efecto inmersión: el espectador es “engañado” por el autor que lo hace participar, ve los pensamientos de uno de los personajes, Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre; el público, de la mano de Tomás, se traslada desde la apacible situación inicial de esta fundación idílica, hasta el desvelamiento final de la celda, de la que nunca se ha salido. Por otro lado, la obra no sigue la división tradicional en tres actos que se corresponden con presentación- nudo- desenlace, sino que se divide en dos partes, divididas a su vez en dos momentos y  prescinde de la división en escenas El propio Buero ha definido la obra como “fábula en dos partes” y esta división se corresponde con la locura de Tomás y su “curación” Quizás el motivo por el que se prescinde del primer acto y la acción se nos presenta “in media res” sea el hecho de que si hubiese primer acto, en este se nos deberían presentar los personajes, y tendríamos que saber algo de su situación y sus circunstancias, con lo que el factor sorpresa desaparecería y el efecto inmersión no tendría sentido
.
La obra tiene un final abierto: no sabemos si los personajes que quedan vivos al final de la obra (Tomás y Lino) son llamados a declarar, y de ahí a la celda de castigo, desde donde tienen una opción de escapar, o si serán ajusticiados como Tulio. La obra también presenta una estructura circular dado que reaparece el “mayordomo” disponiendo las “suites” para futuros “huéspedes”  llevándonos de nuevo a la situación inicial. Con ello quizás el Buero más universal deje entrever que tras una “fundación” siempre habrá otra, que siempre habrá alguien, o una Institución,  en algún lugar, anulando personalidades y coartando libertades.

Los  diálogos son rápidos y fluidos lo que proporciona ritmo a la obra.  No obstante  hay algunas intervenciones más largas y morosas, aquellas en las que  el autor deja caer su opinión sobre algunas actitudes que pueden suscitar polémica.




  1. Análisis de los personajes de La Fundación
TOMÁS es quien soporta todo el peso de la obra y gracias a él los lectores o los espectadores conocen el significado pleno del drama. Tomás nunca abandona la escena. Cree residir en una moderna fundación, becado junto a sus compañeros para desarrollar investigaciones varias. Poco a poco irá percibiendo la dolorosa realidad. Recupera el juicio por completo al final de la obra.
ASEL Al igual que Tulio, ha superado, como hombre de acción, los límites de los “activos” y, como los “contemplativos”, es capaz de soñar con un mundo mejor e intentar transmitir sus deseos a los demás.  Es quien impulsa la acción dramática: es él el que ha ideado la terapia para que Tomás vuelva a la realidad, y es él quien ha preparado el proyecto de fuga. Pero además, Asel confiesa en la segunda parte que él también ha delatado a sus compañeros en el pasado y eso costó, al menos, una vida. Finalmente, la máxima tensión dramática de la obra llega cuando Asel decide suicidarse para no hablar y hacer posible aún la fuga de sus compañeros Tomás y Lino.La actitud final de Asel, al igual que la de Tulio, parecen contagiadas por la fantasía de Tomás, como si de un proceso de “quijotización” se tratase. Asel afirma dos veces que el paisaje que veía Tomás es verdadero. El propósito de esto es sugerirnos que debemos soñar con ese mundo idílico, que debemos luchar por esa aspiración a algo absoluto y imposible, tal como han hecho siempre los “contemplativos” en las obras de Buero.
TULIO es, en un principio,  colérico, caracterizado por su hosquedad e intransigencia. Pero todo queda compensado por su personalidad soñadora.Tulio se nos presenta con una primera impresión engañosa, ya que al principio se muestra reacio a seguirle la corriente a Tomás, pero acaba siendo el que en mayor grado se identifica con él al final de la historia, por lo que, dada su humanidad, su ejecución resulta más dolorosa.
MAX está caracterizado por su bajeza moral ya que se entrega a fáciles compensaciones a cambio de una traición.
LINO, apático en un principio, hombre de acción más tarde es el que mata a Max.
BERTA es un personaje atípico, fruto de la imaginación de Tomás.
El verdadero sentido de los diálogos de Tomás y Berta no puede ser entendido por el público hasta el final de la obra. Se trata de un desdoblamiento de la personalidad de éste, un reflejo subconsciente que experimenta los primeros atisbos de la realidad.
Cada uno a su manera, estos personajes  representan formas de actuar ante situaciones límite: Asel la asume con dignidad, tolerancia y comprensión; Tulio pasa de la intransigencia a la envidia que siente por Tomás que ha conseguido evadirse de la amarga realidad que los circunda; Lino también es un soñador, inocente; Lino evolucionará de un papel de mero observador a la acción desesperada y Max representa la solución fácil y rastrera: el que vende a sus amigos a cambio de recompensas materiales. Pero estas posturas se revelan insuficientes para escapar del  poder que ejerce la fundación. El desenlace es trágico para la mayoría de ellos, pero el final abierto hace que el espectador, absolutamente conmocionado y conmovido por lo que está presenciando, desea que se resuelva positivamente para los supervivientes y que los lleven a la celda de castigo.
  1. Argumento y temas fundamentales de La Fundación
Desde que se levanta el telón creemos estar ante una serie de investigadores becados por una fundación que les permite trabajar en distintos ámbitos. En este escenario se mueve Tomás, personaje de la mano del cual avanzaremos hasta conocer la realidad. La fundación no existe como tal fuera de la mente de Tomás, que ha construido una realidad paralela para evadirse de la triste realidad: él y sus compañeros se encuentran en una cárcel por motivos políticos. Con la ayuda de sus compañeros y un poco de sobrealimentación consigue recuperar la cordura y asumir la situación que le rodea. Asimismo conocemos el plan de fuga que traman entre unos cuantos presos, plan que se verá abocado al fracaso por culpa de la delación de uno de los compañeros de celda, Max. Uno de los personajes será fusilado a lo largo de la obra, otro de ellos se suicidará para no delatar, bajo presión, el plan de fuga de sus compañeros, el delator será empujado escaleras abajo… Con todo, el final abierto de la obra deja abierta una puerta a la esperanza: unos guardias vienen a llevarse a los dos compañeros que quedan y no sabemos si los conducirán a la celda de castigo- donde quizás puedan llevar a cabo el plan de fuga- o si, por el contrario, los llevarán ante el pelotón de fusilamiento.


