Caballeros 1

jueves, 4 de abril de 2013

La poesía amorosa de Josefa Parra.

Hay noches que merecen un nombre más hermoso,
menos cierto.
El paisaje se construye de nuevo
con colores y luces efímeros y amables.
El albero se puebla de seres exquisitos,
de inocentes obsesos, de ambiguos animales.
Debajo de las lonas el cielo continúa,
porque nadie distingue infierno y paraíso
(esas noches incluso se confunden los ángeles)
y se peca de amor, y se ama en pecado.
Cambian las geografías del mundo o de los cuerpos,
nacen países sonoros con nombres de deseo
y surgen hombros, montes, muslos, lenguas, océanos,
que mañana serán, con suerte, un buen recuerdo.

Hay noches cuyo nombre se diluye en alcoholes,
noches de horas fantásticas, borrosas, inconstantes,
que se olvidan quizá tras un plácido sueño
y alguna vez te marcan un estigma en la carne.

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