Traducción de Cortazar; AQUÍ
La "memoria" de Griswold El
día del fallecimiento del escritor apareció una larga esquela en el periódico
New York Tribune firmada por un tal "Ludwig". Esta esquela fue reproducida por
numerosos medios a través de todo el país. Comienza así: «Edgar Allan Poe ha
muerto. Murió anteayer en Baltimore. Esta noticia sorprenderá a muchos, y
algunos se apenarán.» "Ludwig" fue identificado muy pronto como Rufus Wilmot
Griswold, un editor, crítico y antologista que había demostrado gran aversión
hacia Poe ya desde 1842. De cualquier manera Griswold incomprensiblemente logró
convertirse en el albacea literario ("literary executor";) del escritor,
aplicándose a destruir su reputación después de su muerte. Este individuo
escribió con posterioridad un artículo biográfico largo sobre el escritor
titulado "Memoir of the Author" ("Memoria del autor";), con el que encabezó un
volumen de las obras de Poe. Aquí éste aparecía descrito como un ser depravado,
borracho, drogadicto y perturbado, y se aportaban diversas cartas del propio Poe
como evidencia.114 Muchas de sus afirmaciones eran burdas mentiras o verdades a
medias. Por ejemplo, ahora está demostrado que Poe no fue drogadicto. La versión
de Griswold fue denunciada por aquellos que conocieron bien a Poe, pero no pudo
evitarse que se convirtiera en la más aceptada popularmente. Esto ocurrió en
parte porque era la única biografía completa disponible, reimpresa varias veces,
y en parte porque los lectores se entusiasmaban ante la idea de estar leyendo
las obras de un malvado. En cuanto a las cartas presentadas por Griswold como
prueba se demostró pronto que no eran más que falsificaciones
Obra.- Poe escribió cuentos de
distintos géneros, poesía, crítica literaria y ensayo, éste sobre los temas más
variados, además de una novela larga. A lo largo de toda su vida también
escribió numerosas cartas. Influencias La crítica suele coincidir al determinar
las fuentes literarias de las cuales bebió este autor. En sus primeros cuentos
sigue a Boccaccio y Chaucer. También se inspiró en toda la novela gótica
inglesa: Horace Walpole, Ann Radcliffe, Matthew G. Lewis y Charles Maturin,
entre otros. Conoció bien a los góticos alemanes (E.T.A. Hoffmann, el barón
Friedrich de la Motte Fouqué, etc.). De su país fue devoto de los pioneros
Charles Brockden Brown y Washington Irving. Otros autores ingleses que admiró
mucho: Daniel Defoe, Walter Scott, William Godwin y Edward Bulwer-Lytton. En
poesía, se dejó cautivar desde muy joven por Lord Byron. Dentro de este género
apreció bastante la poesía nocturna francesa y germánica, así como a todos los
románticos ingleses: Shelley, Keats, Wordsworth (al que, sin embargo, criticó su
didactismo) y Coleridge. También valoró grandemente a Tennyson. Poe asimismo
conocía bien el trabajo de los más importantes científicos: Laplace, Newton,
Kepler, etc. Pero el autor que probablemente aparece más veces citado en sus
obras es el filósofo inglés Joseph Glanvill. Cuentos Julio Cortázar ordena sus
relatos de acuerdo con el 'interés' de sus temas. «Sus mejores cuentos son los
más imaginativos e intensos; los peores, aquellos donde la habilidad no alcanza
a imponer un tema de por sí pobre o ajeno a la cuerda del autor.» Al
traducirlos, los agrupó en: 1. Cuentos de terror, 2. Sobrenaturales, 3.
Metafísicos, 4. Analíticos, 5. De anticipación y retrospección, 6. De paisaje, y
7. Grotescos y satíricos (id.). Destaca Cortázar lo expresado por Poe en una
carta: «Al escribir estos cuentos uno por uno, a largos intervalos, mantuve
siempre presente la unidad de un libro.» Los cuentos de terror o cuentos góticos
constituyen su obra más conocida y propiamente genuina. En cuanto a su calidad
artística, el escritor y crítico irlandés Padraic Colum afirmó que relatos como
"El barril de amontillado", "El pozo y el péndulo", "La caída de la casa Usher",
"Ligeia", etc., se hallan entre «los mejores cuentos del mundo», mientras que
para el crítico y traductor español Mauro Armiño, «a casi ciento cincuenta años
de distancia, siguen siendo las narraciones más sugestivas del siglo XIX». Ya no
se advirtieron más señales de vida en Valdemar y, opinando que había fallecido,
lo confiamos al cuidado de los enfermeros. En ese momento observamos un intenso
movimiento vibratorio en la lengua. El hecho continuó por espacio quizá de un
minuto. Al terminar este periodo, brotó de las distendidas e inmóviles
mandíbulas una voz que sería una locura intentar describir.
