Caballeros 1

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La virginidad en la boda gitana.


importante en la boda gitana



La piedra angular de la ley gitana es la fidelidad a la raza y, su mayor expresión, el acatamiento a la autoridad paterna. Esta solidaridad entre los miembros de una familia se pone de manifiesto especialmente en momentos de crisis, como por ejemplo, cuando un miembro de la familia es detenido. No sólo se esforzarán en reunir el dinero para pagar la fianza, sino que, además, suelen trasladarse cerca de la prisión, aunque esté a centenares de kilómetros de su sitio habitual de residencia para poder visitarle. Conocemos el caso de una familia gitana que se trasladó al Puerto de Santa María acampando frente al penal, para que el padre que estaba preso pudiera verles, aunque fuera a través de los barrotes de su celda.La familia gitana, pues, constituye una sociedad patriarcal endogama, cerrada (los casamientos entre parientes próximos son frecuentes), en la cual la autoridad suprema reside en el padre o en el varón mayor. La subordinación de la mujer gitana al varón -primero, su padre, después, su marido- es total. Eso no impide que la mujer tenga una influencia decisiva en los asuntos familiares -eso sí, siempre y cuando sea madre- La mujer soltera o casada, pero sin hijos es considerada incompleta y, por tanto, está marginada a la hora de tomar decisiones.


Prueba de virginidad


La compra de la novia o el rapto son las prácticas comúnmente achacadas a los gitanos con respecto al matrimonio. La verdad, sin embargo, es menos espectacular. Lo que no puede dar lugar a dudas es que el matrimonio tan sólo se efectúa con el consentimiento de los padres. Los matrimonios son «apalabrados» por los padres de la futura pareja a una edad temprana. La novia suele tener entre once y catorce años, mientras el novio tiene catorce o diecisiete, cuando se casan. A los veinte, una pareja suele tener ya varios hijos.El elemento más importante de la boda gitana es la prueba de la virginidad de la novia. Los padres y familiares de la joven tienen la obligación de vigilar su conducta, para asegurar su virginidad hasta el día de su boda. Existe una costumbre muy arraigada en el pueblo calé -especialmente en Andalucía- que le diferencia de otros gitanos europeos, y es el exigir que la prueba se haga antes de consumarse el matrimonio. Esta prueba la lleva a cabo una experta juntaora o sicobari en casa del novio. La prueba consiste en introducir un pañuelo blanco en la vagina para romper el himen. Las manchas recogidas de esta forma sobre el pañuelo -las llamadas tres rosas- son la afirmación de la pureza. Dice la leyenda que esta costumbre de origen árabe fue práctica común en España hasta la llegada de los Habsburgos y que la reina Isabel la Católica tuvo que someterse a ella antes de su casamiento con Fernando de Aragón.

Existen muchas canciones antiguas en castellano que hacen referencia a las tres rosas y honra de la mujer. Los gitanos las adaptaron y se conoce por el nombre de «alboreas», tal vez porque la prueba suele llevarse a cabo al amanecer.

Una vez «ajuntada», la pareja está casada y no existen más ritos ni ceremonias, aunque en la actualidad muchas parejas acuden a la iglesia para sacramentizar la unión.

Por muy pobres que sean las familias se las arreglan para deslumbrar a sus invitados con dulces, vinos, anís, varios kilos de almendras para tirarles a los novios, y toda clase de comida. Los festejos suelen durar tres o cuatro días durante los cuales los invitados comen, bailan y cantan sin descanso. A medida que se calienta la fiesta le destrozan el vestido a la madrina y los hombres se rajan las camisas, compradas especialmente para esa ocasión. La luna de miel no empieza hasta que se haya marchado el último invitado.

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