TEMAS
La obra pretende que el público medite sobre la libertad y la esclavitud: sobre la opresión que los regímenes totalitarios ejercen sobre los individuos que no se pliegan a sus estrictos códigos de comportamiento. Es la interpretación que mayor fuerza cobró en la época de su estreno, pese a que el franquismo se encontraba ya en sus postrimerías La obra queda así emparentada con En la red, de Alfonso Sastre, al denunciar la brutalidad de prácticas como la tortura, la delación, la represión ideológica y la pena de muerte.

En una línea existencial podemos considerar que la vida es también una cárcel sórdida e interminable en la que permanecemos secuestrados bajo la amenaza omnipresente de la muerte a la espera de que el Ser Supremo o el caprichoso azar decida arrancarnos de nuestro habitáculo terreno. De esa áspera realidad se evaden los hombres -al igual que Tomás- mediante ensoñaciones se dejan alienar por bienes de consumo o cosas amables y apetecibles que les hagan olvidar el destino inexorable.

Aparece también el tema de la amistad y la lealtad, cuyo representante positivo sería Asel, que hace todo lo posible para que se restablezca Tomás, mientras que el polo negativo lo representa Max que vende a sus amigos a cambio de meras recompensas materiales. Hacia la amistad deriva el odio – o enemistad- inicial de Tulio y Tomás cuando ambos ven que comparten destino, ideales y miedos y amistad, aún sin conocerse, hay entre los protagonistas y los otros presos que ayudarán de una forma u otra en su fuga- aunque quizás aquí hubiese mejor que hablar de solidaridad o compañerismo.

El tema de la realidad ilusoria, de la vida como sueño, como apariencia, como fantasía está encarnado en la alucinación de Tomas y se plantea como forma única para tolerar la tortura, el desencanto, la cárcel… de hecho provoca cierta envidia en los demás compañeros que, concientes de su estado, ven cómo Tomás sobrevive, a su manera, en este entorno hostil.

  1. Lugar, tiempo y acción en La Fundación

Por lo que respecta al espacio y tiempo en que se  enmarca la acción, conscientemente Buero Vallejo evita situar su acción en un país y en una época determinada (aunque el espectador puede ver reflejada la época franquista, que el propio Buero vivió con su paso por prisión y condenado a muerte por el régimen franquista). Buero, evitando la censura, plantea la acción en un “pais desconocido”, pero al mismo tiempo consigue universalizar su objetivo: criticar el poder de los gobiernos autoritarios, la represión, la bruteza policial, la censura, la incapacidad de reunirse o sindicarse…dondequiera que estos hechos se produzcan. Con todo, podemos analizar separadamente estos dos elementos.
Lugar: La obra mantiene unidad de lugar, aunque este varíe su configuración a lo largo de la obra. Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás y es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transformación paulatina del escenario.
El tiempo: En la obra no hay indicaciones temporales muy precisas, pero los cuatro “cuadros” en que se divide transcurren, sin saltos cronológicos internos, en pocos días. Toda la obra comprende cuatro días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás.
La historia abarca un tiempo más amplio. A medida que los diferentes elementos del escenario van recuperando su condición carcelaria se suministran al espectador los datos referentes al tiempo pasado y que explican la situación presente: la delación de Tomás, la condena a muerte, etc.
La acción: La historia es suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el protagonista, a medida que éste va pasando de la ficción a la realidad, y se complica rápidamente al final al desvelarse los proyectos de fuga y la nueva existencia de un delator que se resuelve fatalmente. En general la acción no incluye muchas peripecias, al menos hasta el final. Durante toda la primera parte y casi todo el primer cuadro de la segunda, la acción se centra en el progresivo desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por el real. Los únicos instantes de tensión son el descubrimiento del cadáver por los carceleros y la salida de Tulio para su ejecución. En la segunda parte el centro de atención se desdobla debido al plan de fuga y la tensión dramática se concentra en el último cuadro. Estos dos ejes de acción se entrecruzan y se yuxtaponen, y es Asel el desencadenante de ambas.

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