(De "La verdad sobre el caso del señor Valdemar", 1845) El de terror fue un
género que adoptó Poe para satisfacer los gustos del público de la época. Edmund
Wilson subraya los contenidos oníricos y simbólicos en sus relatos. Sus temas
más recurrentes tienen que ver con la muerte, incluyendo sus manifestaciones
físicas, los efectos de la descomposición de los cadáveres ("La verdad sobre el
caso del señor Valdemar";), temas también relacionados con el entierro prematuro
("El entierro prematuro";), la reanimación de cadáveres ("Conversación con una
momia", "La caída de la casa Usher";) y demás asuntos luctuosos. De esta manera,
se ha señalado con frecuencia la obsesión entre necrofílica y sádica del autor,
manifestada en distintos niveles y matices, según los relatos. Krutch, y Wilson
a partir de él, afirman que el atroz sadismo en los últimos cuentos de Poe se
debe a algún tipo de represión emocional. La extraña relación de Poe con su
mujer, Virginia Clemm, y sus sentimientos de ambivalencia ante su enfermedad y
muerte, explicarían el agudo remordimiento que tantas veces afecta a sus héroes.
Otros temas recurrentes en sus historias macabras son la venganza ("Hop-Frog",
"El barril de amontillado";), la culpa y la autopunición ("William Wilson", "El
corazón delator", "El gato negro", "El demonio de la perversidad";), la
influencia del alcohol y el opio ("El gato negro", "La caída de la casa Usher",
"El Rey Peste";), el poder de la voluntad ("Ligeia", "Morella";), la
claustrofobia ("El barril de amontillado", "El entierro prematuro", La narración
de Arthur Gordon Pym), etc. Con motivo de sus primeras publicaciones del género,
la crítica lo acusó de dejarse llevar en exceso por la influencia de la fantasía
alemana, por ejemplo de Hoffmann. A lo que el escritor replicó, en el prólogo a
su libro Cuentos de lo grotesco y arabesco: Si muchas de mis producciones han
tenido como tesis el terror, sostengo que ese terror no viene de Alemania, sino
del alma; que he deducido este terror tan sólo de sus fuentes legítimas, y que
lo he llevado tan sólo a sus resultados legítimos. Muchas de estas obras han
sido encuadradas a menudo dentro del llamado romanticismo oscuro (dark
romanticism), en el que lo acompañaron autores como Nathaniel Hawthorne y Herman
Melville. Este movimiento surgió como reacción al transcendentalismo de la
época, que Poe detestaba. Calificaba a los seguidores de este movimiento de
«Frogpondians» (algo así como ranas de charca, en referencia al estanque de un
conocido parque de Boston) y ridiculizaba sus escritos denominándolos
«gestionametáforas» («metaphor-run)» que incurrían en «la oscuridad por la
oscuridad» y «el misticismo por el misticismo». El escritor, sin embargo, en una
carta a su gran amigo Thomas Holley Chivers, escribió que él no odiaba a los
transcendentalistas, sino «sólo a los sofistas que se cuentan entre ellos». Poe
igualmente dio origen al relato de detectives por medio de sus cuentos
analíticos y de raciocinio: "La carta robada", "Los crímenes de la calle
Morgue", "El escarabajo de oro" y "El misterio de Marie Rogêt", que influyeron
directamente en autores posteriores como Arthur Conan Doyle, cuyo Sherlock
Holmes está inspirado directamente en el Auguste Dupin de Poe (véase Legado e
influencia). Según Mauro Armiño, en estos relatos Poe se aleja bastante de los
usos contemporáneos, que consisten en «perder al lector en una maraña de datos
falsos que oculten precisamente el elemento eje; [...] Poe hace hincapié no en
el burdo despiste del lector: lo que más le interesa es seguir el proceso de
raciocinio que lleva a Dupin -antecedente directo de Sherlock Holmes- a la
resolución del misterio». Esto representa bastante bien un cráneo, y hasta me
atrevería a decir que es un excelente cráneo, conforme a las nociones vulgares
sobre esa región anatómica, y si su escarabajo se le parece, ha de ser el
escarabajo más raro del mundo. Incluso podríamos dar origen a una pequeña
superstición llena de atractivo, aprovechando el parecido. (De "El escarabajo de
oro", 1843)
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