Caballeros 1

martes, 15 de mayo de 2012

Los vampiros y Don Juan. Hablamos de mitos.

Un estupendo artículo sobre el mito del vampiro: AQUÍ
Acaso el primer vampiro surgido del miedo y del deseo fue femenino. En una tradición venida quizá del mito asirio babilonio, la hembra Lilitou, o Lilith o Ardat Lili, que fue esposa de Adán antes de Eva, un día cometió blasfemia y Dios la desterró a una orilla siempre oscura del cosmos, desde donde llegaba por las noches a producir sueños de lujuria en hombres y mujeres y a robarles semen, líquidos vaginales y embriones. Hay vampiros y algunas vampiras en el Satiricón de Petronio, en los relatos de Sheherezada, en cuentos en verso de Goethe y Victor Hugo, en cuentos fantásticos de Hoffman, de Nodier, de Theophile Gautier, del doctor Polidori (secretario o supuesto seudónimo de Lord Byron), en la delirante Smarra de Nodier, en Carmilla de Sheridan Le Fanu, en algún relato de Horacio Quiroga, e incluso en poemas de Baudelaire.
Durante todo el siglo XIX el vampiro floreció literariamente en las mitologías de los románticos, los decadentes y los simbolistas. A través de sus avatares en los relatos escritos, Nosferatu/Drácula es un tenebroso Don Juan, un fatal “macho sombrío” que prefiere vampirizar mujeres más que hombres y que después de seducirlas, las viola mordiéndolas con los grandes caninos simbólicamente fálicos y las hace morir y luego las resucita como inmediatas vampiras dedicadas a su servicio y a su vicio.
El satanismo es una de las condiciones del vampirismo. La elegante figura de Byron, su palidez, su defecto físico, su vida escandalosa en la que destacan el adulterio y el incesto y su muerte apasionada corporifican la leyenda. Es la representación carnal del Don Juan pero su satanismo implacable lo liga con el vampiro y su poesía acaba de redondear el parecido.

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